El mercado de los seguros de salud no es libre

Por Anton Batey. (Publicado el 28 de septiembre de 2009)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí http://mises.org/story/3727.

 

Con el plan sanitario del gobierno amenazándonos, quizá no haya momento mejor para que los estadounidenses entiendan los costes excesivos del sistema de salud y el origen de estos grandes incrementos.

Aunque muchos comentaristas se han dado prisa en acusar al libre mercado de estos costes, el seguro médico en Estados Unidos no es completamente “libre”. Por ejemplo, en Idaho, Maine, Massachussets, Nueva York, Nueva Jersey, Ohio, Rhode Island y Vermont hay regulaciones llamadas “asuntos de garantía”. Éstas obligan a las compañías aseguradoras a aceptar todos lo nuevos clientes, independientemente de sus condiciones previas de salud.

De forma similar, más de otros 30 estados tienen regulaciones menores (aunque muy parecidas) obligando a las compañías a aceptara a todos los nuevos clientes. Esas regulaciones permiten a los individuos a contratar un seguro cuando necesitan cierto tipo de tratamiento de alto coste. Es como dejar a un conductor que causa un grave accidente que contrate el seguro después del accidente y espere que le paguen todas las facturas de reparación de su coche.

En un esfuerzo por protegerse, las compañías preferirían cobrar más a las personas que esperaron hasta estar enfermas para contratar el seguro. Sin embargo, algunos no pueden pagar estos pagos más altos, así que el gobierno ha puesto controles de precios.

Hay también “tarifas comunitarias” que obligan a las compañías de seguros a cobrar la misma cantidad a todos los miembros de un grupo. Maine, Massachussets, Nueva York, Nueva Jersey, Dakota del Norte, Oregon, Vermont y Washington tienen las más severas. Estas leyes de “tarifas comunitarias” fuerzan en la práctica a las compañías de seguros a financiar a la gente en condiciones preexistentes, con el resultado de un gran incremento en las pólizas de la gente sana.

Con la aplicación de las tarifas comunitarias, la prima para una persona de 18 años es igual que para una de 60. A menudo, cuando una persona joven y saludable ve que su prima sube, se da de baja en el seguro, lo que aumenta el porcentaje de gente enferma, incrementando a su vez las primas de los miembros restantes. Estas tarifas comunitarias contribuyen en gran medida al gran número de gente sin seguro y son una d elas razones por las que el servicio de salud en Nueva York y Nueva Kersey son los más caros del país.

Otro aspecto que mantiene altos los precios de los seguros es la cobertura impuesta por el gobierno. Las políticas varían, pero en algunos estados, gente que no bebe alcohol debe contratar cobertura para el alcoholismo, no fumadores deben pagar cobertura de programas contra el tabaco, no consumidores de drogas deben pagar tratamientos a drogadictos, etc. Algunos estados obligan a los consumidores a contratar 50 o más tipos de cobertura obligatoria. Detrás de esta legislación están principalmente los grupos de intereses especiales, compuestos por gente en ciertos campos que quieren expandir el mercado de sus servicios.

Las regulaciones gubernamentales también prohíben que la gente contrate seguros a compañías ubicadas en estados que tienen regulaciones diferentes. Ésta es una evidente barrera de entrada, que disminuye la oferta de compañías de seguros en competencia y aumenta los precios. Como he apuntado antes, cada estado determina las provisiones que las compañías de seguros deben acatar. Esto significa que los reguladores esencialmente otorgan monopolios en cada estado, pues las licencias de seguros deben ser aprobadas por éstos. Las barreras de entrada en el mercado de los seguros de salud son por tanto atroces.

Mientras un mercado sea altamente competitivo y tenga pocas o ninguna barrera de entrada, el que una empresa en concreto adquiera una porción significativa del mercado no siempre se traduce en un mayor poder de mercado. Si fuera fácil a nuevas empresas de seguros médicos entrar en el mercado, sin duda veríamos un gran incremento de éstas en respuesta a los records de beneficios de los pasados años. Por el contrario, el número de compañías de seguros de salud ha ido disminuyendo constantemente a causa de las regulaciones y las barreras de entrada.

El sistema actual de seguro médico ofrecido por la empresa se remonta a la política local durante la era de la Segunda Guerra Mundial. A causa de la política gubernamental, la inflación aumentó antes y durante la Guerra. Como “remedio”, el gobierno impuso topes salariales. En respuesta, las empresas empezaron a ofrecer a los empleados seguros de salud para suavizar el impacto y atraer a trabajadores cualificados.

El gobierno federal no consideró un aumento en los beneficios médicos una violación de estos controles de salarios y en 1943 Hacienda decretó que los beneficios médicos estaban exentos de impuestos para los trabajadores. Después de abolir los topes salariales, los beneficios de los seguros médicos empezaron a considerarse como una norma y no se eliminaron. Por ejemplo, a principios de los 1960, General Motors estaba pagando el 100% de las facturas médicas de sus empleados (incluidos los jubilados).

Así que quien afirme que los altos costes de los seguros médicos los origina el “libre mercado” está mintiendo o muy equivocado.

Hay ciertos grupos que se benefician de estas políticas gubernamentales: los grupos de presión, que evidentemente tienen una gran influencia política y los propios burócratas. Sin embargo, hay muchos más perdedores que ganadores en el actual estado de cosas y añadir más provisiones gubernamentales sólo incrementaría los costes de los contribuyentes y consumidores de seguros.

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Anton Batey es especialista en economía e historia en la Universidad de Wayne State en Detroit, Michigan.

Published Wed, Sep 30 2009 6:58 PM by euribe
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