Por Leonard Read (publicado el 11 de marzo de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/4164.
[Capítulo 2 de Accent on the Right]
Durante la discusión que siguió a una de mis últimas
conferencias, me di cuenta de que las preguntas seguían un patrón y que ese
patrón era el mismo, ya estuviera en Manila, en Boise o en cualquier otro
lugar. Todas las preguntas se basaban en algo que el interviniente había
escuchado o leído: ninguna pregunta parecía derivar de un genuino punto muerto
en el esfuerzo de esa persona por resolver el problema. Esta gente estaba
simplemente repitiendo preguntas que alguien les había planteado, no estaban
buscando una orientación a la razón por haberse extraviado, en realidad no
habían investigado por su cuenta.
¡Que terrible pensamiento si esta situación es general: una
nación de gente en la que la mayoría no piensa por sí misma en el área de la
economía política! ¡Las posturas en asuntos de la máxima importancia social
adoptadas sin algo más profundo que los comentarios de la radio, la televisión
y la prensa u opiniones informales, echas a la ligera o derivadas de buscadores
de popularidad!
“La cualidad e influencia de una
idea, observaba Ortega,
no estaba tanto en la idea como en la relación de un hombre con ella.
¿Ha fabricado la idea por sí mismo o simplemente la ha heredado? (…) El hombre
nacido en una cultura confiada en su conocimiento corre el peligro de
convertirse en un bárbaro”.
Si aceptamos la realidad de este lúgubre pensamiento,
¿cuáles son las consecuencias políticas? ¿Y qué consejo podemos ofrecer a las
personas que no piensan por sí mismas? Exploremos las dos cuestiones
significativas que esta deplorable situación parece plantear.
Para evaluar las consecuencias políticas, consideremos al
pueblo americano como un mercado. Supongamos, por ejemplo, que los gustos del
consumidor en literatura se han deteriorado hasta el punto de que sólo hay
demanda de pornografía. Los autores y editores de pornografía aparecerán por
millares, los autores y editores de obras sobre ética y moral y espirituales se
evaporarían por falta de mercado. Invirtamos la situación del mercado y
supongamos sólo gustos elevados en literatura. Los autores y editores de
pornografía se verán desplazados por autores y editores de literatura de alto
nivel.
No hace falta ninguna votación para determinar los gustos
literarios de la gente. Basta con observar el tipo de literatura que triunfa en
favor y beneficios. Podemos deducir de esto que es inútil echar la culpa a
críticos, autores y editores por proveer basura. Son simplemente respuestas
irresponsables al gusto general (el mercado), sea cual sea éste.
El mercado determina quiénes van a ser los proveedores de éxito.
El clima político
La demanda del mercado también determina los tipos de
personas que compiten entre sí por los cargos políticos.
Supongamos un pueblo que no piensa por sí mismo. Lo suyo es
un escepticismo atrofiado. Ese pueblo sólo reacciona y es presa fácil del
cliché, la factibilidad, la promesa superficial, la mentira. Sus únicas guías
son las apelaciones al sentimiento y las bellas palabras. El mercado está hecho
de no-pensamientos. No se demandan estadistas (hombres íntegros y de estatura
política). Cuando la situación es ésta, no se encontrarán estadistas entre las
personas políticamente activas.
¿Y quién podemos esperar que responda a un mercado en el que
esté ausente el pensar por sí mismo? ¡Los charlatanes! ¡Los profesionales de
las palabras! ¡Los buscadores de poder! ¡Los artistas del engaño! Salen de la
oscuridad como termitas de un tocón podrido, los peores llegan a la cumbre
política. Y cuando nuestra única alternativa es “el peor de dos males”, votar
es una farsa.
Supongamos ahora una sociedad de personas que piensan por sí
mismas y, en consecuencia, poseen un saludable e inteligente escepticismo,
persona que no pueden ser “engañadas”, buenos estudiantes de la economía
política dotados de una rectitud moral. El mercado para los charlatanes está
muerto, apenas nos ocupamos de esa gente. En su lugar encontramos estadistas de
carácter e integridad compitiendo por los cargos políticos.
No hay necesidad de una votación para determinar si el
pensamiento original o introspectivo disminuye o aumenta. Simplemente
recordemos que lo que se vea en el horizonte político es la respuesta al
mercado, un eco o espejo de modo preponderante de pensar. Cuando pensar por sí
mismo está en decadencia, competirán más charlatanes y menos estadistas por un
cargo político. Miremos al horizonte político para saber cuál es el
pensamiento, igual que miramos al termómetro para saber cuál es al temperatura.
Así que no echemos la culpa a los oportunistas políticos por el estado de la
nación. Nuestro fracaso a la hora de pensar pro nosotros mismos es lo que les
puso allí; en realidad, les hizo existir. Porque nosotros somos el mercado,
¡ellos sólo son el reflejo!
Hay un hecho interesante que se introduce en este análisis:
aproximadamente el 50% de quienes no piensan por sí mismo se enfurece cuando ve
el horizonte político… ¡que no es sino su propio reflejo! Y para aliviar su
descontento ejercen grandes esfuerzos para cambiar el reflejo de republicano a
demócrata o viceversa. Como cabría esperar, no obtienen por sus dolores más que
nuevas mentalidades enmascaradas notablemente similares a las desbancadas. No
puede ser de otra forma.
