¿Ver Capitalism o ver Broke?

Por Pia Varma. (Publicado el 7 de octubre de 2009)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/story/3762.

 

Se han estrenado recientemente dos documentales sobre la actual crisis económica. El primero es la película de Michael Moore, Capitalism: A Love Story y el segundo Broke: The New American Dream de Michale Covel.

Dos Michaels, dos documentales y dos muy diferentes mensajes, aspirando a llegar a nuestros corazones y mentes.

Es verdad, que cuando nos referimos al marketing puro y la capacidad de distribución, Moore gana. Su película se exhibe los grandes cines del país adoctrinándonos así acerca de las “maldades del capitalismo”. La película de Covel, por otro lado, no fue tan popular con las masa de los festivales de cine, particularmente a la luz del hecho de él mismo se autocalifica como un libertario de los de “el gobierno fuera de mi dormitorio y de mi libro de bolsillo” con una enorme admiración por Ludwig von Mises.

Pero cuando llegamos al mensaje, no puede negarse que Covel gana el debate. Bueno, quizá alguno lo niegue, pero veamos más de cerca las diferencias clave entre Capitalism y Broke.

La primera diferencia evidente es entre los propios documentales. Seamos realistas: el chico de nuestro bando no sólo es alto y delgado, también es contagiosamente optimista. Moore tiene un perfil completamente diferente, no sólo físicamente, sino también estilísticamente: sus películas tiendes ha tener un tinte amargo y un aire de venganza al estilo de una guillotina.

La segunda diferencia es el mensaje. Moore trabaja su típica magia en la postproducción para relatar historias terribles de los males del capitalismo. Pro, como Tomás Moro predijo en su famosa Utopía, un argumento así siempre deja a la audiencia preguntándose más cosas. La primera pregunta de la lista es ¿Qué propone para reemplazarlo? ¿Socialismo?

Segunda pregunta: ¿De dónde vendría el dinero?

La película de Moore contiene un montón tragedias conmovedoras, desde gente que se ve “forzada” a dejar sus casas porque no pueden pagar sus hipotecas a un piloto comercial que tiene que recurrir a los sellos de comida. Pero nunca explica qué ha pasado. Sólo que hay que echarle la culpa al capitalismo.

Muestra a un grupo de sacerdotes católicos para confirmar sus histriónicas afirmaciones acerca del capitalismo. De nuevo, no hay explicaciones, sólo culpas.

Para ser justos con Moore, tiene algunos buenos apuntes. La película empieza con escenas de varios robos a bancos, que iguala al gobierno saqueando a los contribuyentes. Propio de su teatralidad, Moore también se muestra en las oficinas centrales de Goldman Sachs en una camioneta blindada de banco. Sosteniendo una bolsa blanca con el signo del dólar, dice a los guardias de seguridad que está ahí para reclamar los 10.000 millones de los contribuyentes. Rescates, impuestos y favoritismo corporativo son cosas que los austriacos criticamos continuamente.

La diferenta es que Moore iguala estas cosas al capitalismo. A lo que se refiere es al corporativismo o al fascismo económico, no al capitalismo de libre mercado. Pero da igual. Para Moore, es “sólo” semántica.

Covel, por el contrario, nos lleva a través de grandes conceptos e ideas. Todo es transparente, simple y claro. Empieza con un breve resumen de lo que nos ha llevado a la situación actual: La Fed bajo los tipos de interés para sacarnos del crash de las punto.com y por tanto el dinero estaba barato, lo que llevó al subsiguiente auge de la construcción.

Elige unos pocos puntos clave para hablar sobre ellos, como el sistema de seguridad social y la lotería como impuestos secretos para los “pobres”, para ilustrar su opinión de que, como si fuéramos ovejas, confiamos ciegamente en la autoridad que puede no tener en cuenta nuestros mayores intereses.

La película de Michael Covel no es demasiado dogmática y no busca controlar el debate o manipular los hechos. Más bien, su objetivo es plantar las semillas y animar al espectador a cuestionar la idea del gobierno como nuestro salvador o el concepto de que el gasto es el camino hacia la prosperidad. Asume que el espectador ha tomado café en Starbucks o comprado un nuevo par de zapatillas Nike (o se ha permitido un gran cubote palomitas de maíz mientras veía el documental de Michael Moore) y tiene suficiente sentido común para saber que no todo en el capitalismo es malo.

