Por Doug French. (Publicado el 18 de diciembre de 2009)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/3957.
Es ese momento del año. No sólo las castañas se asan al
fuego y Jack Frost pellizca tus narices, sino que lo quieras o no, los que
están en el negocio de las predicciones están dando sus pronósticos para 2010.
Para quienes desean conocer si la economía crecerá y cuáles
serán esas falsas cifras del PIB del gobierno el próximo año, hay economistas
para elegir para que nos den un pronóstico. A los inversores en bolsa no les
faltarán expertos que les digan qué pasará en los mercados los próximos 12
meses. Y para quienes busquen conocer lo que trae el futuro a largo plazo, hay
muchos futurólogos por ahí para dar pistas.
El New York Times informa que el asesor económico
principal del Presidente Obama, Larry Summers, predice que habrá más
estadounidenses trabajando cuando florezca y los pájaros empiecen a cantar en
primavera. Basaba su predicción en lo que dicen “los principales analistas” que
dicen que el trabajo aumentará después del deshielo primaveral.
En 2010 el crecimiento económico medido por el PIB será del
2%, de acuerdo con Ian Shepherdson, economista jefe en High Frequency Economics. “La estimación
del Sr. Shepherdson del 2% para el producto interior bruto es aproximadamente
la mitad de lo que normalmente se esperaría para una sólida recuperación económica”,
informa Gray Lady. “Y una razón crucial es el hecho de que los activos malos de
los balances personales e institucionales son el equivalente a una bola y una
cadena en la economía, dice”.
Dennis Kneale predice en la CNBC que el Porcentaje
Industrial del Dow Jones (DJIA, por sus siglas en inglés) cerrará el año que
viene a 11.650 después de alguna volatilidad. Piensa que el PIB subirá un 3% y
el crecimiento del empleo será robusto, mientras que no habrá inflación. El
Obamacare se atascará, Citigroup se desvanecerá y una zurra a los demócratas en
las elecciones intermedias evitará que el presidente suba los impuestos.
En What’s Next, las
predicciones para 2010 (hechas en algún momento anterior a 2006) incluyen que
las fuerzas armadas de EEUU serán completamente privatizadas, el ecoturismo se
convertirá en un problema medioambiental serio y la mayor parte de las llamadas
telefónicas serán gratis. Por cierto que para 2011 What’s Next predice que se
adoptará un sistema de tipo único en los Estados Unidos, la mayoría de los
periódicos serán gratuitos y un fondo de riesgo de EEUU altamente apalancado
quebrará. Los Rolling Stones dejarán de hacer giras en 2015 y se explosionará
un dispositivo atómico en una gran ciudad en 2017.
What’s Next lo publica el autoproclamado vidente Richard
Watson, quien, de acuerdo con su web, recibe dinero de grandes compañías como
IBM, Coca-Cola y McDonalds para conocer el futuro.
Aparte de las predicciones gratis que nos rodean, algunas personas
y empresas pagan mucho dinero por predicciones. ¿Es un dinero bien gastado?
Después de todo, nadie puede realmente predecir el futuro. “Esta necesidad de
adivinar el decurso de las condiciones relevantes y su posible cambio durante
los próximos acontecimientos se llama el acto de emprendimiento”, escribió
Murray Rothbard en Man,
Economy, and State.
Hay demasiados actores y demasiados factores para que
alguien pueda ver perfectamente en el futuro. Pero eso no detiene a la gente en
vender lo que ven o a otros para comprar esas predicciones. Después de todo,
“Cuanto más impredecible es el mundo, más confiamos en las predicciones”, de
acuerdo con el gurú del marketing Steve Rivkin. Así que “cada año la industria
de la predicción nos colma con 200.000 millones de dólares en información (en
su mayoría errónea)”, escribe William A. Sherden en su libro de hace una
década, The
Fortune Sellers: The Big Business of Buying and Selling Predictions [Los
vendedores de fortuna: el gran negocio de comprar y vender predicciones].
El libro de Sherden realiza una mirada fulminante al “reino
del error” al que llama “el segundo oficio más viejo”. El negocio de las
predicciones lleva existiendo 5.000 años. “La predicción estaba ampliamente
difundida en el mundo antiguo en la forma de adivinación, el arte de contar el
futuro viendo patrones y pistas en todo, desde las entrañas de los animales a
los movimientos celestes”.
