Por Sterling T. Terrell. (Publicado el 30 de marzo de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/4192.
Querido presidente del departamento de economía:
Con todo el estudio económico formal que he aguantado, he
desrrollado una creciente preocupación acerca de la dirección de la profesión
económica en general y la educación económica en particular. Déjeme que le
explique y le cuestione.
¿Qué es el conocimiento? ¿Cómo se adquiere el conocimiento?
¿Qué conocemos? ¿Cómo sabemos que conocemos lo que conocemos? Estas preguntas
parecen más apropiadas para una clase de filosofía sobre epistemología, sin
embargo, también son esenciales en el mundo de la economía.
El descubrimiento del conocimiento puede dividirse en dos
posturas principales (excluyendo la categoría de la revelación divina): el
razonamiento inductivo y el razonamiento deductivo. Dicho de forma sencilla, el
razonamiento inductivo es el descubrimiento del conocimiento mediante la
observación (como en el método científico). En cambio, el razonamiento
deductivo es el descubrimiento de conocimiento mediante la lógica. O, dicho de
otra manera, el conocimiento deductivo se obtiene a priori (conocimiento antes
de la experiencia) mediante deducción natural a partir de determinados axiomas.
Es importante decir que el conocimiento obtenido mediante
medios deductivos no es menos válido que el obtenido mediante medios
inductivos.
Lo que ocurre es que en el ámbito de la economía de la
corriente principal actual no se reconoce que esto sea cierto. Se desdeña el
razonamiento deductivo, especialmente cuando no presenta en forma de letras
griegas. La mayoría de los economistas califican a quienes usan la deducción de
“acientíficos” e “imprecisos”. El énfasis en la inducción es tan fuerte hoy en
los programas de doctorado que un estudiante de grado con conocimientos en
matemáticas o estadísticas puede terminar su doctorado con una buena nota y no
saber absolutamente nada acerca de la economía de causa y efecto.
Quiero dejar claro que no quiero ocuparme del asunto de la
inducción como corriente principal del pensamiento económico: no se trata de
tener el análisis inductivo sea la corriente principal de los descubrimiento
económicos, mientras que el descubrimiento deductivo se considera inferior, es
que éste ni siquiera se estudia. La innovación en el pensamiento económico
requiere un debate dinámico por parte de todos. Debe ser un proceso que incluya
una saludable discusión académica entre quienes defienden el descubrimiento
inductivo y quienes defienden el deductivo.
Hubo un tiempo en la relativamente corta historia de la
economía en que ésta no estaba tan escorada hacia un lado. El periodo de 1870 a
1920 vio a la escuela austriaca de economía que defendía la deducción y a la
escuela alemana de economía que defendía la inducción en un intercambio
constante de ideas académicas. Como la revolución marginalista de la economía
acababa de explotar, el saludable debate económico estaba vivo y coleando.
Carl Menger presentó el marginalismo en su libro de 1871, Principios
de economía política, que también refutaba el trabajo realizado tanto
por Adam Smith como por David Ricardo. Más tarde, Karl Marx, trabajando sobre
la teoría del valor trabajo, fue fuertemente contestado por Eugen von
Böhm-Bawerk. Por fin, gente como Ludwig von Mises, Joseph Schumpeter, Friedrich
von Hayek, John Maynard Keynes y Alfred Marshall emplearon toda un generación
discrepando, debatiendo ideas acerca del progreso de la teoría económica y las
bases sobre las que ésta empezó. Lo importante es que ambos, los
economistas deductivos y los inductivos contribuyeron y ofrecieron sus análisis
en un sano debate académico.
Tristemente, la Segunda Guerra Mundial rompió el diálogo
europeo inicial. Cuando desapareció el polvo de la guerra, el resultado fue que
la deductiva escuela austriaca era menos importante y ahora la inductiva
escuela alemana era la corriente principal.
A medida que se enraizó la inducción, el uso de la deducción
se vio cada vez más desdeñado, hasta que la investigación económica “aceptable”
sólo se entendía desde el actual único punto de vista: Uso del método
científico sobre un conjunto de datos. Cuantificar. Inferir.
Cambiando un poco de marcha, hay esencialmente tres formas
(en un mercado libre) con las que un negocio se pone por delante de sus
competidores:
- hacer
un producto mejor a un precio más barato;
- por
el mismo precio, hacer un mejor producto o
- diferenciarse
de los competidores.
En muchos aspectos, la educación universitaria puede verse
desde la misma perspectiva.
Hay un número X de facultades ofreciendo educación sobre un
programa particular y un número Y de estudiantes en un año determinado,
eligiendo entre las distintas facultades. Los parámetros que pueden desempeñar
un papel en la decisión de los estudiantes incluyen los siguientes: ¿Qué
facultad me deja menos en deuda? ¿Qué facultades tienen mejor reputación? ¿Qué
facultades tienen buenos programas de lo que quiero estudiar? Y, lo más
importante, ¿Para qué facultades tengo nota para entrar?
Sin embargo, desde la perspectiva de la facultad, el
objetivo es atraer tantos solicitantes como sea posible. Cuantas más
solicitudes tengan, más selectivo puede ser un departamento al admitir
estudiantes, pues escogen de una lista más amplia.
Ofreciendo uno o dos cursos de grado o postgrado en esta
línea, su facultad podría enorgullecerse de tener uno de los pocos programas en
la nación que ofrece a los estudiantes una perspectiva adicional para redondear
su educación. Sería aun mejor si supervisara un programa de economía agrícola y
aplicada. Así podría afirmar que tiene la única facultad de la nación
que ofrece cualquier estudio formal de esa economía basada en la deducción.
Vendida correctamente, podría ser una forma simple y eficaz
de diferenciar su facultad en las mentes de posibles estudiantes,
particularmente graduados. Y, lo que es más importante, desde el punto de vista
de la honradez y la libertad académica, añadir una o dos clases de economía
basada en el análisis deductivo o “austriaco” es lo que debe hacerse. El
descubrimiento del conocimiento es la base literal del proceso académico y
relegar dogmáticamente a la oscuridad una forma de investigar no sólo no es
honrado académicamente, sino que es directamente erróneo.
Espero que tome la decisión correcta.
Atentamente,
Sterling T. Terrell.
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Sterling T. Terrell es economista y escritor y vive en la
afueras de San Antonio, Texas.
Nota editorial: Vea, por favor “Austrians in Academia: A Battle Plan”,
por Walter Block.