Por Murray N. Rothbard. (Publicado el 18 de marzo de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/4075.
[Este artículo está extraído de Historia
del pensamiento económico, vol. 1, El pensamiento económico hasta Adam Smith]
El más fascinante así como el más radical de los teóricos
calvinistas de fines del siglo XVI no fue un hugonote francés, sino escocés,
que vivió la mayor parte de su vida en Francia. George Buchanan (1506-1582) fue
un distinguido humanista y poeta que enseñó latín en el College de Guyenne en
Burdeos. Buchanan fue educado en la filosofía escolástica en la Universidad de
Saint Andrews a mediados de la década de 1520, donde estudió con el gran John
Major. Temprano converso al calvinismo, Buchana se hizo amigo de Beza y de
Mornay y sirvió como miembro de la asamblea general de la Iglesia de Escocia.
Los pensadores calvinistas británicos de la década de 1550,
exiliados por el gobierno católico de la reina María de Inglaterra, trabajaron
en el exilio buscando una justificación contra la tiranía en términos de
devoción contra idolatría. Se continuó reformulando la teoría revolucionaria en
términos seculares, de derechos naturales más que en los conceptos
estrictamente religiosos de devoción y herejía. Esta proeza la logró el escocés
Goerge Buchanan en medio de una lucha de la mayoría calvinista en Escocia
contra su reina católica. Una revolución en 1560 había conquistado el
parlamento escocés para el calvinismo en un país ahora abrumadoramente
calvinista y siete años después, los calvinistas depusieron a la reina
católica, Maria Estuardo.
En el curso de esta lucha, Buchanan, en 1567 empezó a
bosquejar su gran obra, De Jure Regni, que publicó en 1579. Parte de los
argumentos de Buchanan aparecieron en discursos realizados por el nuevo regente
escocés, Jacobo Estuardo, Conde de Moray, en 1568 y luego en discusiones entre
los gobiernos escocés e inglés tres años más tarde.
Buchanan empezaba, como los hugonotes, con el estado de
naturaleza y el contrato social del pueblo con sus dirigentes, un contrato en
el que retenían la soberanía y sus derechos. Pero había dos diferencias
importantes. En primer lugar, Beza y Mornay habían hablado de dos
contratos: un contrato social político y un pacto religioso de actuar como
pueblo devoto. Con Buchanan, el pacto religioso desaparece completamente y nos
quedamos sólo con el contrato político. Algunos historiadores han considerado
el paso radical de Buchanan como una secularización de la política como “ciencia
política” independiente. Más bien Buchanan emancipó la teoría política de las
preocupaciones divinas o teológicas directas de los fundadores protestantes y
la devolvió a su base anterior de ley natural y derechos humanos.
Más radicalmente, Buchanan se deshace totalmente del
inconsistente bagaje hugonote del pueblo prácticamente renunciando su soberanía en “representantes” intermedios. Por el
contrario, para Buchanan el pueblo consiente y contrata con un gobernante y
retiene sus derechos de soberanía, sin mencionar asambleas intermedias. Pero esto
tiene implicaciones mucho más revolucionarias sobre los derechos naturales y la
soberanía popular. Porque entonces, cuando un rey se convierte en tirano y
viola su tarea de salvaguarda de los derechos individuales, esto significa
“que todo el cuerpo del pueblo, e
incluso ciudadanos individuales, puede decirse que tiene la autoridad para
resistir y matar a un gobernante legítimo en defensa de sus derechos”
Así, más de dos décadas antes que el jesuita español Mariana,
George Buchanan había llegado, por primer vez a una teoría verdaderamente
individualista de derechos naturales y soberanía y por tanto a una justificación
de actos individuales de tiranicidio. Así, en lo que el Profesor Skinner llama “una
visión altamente individualista e incluso anárquica de la resistencia política”,
Buchanan destaca que
“Como el pueblo como cuerpo crea
a su gobernante, es (…) posible en cualquier momento ‘que el pueblo se sacuda
cualquier Imperium’ que pueda habérseles impuesto, siendo la razón que ‘todo
lo que hace un poder determinado puede deshacerlo otro poder similar’. Además,
Buchanan añade que, como cada individuo debe verse como de acuerdo con la
formación de la comunidad para su mayor seguridad y beneficio, esto implica que
el derecho a matar o derrocar a un tirano debe existir en todo momento ‘no sólo
en todo el cuerpo del pueblo’, sino ‘incluso en cada ciudadano individual’. Así
que apoya voluntariamente la casi anarquista conclusión de que incluso cuando,
como pasa frecuentemente, alguien ‘de entre los más bajos y menesterosos de los
hombres’ decide ‘vengar el orgullo y la insolencia de un tirano’ arrogándose
simplemente el derecho a matarlo, esa acción a menudo a se ‘juzga haberse hecho
con derecho suficiente (…)’”.
Hemos visto que el jesuita español Juan de Mariana desarrolló
una teoría similar de soberanía popular lockeana y del tiranicidio individual
dos décadas después. Como escolástico, también tuvo un contrato de ley natural
y no un pacto religioso como base de su teoría. Skinner concluye convincentemente
que
“Puede así decirse que el jesuita
Mariana une sus manos con el protestante Buchanan en establecer una teoría de
la soberanía popular que, escolástica en sus orígenes y calvinista en su
desarrollo posterior, era en esencia independiente de cualquier credo religioso
y estaba por tanto disponible para todos los bandos de las futuras luchas
constitucionales del siglo XVII”.
Sin embargo es más típica de la tendencia dominante del
calvinismo radical emergente en el siglo XVI la figura del jurista holandés Johannes
Althusius (1557-1638). Su obra magna fue su tratado de 1603, La política metódicamente
concebida. Althusius se basó y fue similar a Mornay y los teóricos
hugonotes. Junto a ellos, mantuvo la soberanía popular pre-lockeana con una
delegación consensual revocable al rey y también mediaba la soberanía a través
de asambleas y asociaciones representativas. Además desaparece la justificación
del tiranicidio individual, Sin embargo se mantuvo una innovación de Buchanan en
el enorme tratado de Althusius: la eliminación de cualquier pacto religioso. De
hecho Althusius es más explícito, atacando a los teólogos por incluir en sus
escritos políticos “enseñanzas sobre la
piedad y la caridad cristianas” y no darse cuenta de que esas materias eran “impropias
y extrañas a la doctrina política”.
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Murray N. Rothbard (1926-1995) fue decano de la Escuela
Austriaca. Fue economista, historiador de la economía y filósofo político
libertario.
Este artículo está extraído de Historia
del pensamiento económico, vol. 1, El pensamiento económico hasta Adam Smith.