Garet Garrett y los tentáculos del octópodo gubernamental

Por Gary Galles. (Publicado el 19 de febrero de 2010).

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí http://mises.org/daily/4123.

                                            

Este mismo mes, supe que el 19 de febrero es el aniversario del nacimiento de Garet Garrett en 1878. Había leído poco de su obra, pero me había impresionado una cita suya acerca del individualismo: “En principio, creo que cuanto menos actuemos en la vida de otros para bien o para mal, cuanto manos mejor. Cada uno debe salvarse o no se salva”.

También había leído referencias muy positivas acerca de sus opiniones libertarias y su límpida oposición a los crecientes “tentáculos del octópodo gubernamental” bajo FDR. Esas referencias venían de quienes valoraban la libertad, incluyendo a Murray Rothbard y Jeff Tucker (que calificó a Garrett como “un genio olvidado” que ofreció “una vívida visión de la paz bajo los mercados libres”). Así que decidí llenar esta laguna.

Por desgracia tenía poco tiempo, así que tuvo que elegir por dónde empezar. Deje elegir a Ludwig von Mises. Como al describir The People's Pottage, de Garrett, dijo que “Su aguda penetración y su lenguaje poderoso y directo no han sido sobrepasados por ningún autor”, empecé por ella.

En cada uno de sus ensayos pude ver por qué Garrett ha sido calificado como “uno de los más elocuentes defensores de la libertad en Estados Unidos”. Pero me sorprendió particularmente el ensayo titulado “Ex America” porque fue escrito en respuesta a un caso anterior de metástasis del gobierno que tenía muchos paralelos con nuestra situación actual.

Por tanto, al no encontrar en el sito de Mises nada que tratara específicamente este ensayo, pensé que algunos de sus extractos podrían ser apropiados para homenajear a Garrett en su aniversario y picar la curiosidad de otros que no le hayan descubierto aún.

Alrededor de 1900 empezó el florecimiento (…) del intelectual (…) un teórico social que sabía mas que cualquier otro sobre cualquier cosa y todo sobre nada, excepto cómo subvertir las tradiciones e invertir la leyes.

El primer gran cambio (…) fue la enmienda de 1913 a la Constitución, dando al gobierno federal poder para imponer un impuesto progresivo sobre todas las rentas (…) uno de los puntos cardinales del Manifiesto Comunista. (…) Nadie más soñó (…) que el impuesto federal sobre la renta se usaría sólo para ingresar (…) sino para el fin de redistribuir la riqueza nacional.

Luego el gobierno federal se hizo con el control del dinero, el crédito y la banca. (…) Anteriormente el libre gobierno se entendía que significaba en gobierno de un pueblo libre. Pero ahora había cambiado ese significado. El propio gobierno era libre. ¿Libre de qué? Libre de las antiguas limitaciones del dinero. (…) Después era mera nostalgia hablar de controlar al gobierno o limitar sus poderes de autoagrandamiento.

Nadie podía imaginar que [el pueblo] habría dicho sí (…) a aceptar los tentáculos del octópodo gubernamental, la difuminación del individuo. (…) Su respuesta habría sido no, aterrorizado.

No votaron a favor del New Deal. Votaron en contra. (…) Eligieron al Sr. Roosevelt sobre un programa que prometía menos gobierno, un presupuesto nacional equilibrado y una moneda fuerte. Sin embargo, cuando vino, abrazaron el New Deal, con todas sus extensiones a la autoridad del gobierno, su gasto en déficit y su devaluación de la moneda.

Nunca votaron a favor del Estado de Bienestar, con su distorsión de la deuda pública, su socialismo básico, su perspectiva infinita de fiscalidad confiscatoria, sus obligaciones y su intervención casi policial en sus vidas privadas. (…) Aún así paso a paso lo aceptaron y les gustó.

Nunca votaron menoscabar las limitaciones impuestas por la Constitución sobre el poder del ejecutivo. Les alarmó profundamente que (…) el Presidente Roosevelt preguntara por qué debería permitirse que la Constitución se interpusiera en el camino de una ley necesaria y su sentimiento de santidad ed la Constitución era tan fuerte  que cuando el Sr. Roosevelt propuso hacer más grande la Corte Suprema con el fin de llenarla de cerebros del New Deal fue derrotado por una protesta espontánea de extraordinaria intensidad.

