El fenómeno del interés

Por Ludwig von Mises. (Publicado el 30 de abril de 2010)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4311.

 

[Este artículo está extraído del capítulo 19 de La acción humana]

 

Se ha demostrado que la preferencia temporal es una categoría inherente a toda acción humana. La preferencia temporal se manifiesta en el fenómeno del interés originario, es decir, el descuento de bienes futuros frente a bienes presentes.

Los intereses no son únicamente los intereses sobre capital. El interés no es el ingreso específico derivado de la utilización de bienes de capital. La correspondencia entre tres factores de producción (trabajo, tierra y capital) y tres clases de ingresos (salarios, beneficios y rentas) tal y como enseñaban los economistas clásicos es insostenible. La renta no es el rendimiento específico de la tierra. La renta en un fenómeno cataláctico general: desempeña en el ámbito de los bienes de trabajo y de capital el mismo papel que en la tierra. Además, no hay una fuente homogénea de ingresos a la que pueda llamarse beneficio en el sentido que daban los economistas clásicos a este término. El beneficio (en el sentido de beneficio empresarial) y el interés no son más característicos del capital que de la tierra.

Los precios de los bienes de consumo se generan por la interacción de la fuerzas del mercado con los distintos factores complementarios que cooperan a su producción. Como los bienes de consumo son bienes presentes mientras que los factores de producción son medios para la producción de bienes futuros, y como los bienes presentes se valoran más que los bienes futuros del mismo tipo y cantidad, la suma así repartida, incluso en la construcción imaginaria de una economía en rotación constante, queda por debajo del precio presente de los bienes de consumo afectados.

Un razonamiento ingenuo no ve problema alguno en el rendimiento actual derivado de la caza, la pesca, la ganadería, el aprovechamiento de los bosques y la agricultura. La naturaleza genera vendados, pescados y ganado y los hace crecer, hace que las vacas den leche y las gallinas pongan huevos, que los árboles generen madera y den fruta y que las semillas germinen. Quien tenga título para apropiarse esta riqueza recurrente disfruta de un ingreso constante. Igual que un arroyo que continuamente lleva agua nueva, el “arroyo de ingresos” fluye continuamente y transporta riqueza una y otra vez. Todo el proceso es lisa y llanamente un fenómeno natural.

Pero para el economista se presenta un problema en la determinación de los precios de la tierra, el ganado y todo lo demás. Si los bienes futuros no se compraran y vendieran con un descuento frente a los presentes, el comprador de tierra tendría que pagar un precio que igualara la suma de todos los rendimientos netos futuros y que no dejaría nada por un ingreso repetido actual.

Estas ganancias recurrentes anuales de propietarios de tierras y ganado no tienen ninguna característica que les distinga catalácticamente de las ganancias derivadas de factores de producción fabricados que se usen antes o después en el proceso de producción. El poder de disponer de una porción de terreno es el control de la cooperación de este terreno en la producción de todo el fruto pueda crecer en él y el poder de disponer de una mina es el control de la cooperación de ésta en la extracción de todos los materiales que puedan traerse a la superficie. De la misma forma, la propiedad de una máquina o una bala de algodón es el control de su cooperación en la fabricación de todos los bienes que se producen con ella.

La falacia esencial implícita en todas las aproximaciones de productividad y uso al problema del interés era que remontaban el fenómeno del interés a estos servicios productivos generados por los factores de producción. Sin embargo, la servibilidad de los factores de producción determina los precios pagados por ellos, no el interés. Estos precios agotan toda la diferencia entre la productividad de un proceso ayudado por un cooperación de un factor definido y la de un proceso sin esta cooperación.

La diferencia entre el suma de los precios de los factores complementarios de producción y los productos, que aparece incluso en ausencia de cambios en los datos de mercado afectados, es resultado de la mayor valoración de los bienes presentes en comparación. A medida que se va produciendo, los factores de producción se transforman o maduran en bienes presentes de mayor valor. Este aumento es la fuente de ganancias concretas que van a las manos de los propietarios de los factores de producción, del interés originario.

Los propietarios de los factores materiales de producción (distintos de los emprendedores puros de la construcción imaginaria de una integración de las funciones catalácticas) cosechan dos cosas catalácticamente distintas: los precios pagados por la cooperación productiva de los factores que controlan, por un lado, y el interés, por otro. No deben confundirse estas dos cosas. No es admisible referirse, en la explicación de los intereses, a los servicios rendidos por los factores de producción en la fabricación de productos.

El interés es un fenómeno homogéneo. No hay distintas fuentes de interés. El interés de los bienes perdurables y el interés del crédito de consumo son, como otras clases de interés, una consecuencia de la mayor valoración de los bines presentes frente a los futuros.

 

 

Ludwig von Mises es reconocido como el líder de la Escuela Austriaca de pensamiento económico, prodigioso autor de teorías económicas y un escritor prolífico. Los escritos y lecciones de Mises abarcan teoría económica, historia, epistemología, gobierno y filosofía política. Sus contribuciones a la teoría económica incluyen importantes aclaraciones a la teoría cuantitativa del dinero, la teoría del ciclo económico, la integración de la teoría monetaria con la teoría económica general y la demostración de que el socialismo debe fracasar porque no puede resolver el problema del cálculo económico. Mises fue el primer estudioso en reconocer que la economía es parte de una ciencia superior sobre la acción humana, ciencia a la que llamó “praxeología”.

Este artículo está extraído del capítulo 19 de La acción humana.

Published Sat, May 1 2010 5:58 PM by euribe