Por Jonathan
M. Finegold Catalán. (Publicado el 13 de abril de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/4240.
La
economía en una lección de Henry Hazlitt hace tiempo que ha sido
considerada por los austriacos como la perfecta introducción a la economía.
Hazlitt hizo un gran trabajo para disipar los mitos mercantilistas y
keynesianos que dominan el pensamiento económico contemporáneo. Sin embargo, a pesar de las valiosas ideas de
Hazllitt en La economía en una lección, realmente su libro no menciona
la teoría austriaca.
A menudo los estudiantes de economía austriaca encuentran
necesario saltar de La economía en una lección a un libro de texto mucho
más difícil, como La
acción humana, de Mises, u Hombre,
economía y estado, de Rothbard, sin ningún tipo de preparación
intermedia. Aunque debe alabarse a cualquier estudiante primerizo capaz de
finalizar cualquiera de ambos tratados, permanece el hecho de que, dada la
falta de una introducción a las materias expuestas en esas magna opera,
lo más habitual es que el estudiante se vaya con una comprensión incompleta.
¡El Instituto Ludwig von Mises por fin ha cubierto este
hueco! Lo ha hecho devolviendo a la imprenta el clásico por mucho tiempo
perdido de Lucien Albert Hahn, Common Sense
Economics. Este libro representa el clímax del trayecto intelectual de
Hahn. No es sólo una introducción a una economía sólida, sino asimismo una
excelente refutación de la teoría keynesiana. A lo largo de Common Sense
Economics, L. Albert Hahn ofrece al lector el paso intermedio entre lo
básico (La economía en una lección) y el material más avanzado (La
acción humana).
Lucien Albert Hahn, nacido en Francfort del Main en 1889, no
siempre simpatizó con el liberalismo. Honor Croome escribió “Mientras que la
mayoría de los economistas de su generación realizaron con dolor o alegría el
peregrinaje una posición clásica a una keynesiana, el hizo el camino
contrario”.
Lo que hace tan asombroso al trayecto intelectual de Hahn es que anticipó y
estuvo de acuerdo con muchos de los conceptos por los que luego sería famoso
John Maynard Keynes, sólo para recular más tarde y anticipar una serie de
argumentos que se aportarían durante la contrarrevolución neoclásica de las
décadas de 1970 y 1980.
L. Albert Hahn fue influido tempranamente por The Gold
Craze, de L. Lincoln Asuman, que avanzaba la toería inflacionista
keynesiana; en 1920 Hahn publicó Volkswirtschaftliche Theorie des
Bankkredits (Teoría económica del crédito bancario).
Aunque este libro nunca fue tan popular como la Teoría general de
Keynes, probablemente en buena medida por la diferencia en los tiempos (la obra
principal de Keynes se publicó en medio de la Gran Depresión) , sin embargo, L.
Albert Hahn desarrolló muchas de las teorías que keynes reclamaría como suyas.
El propio Hahn comparaba la Teoría económica del crédito bancario con la
Teoría general al escribir The Economics
of Illusion. Curiosamente, como se explica más adelante, The
Economics of Illusion era una encendida crítica de la teoría keynesiana.
Al igual que Keynes, las opiniones económicas originales de
Hahn se basaban en su rechazo de la ley de Jean Baptiste Say en el sentido de
que la acumulación de capital podía interrumpir el pago de salarios. Como
consecuencia, Hahn puso demasiado énfasis en la importancia del consumo. Su
rechazo de la teoría del capital le llevó a adoptar la postura de que el tipo
de interés sólo refleja la preferencia de liquidez y por tanto el tipo de
interés bancario actuaba independientemente del volumen de los ahorros.
Esta misma falta de una teoría del capital llevó a Hahn a apoyar
la inflación monetaria como medio de llevar los recursos económicos hacia el
pleno empleo. Aunque Hahn y Keynes discrepaban en puntos concretos, Hahn adoptó
el crédito como panacea
16 años antes de que Keynes publicara la Teoría general.(6) De hecho, hay evidencias suficientes que sugieren que Keynes fue influenciado
por la obra previa de Hahn.
Hahn no flirteó mucho tiempo con los que se llamaron después
ideales “mercantilistas preclásicos”. Convencido por sus críticos(8) y siendo testigo de la hiperinflación en Alemania,
a finales de la década de 1930, abandonó totalmente la teorías expresadas en Teoría
económica del crédito bancario. Hahn abandonó públicamente su tesis original renunciando a ella en la
tercera edición (1960) de Teoría económica del crédito bancario,
y publicó una refutación completa de la Teoría general de Keynes en
1949.
Este tratado antikeynesiano, The Economics of Illusion,
se escribió como una serie de artículos a lo largo de la década de 1940. Fue
probablemente en este tiempo cuando Hahn conoció directamente la teoría
austriaca del capital.
Hahn fue un abierto crítico del acuerdo de Bretton Woods de 1944, al igual que
el economista austriaco y columnista estadounidense Henry Hazlitt.