Sin embargo, desde entonces ha cambiado el cerebro de la Corte Suprema. (…) Anteriormente su trabajo era decir qué era la ley, de acuerdo con la Constitución; si al pueblo no le gustaba la ley podían cambiarla, siempre que la cambiaran de forma legal enmendando la Constitución. Ahora la Corte Suprema se encarga de decir qué es justo, qué es el bien público, qué es bueno para el pueblo y de hacer posibles inflexiones en la Constitución. Así la ley se ha subordinado a la discreción y juicio de hombres, cuando la piedra angular de la libertad era que el gobierno debería ser un gobierno de la ley, no de hombres.

No votaron la devaluación del dólar. Todo lo que ha pasado con la moneda lo ha hecho el gobierno (…) con un aire de “dejen esas cosas a la sabiduría del gobierno”.

Se ha producido un cambio fundamental en la relación entre gobierno y pueblo (…) el pueblo ha perdido el control del gobierno. Es algo demasiado grande, demasiado complejo, demasiado presente en todos los negocios de la vida como para ser entendido por el ciudadano individual. De hecho (…) ya el gobierno no se entiende a sí mismo.

El poder del individuo para resistir el avance de su autoridad (…) ha disminuido. Incluso los grupos organizados de presión (…) ya no resisten. Se han incorporado a él y usan su influencia para obtener un acceso más libre a los beneficios imaginarios que ahora fluyen en todas direcciones desde Washington.

El contribuyente que ahora se dirige a Washington (…) es timorato y respetuoso. No habla al burócrata, el burócrata le habla. Tiene la sensación de tratar con un vasto poder impersonal y es un poder que puede legalmente quitarle todos sus ingresos.

Cuando ahora hablamos de gobierno, no nos referimos al Congreso, y por supuesto tampoco a la Corte Suprema, sino al poder ejecutivo, sentado en la Casa Blanca y distribuido también en diversas agencias administrativas que elaboran y ejecutan sus propias leyes, ejercitando así funciones legislativas, ejecutivas y judiciales, las tres a la vez.

Los fundadores del gobierno estadounidense conocían la historia. Hasta donde podían remontarse todos los gobiernos (…) tenían ciertas características en común, como un apetito natural de poder, una pasión por intervenir en la vida de la gente, un deseo de pervivir, recursos para su autoperpetuación y anhelos de grandeza. (…) los fundadores del gobierno estadounidense no intentaron formular esta ley de compulsión interna. Lo que hicieron fue crear un gobierno que no podría obedecer a esa ley si es que existía.

Bajo la pretensión de hacer que el dinero esté barato para el pueblo, el gobierno crea dinero para sí mismo. Cuando se endeuda para lo que llama el bien público primero llena su propia bolsa y luego, según gasta el dinero, extiende su autoridad sobre las vidas y las libertades del pueblo. Le soborna. Compra su consentimiento (…) corrompiendo a la gente por su propio bien.

A medida que se extiende explosivamente el gobierno, el pueblo pierde control sobre él (…) aprende a hacerse dependiente del gobierno para auxilio y comodidades (…) primero atraído por los beneficios y luego obligado por la autoridad a cambiar libertad por estatus. (…) La debacle moral es cancerosa y posiblemente incurable.

Esta es la respuesta fatal latente en la mente de la nación. El gobierno intervendrá. El gobierno será responsable.

Cuando aparezcan las señales de problemas, ¿qué hará el gobierno? (…) Se verá obligado a tomar el control de toda la economía, como intentó hacer el New Deal  en los primeros cien días de la revolución.

Lo que intentaron hacer los planificadores del New Deal fue extraño e inesperado. Está predeterminado lo que hará el gobierno en la próxima crisis. Habrá pasado por la ficción de los precios libres, los mercados libres, los contratos libres y la libre empresa; probablemente habremos pasado también la inflación. Un gobierno que haya llegado al último objetivo del poder total puede administrar la inflación.

Garet Garrett habla audaz y consistentemente contra “la difuminación del individuo” representada por la centralización y burocratización política de la vida estadounidense bajo FDR Como le describe su página de Facebook, “A medida que avanzaba el siglo XX, creía que los estadounidenses renegaban de su derecho natural a la libertad, al cambiar sus responsabilidades en autogobierno y responsabilidad por medidas más socialistas como la expansión del gobierno del New Deal de Roosevelt”.

Como hemos avanzado aún más por el camino hacia el abandono de lo que Garrett defendía como “gobierno constitucional limitado en forma de república”, podríamos beneficiarnos mucho revisando sus ideas.

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Gary Galles es profesor de economía en la Universidad de Pepperdine.

Published Sun, Feb 21 2010 5:18 PM by euribe