Lady Liberty

 

Por Pia Varma. (Publicado el 21 de octubre de 2009)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/story/3763.

 

Recientemente alquilé el éxito de Hollywood La duquesa, protagonizada por Keira Knightley y Ralph Fiennes. Admito que no buscaba ningún mensaje filosófico o económico  en la película, pero a veces no puedo contenerme. (¡Vamos! ¡Estoy segura de que no ha sido la única que vio Liberad a Willy como una metáfora para las dificultades de los mercados financieros!)

Todo lo que quería era una película de evasión para alejar mi mente de la política, y Keira Knightley era la fórmula. En la película hace el papel de Georgiana Cavendish, Duquesa de Devonshire, de quien no había oído hablara hasta entonces. La historia es muy típica de las películas acerca de la aristocracia inglesa: una joven se casa por poder sólo para encontrarse atrapada en un matrimonio  sin amor y se enamora de otro hombre. ¡Yo no esperaba encontrar entre el romance, los ropajes y el drama oro libertario!

Había una escena importante que picó mi curiosidad. Cuando Charles Fox (interpretado por Simon McBurney), que era el mentor de Georgina y líder del partido whig argumenta sobra la importancia de la “libertad en la moderación”, Georgina rende rápida y firmemente que no puede haber escalas en la libertad. En su lugar el “concepto de libertad es absoluto”.

La Duquesa de Devonshire vivió en un tiempo que muestra sorprendentes similitudes con el nuestro. A finales del siglo XVIII, Inglaterra estaba llena de tensiones entre un estado cada vez más poderoso y una creciente oposición de las bases. Los frustrados whigs se estaban radicalizando cada vez más en defensa de la libertad contra los poderes corruptos y en constante expansión del Rey Jorge III.

Georgiana proviene de una familia con un rico legado whig. Su padre y su hermano fueron primeros ministros whigs y el tatarabuelo de su marido fue un miembro de los Siete Inmortales, la banda de rebeldes whigs responsables de destronar a Jacobo II en la Revolución Gloriosa de 1688. Su legado hacía tanto a Georgiana como a su marido líderes del partido.

Pero Georgiana no era una mosquita muerta. Estaba fieramente apasionada por los ideales de su partido. Su libro favorito era Las Revoluciones de Suecia, de Vertot, que trata, según dice ella de un “héroe luchando por la libertad de su país y para vengar la memoria de un amigo herido contra una tiranía sin ley cruel y opresiva”.

Georgiana reconocía que los ideales liberales sólo podían expandirse a través de una propaganda organizada e inteligente.

Era una estrella del rock de la Ilustración inglesa. De acuerdo con su biógrafa, Amanda Foreman, Georgina era llamada “la emperatriz de la moda”. La prensa notaba que “cualquier noticia acerca de la Duquesa de Devonshire incrementaba sus ventas”. Y, de acuerdo con el diplomático francés Louis Dutens, “cuando aparecía, todos los ojos se dirigían hacia ella, cuando se ausentaba era el objeto de todas las conversaciones”.

Por suerte para los whigs, ella empleó su influencia en el público, su don para la moda y su talento para el espectáculo para extender la causa de la libertad.

Georgiana era un genio del marketing:

“una de las primeras en refinar los mensajes políticos para los medios de comunicación. Era una creadora de imagen que entendió la necesidad de las relaciones públicas y se hizo adepta a la manipulación de los símbolos políticos y la diseminación de propaganda del partido. (…) Era simultáneamente una figura pública prominente de los whigs y una política eficaz dentro del partido”.

Para mantener alta la moral hizo fiestas, cenas y mítines vibrantes y teatrales.

Gracias a las reformas del mercado que siguieron a la Revolución Gloriosa, Inglaterra bullía de comercio. La censura había terminado, lo que generó la aparición nueve diarios y una plétora de folletos y revistas bi y trisemanales. Era el entorno perfecto para que una estrella natural como Georgina subiera al estatus de “chica del momento”.

Su talento para la propaganda fue reconocido por primera vez por los nobles whigs durante la Guerra de la Revolución Americana. Los whigs se habían hecho impopulares en el país a causa de su apoyo invariable a la revolución. De hecho, la Duquesa se adornaba frecuentemente con los colores beige y azul, que los whigs adoptaron de los revolucionarios americanos.