Quiere que los espectadores exploren por sí mismos, no que le crean.

La tercera diferencia es a quién echan la culpa de la crisis financiera cada documentalista y qué piensan que deberíamos hacer. Moore, por supuesto, acusa primero y principalmente al avaricioso capitalista. Pero también acusa a Ronald Reagan (de quien cree que “presidió la destrucción de nuestro país”) y a los “chalados derechistas en los mítines”.

¿Su remedio? Probablemente se resuma mejor en el noticiero perdido mucho tiempo que descubre en la escena final de la película. Es una parte del discurso sobre el estado de la nación de Franklin D. Roosevelt, realizado el 11 de enero de 1944 en el que propone una segunda Declaración de Derechos consistente en:

Oportunidad

  • El derecho a un trabajo útil y remunerado.
  • El derecho a una buena educación.
  • El derecho de todo empresario, grande y pequeño a comerciar en un ambiente de libertad frente a competencia desleal y dominación de los monopolios.

Seguridad

  • El derecho a una protección adecuada de los temores económicos por la edad, la enfermedad, accidentes y desempleo.
  • El derecho a una atención médica adecuada y la oportunidad de conseguir y disfrutar de una buena salud.
  • El derecho de toda familia a una casa decente.
  • En derecho a ganar lo suficiente para disponer de comida, ropa y ocio suficientes.

Multitud de jóvenes en este país creen ahora mismo que la libertad viene a significar todo gratis: sanidad gratis, educación gratis, ¡dinero gratis!

Para rematarlo, Moore declara, “Amo estar en Estados Unidos, amo ser estadounidense”. El peligro de esta frase es que hace que los espectadores piensen que Estados Unidos puede ser lo que los votantes quieran que sea. ¡No es verdad! Estados Unidos e suna idea que se escribió en un papel por nuestros fundadores hace poco más de doscientos años. Odie esa idea y odiará Estados Unidos.

La película de Covel es única en que no echa la culpa a nadie, ni siquiera a los legisladores o al gobierno. Es verdad que explica los problema de la sobrerregulación y la intervención gubernamental. Pero al final acaba echándose la culpa a sí mismo. Y nos pide que todos hagamos lo mismo. Nos dice que ir de caza de brujas puede ser divertido, pero lo cierto es que nada cambiará hasta que cada uno seamos nosotros mismos.

Todos somos culpables. Después de todo, elegimos nuestro gobierno, confiamos en los medios de comunicación, queremos salir de las recesiones rápidamente y sin dolor (a pesar de los potenciales efectos a largo plazo) y creemos que las cosas que dice Michael Moore son ciertas.

Curiosamente, podríamos pensar que una película llamada Broke: The New American Dream sería pesimista y deprimente, mientras que una titulada Capitalism: A Love Store sería optimista y positiva. Resulta ser lo contrario.

La película de Covel termina con una nota de esperanza y de tomar el poder. Nos dice que todos tenemos el poder de cambiar nuestro mundo, pero que ese cambio empieza en cada uno de nosotros tomando una responsabilidad personal.

La película de Moore, por el contrario, presenta el mensaje negativo de que la única salida a este embrollo es derribar a otros. Llama irónicamente al experimento de los Estados Unidos con el capitalismo una “historia de amor”. Pero su solución es reemplazarlo con un sistema de lucha de clases, de sexos y de razas bajo el disfraz de “amor fraternal”. ¡Quién lo diría!

Es la única vez que diría que preferiría estar por la quiebra que por el Capitalismo.[1]

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Pia Varma es una firme defensora del capitalismo del laissez-faire, el sistema económico que permite mejor al hombre crear, comerciar y prosperar. Es asimismo una empresaria ferviente y apasionada. Recibió su Graduación en Letras en la Universidad George Washington. Ver su website: www.PiaVarma.com.



[1] Juego de palabras intraducible. La palabra “Broke” se traduce por quiebra. (N. del T.)

Published Thu, Oct 8 2009 12:26 PM by euribe