¿Los capitalistas no producen nada?

Por D.W. MacKenzie. (Publicado el 6 de mayo de 2010)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí http://mises.org/daily/4303.

 

La crisis subprime ha hecho que muchos estadounidenses desconfíen de los mercados financieros y de los financieros capitalistas. En su reciente discurso el Presidente Obama echó la culpa a Wall Street, y en menor medida a Main Street, de la crisis de 2008. De acuerdo con su discurso, Washington tiene poca o ninguna responsabilidad por la crisis de 2008.

Obama no está solo en echar la culpa a Wall Street por el estado de la economía. Chris Matthews descargó recientemente su enfado hacia los magnates financieros y la libre empresa. De acuerdo con Matthews, nuestro sistema da las mayores recompensas a la gente menos productiva: los inversores en hedge-funds. Los inversores en hedge-funds más afortunados ganaron de dos a cuatro mil millones de dólares el año pasado.

Según Matthews, estos inversores no crean nada real: “ni acero, ni coches, ni computadoras, ni siquiera películas”, sólo hacen dinero para sí mismos. Las ganancias de estos inversores supuestamente provienen de las clases trabajadoras medias y bajas que viven de sus nóminas. Matthews ha engañado a su audiencia en este asunto.

Algunos de estos inversores en hedge-funds perdieron dinero en 2008, así que sus ganancias a largo plazo no son tan altas como podría parecer. Sin embargo, este hecho no niega el argumento básico de Matthews sobre las transferencias. ¿Cuál considera Matthews que es la solución al supuesto problema? Tiene grandes esperanzas en la nueva regulación financiera que el Congreso votará este año.

¿Tiene razón Matthews? ¿Debería el gobierno aumentar la regulación de todos los mercados financieros para recuperarse de los inversores en hedge-funds más afortunados? Dada la suposición de que esos inversores no hacen literalmente nada, la medida correcta sería expropiar sus inmerecidos ingresos. Si Matthews hubiera realmente pensado bien las cosas, se hubiera unido a Marx en condenar al menos a estos capitalistas. Por supuesto, si Matthews hubiera pensado bien las cosas, podría haberse dado cuenta también de que esta suposición de que los inversores de hedge-funds no producen nada no es nunca verdad.

Los inversores tienen dos funciones en las economías modernas. Primero, difieren el consumo para invertir en producción futura. La única razón por la que los trabajadores pueden fabricar acero, coches o cualquier otra cosa es que alguien ahorró e invirtió en equipos de capital reales en la industria.

Casi todos ahorran algún dinero de una forma u otra. Sin embargo, una cantidad desproporcionada de inversión en capital procede de un número relativamente pequeño de personas ricas que evitan gastar sus fortunas. Sin la acumulación de capital lograda en el capitalismo moderno, la gente no estaría viviendo de sus nóminas como trabajadores, sino de sus cosechas como campesinos.

Diferir el consumo puede ser considerado pro algunos como algo fácil. Los multimillonarios pueden vivir bien con sólo los ingresos de dividendos e intereses. El argumento es un non sequitur, pues las recompensas en los mercados derivan de los resultados en lugar de los trabajos. El hecho es que la mayoría de los estadounidenses contemporáneos ahorran e invierten un pequeño porcentaje de sus ingresos. Necesitamos capitalistas para expandir sus carteras para financiar inversión financiera en capital real. En la medida en que los hedge-funds se inviertan en capital productivo, esos inversores obtendrán son ganancias.

Los capitalistas también realizan la tarea más complicada y controvertida de predecir la tendencias futuras en al economía. La composición de la cartera de cada inversor se determina por sus expectativas respecto de qué inversiones darán los mayores rendimientos. Es un atarea complicada porque las tendencias del mercado son difíciles de predecir. Bill Gates vio el potencial de desarrollar el software de Windows. Henry Ford vio potencial en desarrollar cadenas de montaje de automóviles.

Los inversores de hedge-funds no están tan directamente implicados en el desarrollo de productos reales y tal vez sea éste el origen principal de la confusión de Matthews. La inversión bursátil no es una transferencia monetaria pura. Los inversores bursátiles ganan dinero presionando a los directivos para que planifiquen de forma eficiente. Los inversores en bonos también ganan dinero presionando a los directivos en compañías endeudadas. Los inversores en materias primas ganan dinero asegurando los ingresos de granjeros, mineros y otra gente que gestiona la producción de “bienes reales”.

Los inversores no producen ningún producto físico real: hacen que la planificación de la producción sea más racional. Los esfuerzos de los “trabajadores que fabrican productos reales” se desperdician si los planes de producción son defectuosos. Matthews no ve cómo los capitalistas de éxito pueden cambiar la producción hacia bienes que los consumidores necesitan más urgentemente. Los beneficios derivan de la venta de bienes que producen los máximos beneficios a los consumidores respecto de los costes. Pocas personas pueden predecir las tendencias del mercado. Los inversores pueden ganar o perder miles de millones porque sus decisiones determinan si el trabajo de millones de personas normales es productivo o una pérdida de tiempo.