No puede haber ninguna tendencia hacia la mejora del
horizonte político si no hay una mejora (en cantidad y calidad) del pensamiento
propio. Así que es de la máxima importancia que atendamos seriamente a nuestro
pensamiento. ¿Qué puntos útiles podemos destacar?
El papel adecuado del gobierno
Dada la situación actual, en la que el gobierno está
imprudentemente fuera de límites y pone sus manos en prácticamente todos los
aspectos de la vida, se espera que el ciudadano bien informado sepa todo acerca
de todo: cómo gestionar el correo, la pobreza en el mundo, las donaciones a
países extranjeros, lo que queramos está abierto a la discusión pública. La
mayoría de estos llamados problemas nacionales o mundiales son de origen y
naturaleza similar, cada uno tratando de gestionar los negocios de todos,
excepto el suyo. Este desafía desesperadamente imposible sin duda hace que en
no pequeña medida muchos hayan “lanzado la toalla” cuando se trata de pensar
por sí mismos.
Ninguna persona sobre la faz de la tierra sabe cómo hacer
funcionar el socialismo. ¡No lo intenten! En su lugar, concentren el
pensamiento en cuál es realmente el ámbito apropiado y de principios del
gobierno. Está fácilmente al alcance de cualquier persona razonablemente
inteligente y es la primera de las formas de pensamiento propio en la economía
política que debemos cubrir.
Todo los demás (bienestar, seguridad, prosperidad) está en el ámbito del libre
mercado: tú a tus asuntos y yo a los míos.
El papel del individuo
La mayoría de los individuos que han abandonado el pensar
por sí mismos en asuntos de economía política no es consciente de que así han
secado la fuente de la Inteligencia Creativa. Esa inteligencia que requiere la
sociedad no existe ni puede existir en una sola persona, sino que cada uno de
nosotros debería ser responsable de su parte propia. Cada uno ve el mundo a
través de una pequeña rendija. No hay dos rendijas, no hay dos visiones
iguales.
Nuestra sabidurías divergentes, tal y como son, esos
minúsculos dividendos de ejercitar la facultad e introspección, pueden
compararse con dos pequeñas velas, cada una diferente de la otra y cada una,
por sí misma, apenas perceptible. Pero cuando todas las personas con cualquier
capacidad es este respecto son conscientes de sus potencialidades, hay un
conocimiento notable, una Inteligencia Creativa que puede compararse a una
luminosidad general, una gran luz.
Para entender la naturaleza y origen de la Inteligencia
Creativa basta con animar a muchas personas a la acción introspectiva.(6) El ciudadano responsable insiste en conocer cuál es su parte y así realizarla.
Por supuesto, hay obstáculos en este camino a la sabiduría.
Uno es la falta de fe en una inteligencia general representando un conglomerado
de pequeños trozos de conocimiento individual. Hay numerosas razones por las
que no se confía en ella. Evidentemente, no pueden percibirse a la vista: sólo
pueden percibirse mediante el pensamiento abstracto. Tampoco ha habido
suficiente gente pensado por sí misma para realizar una demostración
concluyente. Aún así, ésta es la naturaleza del conocimiento en la sociedad y
nos necesita a todos para aprovecharlo al máximo.
Otro obstáculo es el exceso de trabajo, una preocupación
absorbente por las tareas de la casa, los niños, el trabajo, un negocio,
ganarse la vida, etc. Pero estas distracciones de la vida son imposibles en
ausencia de una buena sociedad y una buena sociedad no puede desarrollarse,
salvo mediante el proceso de pensar por sí mismo. Hasta que esa prospección no
sea tan natural como comer o respirar, hay pocas perspectivas de una buena
vida.
La facultad esenciadle crítica no puede desarrollarse cuando
copiamos las preguntas y conclusiones de otros. ¡Cada uno a su propio
pensamiento! Por tanto, la norma es no aceptar lo que digan los demás. Y para
ser consiste ¿cuál sería mi consejo? ¡No acepten lo que digo! Difícilmente
cualquier vidente o profeta autoungido querría ir tan lejos, pero si no lace,
considérenle como un autoritario intelectual, un “yo soy dios”.
¿Significa este consejo, “No acepten lo que digo”, que otros
deban cerrar sus mentes a mi palabra? No necesariamente. De hecho, uno puede
pensar por sí mismo debería buscar no sólo entre sus contemporáneos sino
también entre sus predecesores, incluso entre los antiguos, cualquier trozo de
sabiduría que puede obtenerse. Aprovechemos completamente nuestro entorno,
experiencia y herencia, pero dejemos que cada uno haga conscientemente su
selección, evaluación y razonamiento.
Confiar en esta Inteligencia Creativa refleja una fe
permanente en sí mismo y en todos los hombres libres, en realidad una fe en el
proceso creativo. Pero no acepten lo que digo, piénsenlo ustedes mismos.
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Leonard E. Read fue el fundador de la Foundation for
Economic Education, el primer think tank moderno en los Estados Unidos y en
buena medida responsable del resurgir de la tradición liberal en los Estados
Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Mises.org pondrá todos sus libros en
línea gratis. Véalos todos aquí.
Este artículo se ha extraído de Accent on the Right.