Ambos cooperaron hasta el punto de que Haslitt escribió el prólogo de The
Economics of Illusion.
Aunque The Economics of Illusion resultó un poderoso
ataque a la teoría económica keynesiana, Hahn aún tenía que publicar un tratado
de economía completo y apropiado. Aunque su Teoría económica del crédito
bancario tenía que ser ese tratado, su cambio ideológico le llevó a
escribir Common Sense Economics. En muchos sentidos, Common Sense
Economics era la versión revisada y más apropiada de la Teoría económica
del crédito bancario. Pretendía ser un tratado que expusiera las opiniones
de Hahn sobre el sistema de mercado.
El resultado fue un libro brillante que ofrece una introducción clara y concisa
a la buena teoría económica.
Common Sense Economics empieza explicando los
mecanismo del mercado dentro de una “economía estática”, una economía libre de
cambios dinámicos causados por el emprendimiento y el cambio de preferencias.
Presenta al lector los conceptos de producción, intercambio, consumo y salario.
Inmediatamente empieza a explicar el papel del dinero en el intercambio y
finalmente el concepto de preferencia temporal y los métodos indirectos de
producción.
En el segundo capítulo, Hahn aplica los mismos conceptos a
una economía cambiante. Aquí es donde se ve mejor la influencia austriaca en
Hahn y su completo cambio ideológico. Además de explicar la economía del
trabajo y el empleo, aclara el papel del ahorro, el consumo y la inversión y
finalmente deja descansar la creencia de que un aumento en la inversión pueda
afectar negativamente a la “demanda agregada”. Hahn también menciona los
efectos negativos de la distorsión gubernamental de los mercados de capitales
mediante los impuestos.
El libro sigue con un capítulo sobre inflación y deflación.
Argumentando correctamente contra la inflación, Hahn ataca a la banca central
por defender políticas laxas de crédito. También desconfiaba profundamente de
la deflación, gracias en parte a ser testigo de las consecuencias de la inusual
deflación de la economía alemana durante los primeros años de la Gran Depresión.
Critica la equivalencia keynesiana de la deflación usual (no cíclica) con el
estancamiento.
Hahn advierte que esto es imposible en una economía cambiante pues habría que
haber una deficiencia en la cantidad de crédito en comparación con la demanda
de crédito. Aunque comentó poco sobre los efectos de la inflación en la
estructura de capital, trató ese asunto y la teoría del ciclo económico en el
siguiente capítulo.
El capítulo cuatro, “El ciclo económico” es una explicación
de la teoría austriaca del capital y monetaria. Aunque Hahn dedica varias
páginas a descartar teorías del ciclo económico alternativas, incluyendo el
infraconsumo, el sobreconsumo y su propia teoría de las preferencias de
liquidez, también dedica una gran cantidad de tiempo a explicar el efecto de
los tipos de interés y crédito en la estructura de capital. Aunque su análisis
era imperfecto, y quizá no tan meticuloso como el de Mises o Hayek, sin embargo
considera correctamente a la inflación monetaria como la fuente de los auges
inflacionistas que llevan a la depresión y echa la culpa a las políticas de
dinero fácil de los bancos centrales.
También sugiere correctamente que el momento en que el auge
se convierte en crisis es el momento en que la oferta de dinero deja de
aumentar a un ritmo acelerado, llevando al inicio de un periodo deflacionario,
también conocido como depresión. Para beneficio del estudiante que trate de
progresar en la teoría austriaca avanzada del capital, Hahn también explica el
papel del crédito fácil en alargar la estructura de la producción e inducir a
los empresarios a invertir en líneas de producción no rentables.
Hahn concluye Common Sense Economics estudiando el
papel de la bolsa en la economía y ahondando en la teoría de la formación de
precios. Acaba el capítulo defendiéndola contra los ataques a su “espíritu
animal” de John Maynard Keynes y sus acólitos, descartando la falsa idea de que los cambios súbitos en
la opinión de las masas o la psicología de los inversores podrían llevar a la
inestabilidad del mercado.
Aunque el solo contenido de Common Sense Economics le
hace una de las mejores introducciones generales a la economía, su importancia
y relevancia aumenta por el estilo claro del autor, lo que hace que se disfrute
su lectura. Common Sense Economics resulta ser el mejor puente entre los
conceptos relativamente más simples expuestos en libros como La economía en
una lección y las teorías mucho más difíciles expuestas en obras como Precios
y producción, La
acción humana y Hombre,
economía y estado.
Incluso estudiantes que ya tengan una comprensión sólida de
los conceptos austriacos más avanzados deberían considerar leer Common Sense
Economics, de Hahn, pues fortalecerá sus fundamentos de teoría económica.
No hay que decir que quienes busquen dar un regalo educativo a un amigo o
familiar con la intención de introducirles en la teoría austriaca, Common
Sense Economics es indudablemente la mejor elección.
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Jonathan Finegold Catalán es licenciado en economía y
ciencias políticas en la Universidad Estatal de San Diego. Escribe en el blog economicthought.net.