Más armas, escuelas más seguras

Por Ninos P. Malek. (Publicado el 24 de octubre de 2006)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/2354.

 

¿Debería permitirse a profesores y administradores llevar armas de fuego a la escuela? Debería discutirse seriamente en Estados Unidos. Parece como si la tragedia que se produjo en la Columbine High School en 1999 se hubiera hecho más común desde entonces.

A la vista de acontecimientos recientes, el Presidente Bush organizó una cumbre sobre seguridad escolar. Por supuesto, la razón por la que estos acontecimientos llegaron a los noticieros porque realmente no son tan comunes una vez que consideramos cuántos tiroteos han tenido lugar en relación con el número de escuelas que hay en este país.

Por ejemplo, en 2006, sólo ha habido cuatro incidentes con armas de fuego en las escuelas. Básicamente, las escuelas son lugares seguros para los niños: es más probable que mueran violentamente en otros lugares. Así que, aunque estoy de acuerdo en que no queremos una reacción refleja ante ciertos acontecimientos, de lo que debemos preocuparnos es de por qué no se les permite a las escuelas protegerse por sí mismas de los psicóticos y delincuentes.

De acuerdo con el John R. Lott, doctor en economía y autor de More Guns, Less Crime y The Bias Against Guns, prohibir las armas parecería ser la forma lógica de mantener a los niños seguros en la escuela. Sin embargo, usa una sencilla analogía:

¿Se sentiría usted seguro poniendo un cartel delante de su casa que diga “Esta casa es una zona libre de armas”? A los ciudadanos respetuosos con la ley les gustaría ese cartel, pero para los criminales sería una invitación.

Lott apunta que en 1985 sólo ocho estados tenían leyes de derecho a portar armas, leyes que permitían a una persona obtener automáticamente un permiso, siempre que pasaran un examen de antecedentes y completaran un curso de formación. Hoy hay cuarenta estados que tienen alguna versión de esas leyes. El examen de Lott de los datos muestra que “de 1977 a 1999, los estados que adoptaron leyes de derecho a portar armas experimentaron una caída del 60% en la ocurrencia de ataques y del 78% en las personas que murieron en esos ataques”.

Además, apunta que antes de 1995 a los profesores les era posible llevar armas a los campus en muchos estados y que “el brote de tiroteos de estudiantes en las escuelas empezó en octubre de 1977, en Pearl, Mississippi, después de la prohibición” (las itálicas son mías).

Se ha citado a Israel y Tailandia como ejemplos de cómo las armas en las escuelas pueden salvar vidas. De hecho, el representante de Wisconsin, Frank Lasee (republicano) planea presentar legislación para permitir a profesores y administradores llevar armas en Estados Unidos. Indudablemente los liberales demócratas y republicanos no apoyarán una legislación así, argumentando que las armas son una medida muy extrema como para tomarla. Algunos políticos más conservadores probablemente propondrán legislación que obligue a todos los municipios a proveer presencia policial en todas las escuelas del país.

Pero si supuestamente ofrecer educación es una tarea del gobierno y los maestros en las escuelas públicas son agentes del gobierno, ¿por qué no se les puede formar para llevar un arma para proteger a los niños que el estado les ha asignado?

La cuestión es aquí si profesores y administradores adecuadamente formados deberían tener o no la libertad de llevar armas al campus, para actuar como extensiones de la aplicación de la ley en campus escolares.

La ley actualmente impide que ocurra esto. La Gun-Free School Zones Act de 1990 lo hace ilegal para cualquiera que posea conscientemente un arma de fuego en una zona escolar, ¡incluso un policía que no esté de servicio o un profesor que fuera también un oficial de policía en la reserva!

El término “zona escolar” significa dentro de las instalaciones de una escuela pública, parroquial o privada o dentro de una distancia de 1.000 pies de una escuela. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogó esto en 1995 (United States v. Lopez) porque violaba los límites de la Cláusula del Comercio en la Constitución. La legislación sigue haciendo ilegal tener un arma a menos de 1.000 pies de una escuela.