Sin embargo, Georgiana dirigió una unidad auxiliar de mujeres, que desfilaba con uniformes militares femeninos, entreteniendo a las tropas británicas. Esta proeza de las relaciones públicas permitió a los whigs recuperar apoyo local. (También, mediante su mediación entre bastidores, mantuvo unido el gobierno británico de coalición que acabó firmando el Tratado de París).

Georgiana fue asimismo la fuerza de marketing para la elección de 1784 de Charles Fox: se pateó todas las calles con cintas de “Fox” en el pelo, vendiendo la importancia de la libertad inglesa a quien quisiera escucharla. A pesar del maltrato de los periódicos progubernamentales a Georgiana durante esta elección (informando que cambiaba votos por besos) sus actividades le convirtieron en la cabeza no oficial de la “oposición pública”.

Después de la elección de 1784 el partido estaba prácticamente inactivo, lo que era también frustrante para Edmund Burke que esperaba “algún plan de conducta de nuestros líderes”. Gracias sobre todo a los esfuerzos de Georgiana (incluyendo entregas de globos, eventos políticos y sociales, afirmaciones extravagantes sobre moda y patrocinio de las artes) para 1785 el partido empezó a carburar de nuevo.

En 1789, el rey sufrió un brote temporal de locura (La locura del Rey Jorge) y, paradójicamente, los whigs esperaron que su buen amigo, el Príncipe de Gales (que admiraba mucho a la Duquesa) tomara el poder. Georgiana diseñó “gorras de regencia” para las mujeres de la fiesta whig. Los partidarios del rey respondieron con gorras “Dios Salve al Rey”.

A causa del trabajo de Georgiana en el marketing político, la gente de ahí asoció “las ideas whig con gusto, moda e ingenio”.

Estuvo íntimamente envuelta en los acalorados debates whig entre Charles Fox y Edmund Burke acerca d elos méritos de la Revolución Francesa. Fue testigo de primera mano de la ley de la calle de la revolución cuando se despedía de su amiga María Antonieta, una semana antes de que se tomara La Bastilla.. Aunque Georgiana entendía la posición de Fox de que la revolución era un triunfo de pueblo de Francia sobre el corrupto Rey Luis XVI, también advertía de los peligros de una democracia despótica. En mucha formas, estos debates llevaron a los consiguientes análisis del socialismo y el liberalismo clásico.

Georgiana fue decisiva en juntar el “Ministerio de Todos los Talentos”, un equipo de las estrellas de liberales whig que tomó el poder británico en 1806. Su hermano era Secretario de Interior, su amante, el Primer Lord del Almirantazgo y Charles Fox era Secretario de Exteriores. Aunque Georgiana no podía ocupar un cargo político fue considerada por muchos como la “cabeza de la administración”. Murió sólo unos pocos meses después.

La política whig perdió parte de su lustre tras la muerte de Georgiana. Sin embargo, su amante, Charles Grey, llegó a ser Primer Ministro de 1830 a 1834 y consiguió abolir la esclavitud de una vez y para siempre. Poco después, en 1839, el Partido Whig se convirtió en el Partido Liberal, del que nació el término “liberal clásico”.

Georgiana fue una activo poderoso para los whigs, sirviendo como directora de champaña, estratega, consejera, inspiración y símbolo del movimiento. Recuperó los ideales whig poniéndolos de moda con sus vestidos, bailes y eventos. Ayudó a definir la estrategia y la dirección del partido y dío bríos cuando sus camaradas perdieron fuelle.

Apoyada por sus fuertes convicciones y una firme creencia en la libertad, Georgiana fue una maestra de la propaganda política, una poderosa negociadora, una oradora apasionada y una aguda estratega política. En muchas maneras, fue la  mujer detrás de los hombres de la Ilustración.

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Pia Varma es una firme defensora del capitalismo del laissez-faire, el sistema económico que permite mejor al hombre crear, comerciar y prosperar. Es asimismo una empresaria ferviente y apasionada. Recibió su Graduación en Letras en la Universidad George Washington. Ver su website: www.PiaVarma.com

 

Published Thu, Oct 22 2009 11:41 PM by euribe