Todos queremos saber el futuro, porque podemos beneficiarnos
de ello. Como explicaba Rothbard, los beneficios que los emprendedores obtienen
vienen de “estimar los deseos futuros de otras personas y esto es
evidentemente una tarea más difícil y complicada que prever nuestras propias
valoraciones”.
Por eso buena parte de Fortune Sellers se refiere a
predicciones fallidas en áreas referidas al dinero, como la economía, las
inversiones, la demografía, la planificación de organizaciones y la evaluación
tecnológica. Sherden dedica un capítulo a la predicción meteorológica, así como
uno a la ciencia, donde apunta que “nadie sabe cuándo se producirá el
calentamiento global o si se producirá y qué consecuencias tendría para la
actividad humana en todo el mundo”.
En su capítulo “Corporate Chaos” [“Caos corporativo”]
Sherden pone en duda que la idea de que lo líderes de los negocios puedan
planificar efectivamente el futuro y argumenta que las industrias
nacionalizadas y las agencias gubernamentales “no tienen ninguna posibilidad de
competir con rivales de nivel mundial”. Y cuanto más compleja se vuelva una
organización, menos controlable es. Aunque el poder pueda concentrarse en la
cabeza, el autor cita a Peter Senge, “La percepción de que alguien ‘allí
arriba’ tiene el control se basa en una ilusión, la ilusión de que cualquiera
podría manejar la complejidad dinámica y detallada de una organización desde la
cabeza”.
Los gurús de la bolsa son especialmente apalizados por
Sherden. Hay enormes cantidades de dinero en juego. Para quienes adivinen
correctamente el futuro, esto puede significar millones o miles de millones de
dólares. “Sin embargo, para la mayoría de la gente, las posibilidades de
acertar son poco más que un azar”, escribe Sherden, explicando que el mercado
es un sistema complejo compuesto de millones de mentes. El autor entrevistó al
presidente de Vanguard, John Bogle que concedió que apostar e invertir se
parecen mucho. “Cuando los ves de cerca, es un juego de locos. Y nunca
confundas habilidad con suerte, especialmente en un mercado alcista”.
Shereden no consulta a la escuela austriaca en su obra. Fortune
Sellers se habría beneficiado si lo hubiera hecho.
Ludwig von Mises apuntaba en Economic
Freedom and Interventionism que una persona que piense que puede haber alguien
que le diga cuándo va a venir el crash y así vender en el momento más alto, “Olvida
el hecho de que este conocimiento sólo le podría ser útil si es el único que lo
sabe, mientras que otra gente sigue creyendo en un mercado alcista. ¿Pero cómo
podría ocurrir esto si, como supone la opinión popular, la doctrina económica
permite a los economistas predecir el día de la crisis?” Si los economistas
pudieran hacer esa predicción, “Nadie se aprovecharía de la predicción de los
economistas: en el mismo instante que esta predicción se realizara y se
aceptara como correcta, la crisis ya se habría consumado”.
Aunque los economistas están muy implicados en el negocio de
los pronósticos, su capacidad de prever es casi tan buena como la adivinación.
Sherden enumera varias razones por las que esos sistemas complejos (como la
economía) son impredecibles. No hay leyes naturales que gobiernen su
comportamiento. Los sistemas complejos no pueden diseccionarse en las partes de
sus componentes. Estos sistemas están altamente interconectados. Los sistemas
complejos muestran periodos de orden pero también momentos inesperados de confusión.
Los sistemas complejos se adaptan a sus entornos pero no tienen ciclos fijos.
El libro de Shereden tiene
algunas ideas valiosas, pero en lo que se refiere a prever y predecir, Mises
tiene la última palabra.
“Si fuera posible calcular la
estructura futura del mercado” escribía Mises en La
acción humana, “el futuro no sería incierto. No habría pérdida ni ganancia emprendedora.
Lo que la gente espera de los economistas está más allá del poder de cualquier
hombre mortal”.
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Douglas French es presidente del Mises Institute y autor de Early Speculative
Bubbles & Increases in the Money Supply. Es doctor en economía de la Universidad
de Nevada- Las Vegas, dirigido por Murray Rothbard, con el Profesor
Hans-Hermann Hoppe en su comité de tesis.