El Servicio Secreto de Estados Unidos, junto con el Departamento de Educación, realizó un estudio titulado “The Final Report and Findings of the Safe School Initiative: Implications for the Prevention of School Attacks in the United States”, que ofrecía información sobre el trasfondo de violencia escolar y los mitos asociados a ésta.

Sin embargo, la principal sugerencia ofrecida a los educadores es:

Finalmente, los educadores pueden desempeñar un papel en la prevención creando un ambiente en que los estudiantes se sientan cómodos comunicando a un adulto cuando escuchen algo acerca de alguien que quiera hacer daño a otra persona o incluso cuando la gente quiera dañarse a sí misma. Una vez creado ese entorno, sigue siendo importante que los adultos en él escuchen a los estudiantes y manejen la información recibida de una forma ponderada y responsable.

Así que aquí está: el gobierno que se supone que protege a la gente acaba recomendando sólo un tenue “ambiente” en el que se supone que todos deberían sentirse especiales y escuchados. En lugar de protección, tenemos terapia.

La gente responde a incentivos. El análisis económico puede aplicarse la comportamiento criminal. La gente elige hacer más de algo cuando el coste es bajo y elige hacer menos de algo cuando el coste sube. ¿Por qué esta lógica desaparece repentinamente cuando hablamos de adultos degenerados y cobardes o estudiantes que quieren cometer delitos? También podrían pensárselo dos veces si supieran que podrían ser detenidos.

La situación se convierte en más exasperante cuando se refiere a las escuelas privadas. El porqué a las instituciones privadas instituciones privadas no se les permite determinar sus propias políticas de seguridad es una clara violación de los derechos de propiedad por parte del gobierno. Dejene que las decisiones voluntarias de escuelas y padres (consumidores) individuales decidan si los niños deberían estar en presencia de maestros con armas.

Después de todo, ¿no tienen los padres el derecho a cuidar de sus hijos en la forma que consideren apropiada? Puedo escuchar la objeción: “¿Qué pasa si un maestro es un psicópata y decide disparar contra todos sus estudiantes?” Me quedo perplejo cuando oigo ese mismo argumento empleado contra permitir a las aerolíneas armar a sus pilotos (y así proteger a su propia propiedad privada). Si un piloto tiene desequilibrios mentales, ¿no puede estrellarme y matarme si quiere hacerlo?

De hecho, preferiría acabar con mi sufrimiento con un tiro en la cabeza que permitirme pensar en mi mente inminente a medida que se precipita en tierra. Mi opinión es que si un maestro es emocionalmente inestable, no hay nada que le impida llevar un arma a la escuela y cometer ahora su acto patético y cobarde.

Si tuviéramos un libre mercado en la educación y se respetara la Segunda Enmiendo, los padres que no confiaran en maestros con armas enviarían a sus hijos a escuelas libres de armas y quienes sientan que una escuela con profesores armados ofrece un entorno más seguro recompensarían a las escuelas que prestaran ese servicio con sus dólares. La formación y evaluación de los profesores podrían, por supuesto, realizarlas las instituciones del sector privado.

Nuestro sistema educativo público es un sistema de coerción: a la gente el gobierno le obliga a sostener las escuelas mediante impuestos. Así que podría entender la objeción de los padres anti-armas a la legislación que arma a maestros y administradores de la escuela de sus hijos. De nuevo, esto es otro ejemplo más de cómo un sistema voluntario privado sería más eficaz y receptivo a los deseos de los padres.

Por desgracia, como el gobierno ha monopolizado el sistema educativo y al Segunda Enmienda ha perdido su verdadero significado, probablemente las escuelas no sean capaces de defenderse por sí mismas más eficazmente contra quienes estén locos o tengan “asuntos” sin resolver. Oímos historias de niños y jóvenes asesinados con armas de fuego, quizá debería ser el momento de oír acerca de cómo niños y jóvenes son salvados a causa de las armas de fuego. 

 

Ninos Malek enseña economía en la Universidad Estatal de San José, el De Anza College, y la Valley Christian High School. Vea su sitio web

Published Mon, Aug 23 2010 6:43 PM by euribe

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