La idea de que los inversores ricos ganen sus fortunas es controvertida, pero no porque el papel de los capitalista en un libe mercado se ponga en duda. Matthews se refiere a la economía estadounidense como un sistema de libre empresa. Dado el tono de su comentario, parecería que no lo dice totalmente en serio.

David Tepper ganó cuatro mil millones de dólares invirtiendo el año pasado. Tepper apostó por que el estado rescataría a muchos bancos y al gigante asegurador AIG. Fue una inversión lucrativa, pero se produjo a costa de un amplio segmento de la sociedad estadounidense. Los rescates que enriquecieron a Tepper no se produjeron realmente a costa de los trabajadores, sino de los contribuyentes. Con un sistema fiscal sobre rentas, los contribuyentes son trabajadores, pero no se trata de eso. Matthews describió el asunto de los hedge-funds como un problema de trabajador contra capitalista que podría remediarse con regulación gubernamental.

Matthews parece darse cuenta a medias de que el gobierno hizo más rico a Tepper con sus rescates. Aún así quiere echar la culpa a Tepper por llevarse el dinero del rescate financiado por los contribuyentes, ¡pero no al gobierno por entregar previamente este dinero! Aún peor, Matthews confía en la institución (el gobierno federal) que entregó el dinero de los contribuyentes a Tepper, entre otros, con el fin de ofrecer una solución al problema que ha causado al regular los mercados financieros.

Matthews podría argumentar que estos beneficios no se han ganado, pero seguiría equivocándose en su calificación de esta actividad como improductiva y puramente monetaria. Los rescates y la asistencia corporativa animan a la excesiva toma de riesgos y al desperdicio directo. En la medida en que capitalistas como Tepper participen en la subvención del sector, no están simplemente transfiriendo ingresos: están causando que se deteriore la planificación de la producción.

Si Matthews entendiera la economía de las políticas públicas, vería cómo las regulaciones y rescates crean incentivos perversos para los gestores. Los inversores que cabildean por una intervención no sólo hacen dinero. Los inversores bursátiles hacen dinero con las ganancias de capital durante los auges financiados por la Reserva Federal y también pueden beneficiarse vendiendo a corto si prevén que la Fed aumentará los tipos de interés. Los inversores astutos pueden beneficiarse con cualquier tipo de intervención, pero esto no es una pura transferencia de dinero.

Los auges, crisis y rescates se corresponden con planes de producción ineficientes. En la medida en que los capitalistas cabildeen para intervenciones que distorsionen los mercados, ayudan a producir planes de producción defectuosos. No es sólo una transferencia de ingresos a unos pocos inversores, sino una pérdida generalizada de eficiencia económica. Los inversores en hedge-funds ya están pensando en cómo pueden beneficiarse de las nuevas regulaciones y Matthews esta facilitando el proceso por el que pueden aumentar sus inmerecidas ganancias.

Matthews dice que podemos llamar tranquilamente a este sistema, que da miles de millones a quienes no producen nada, “libre empresa”. No podría estar más equivocado. Todos los capitalistas producen algo. Los capitalistas que mejoran los planes de producción sirven a las necesidades de los consumidores y producen progreso económico. Así es como funciona realmente el sistema que podemos llamar apropiadamente de “libre empresa”. Los capitalistas que participan en la redistribución de la riqueza mediante políticas del gobierno producen planes de producción perjudiciales y desperdicio económico. Así es como funciona el sistema que llamamos apropiadamente “capitalismo de compinches”.

La idea de que los capitalistas producen transferencia puramente monetarias no tiene sentido. Todos los ingresos afectan a la producción, ya sea de forma positiva o negativa. Los inversores en hedge-funds o bien gana fortunas mediante especulación privada o ayudan a distorsionar la producción mediante la intervención estatal. Por supuesto, no podemos simplemente echar la culpa a los inversores de los hedge-funds por la intervención. Las personalidades de los medios de comunicación, como Chris Matthews, defienden la intervención son casi con seguridad más responsables de estos problemas que los inversores referidos.

Obama ofreció unos pocos comentarios positivos acerca de los mercados financieros en su discurso. Por desgracia, Obama parece aceptar la opinión completamente irreal de que es necesaria una regulación de los salarios y bonos de los directivos para una libre operación de los mercados financieros. Lo que es peor, Obama parece desconocer el papel que desempeñó el Banco de la Reserva Federal, tanto en la regulación de los tipos de interés y la base monetaria, en financiar al auge y la caída de las subprime, como de las numerosas políticas federales que promovieron los préstamos subprime.

Las perspectivas tendenciosas y confusas de Matthews y Obama les llevan a ambos a considerar a la regulación federal como la forma de evitar futuras crisis, en lugar de cómo la causa principal de las crisis anteriores. La buena noticia es que Matthews simplemente expresa una opinión uniformada, que probablemente no tenga consecuencias reales. La mala noticia es que Obama es perfectamente capaz de transformar sus opiniones en políticas públicas reales.

 

 

D. W. MacKenzie enseña economía en la Academia de Guardacostas. (Los contenidos de este artículo no reflejan posiciones oficiales de la Academia de Guardacostas de los EEUU).

Published Fri, May 7 2010 2:28 PM by euribe