¿Poner buena cara?

Por Doug French. (Publicado el 27 de septiembre de 2010)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4738.

 

Como dos años de tipos de interés cero, 800.000 millones de dólares en estímulo fiscal y el rescate de cualquier empresa vista remotamente como sistemáticamente importante no han resucitado una economía muerta, lo que se sugiere ahora es el optimismo. Los propietarios de empresas y consumidores estadounidenses tienen que dejar de mostrarse preocupados y mantener una buena cara.

El profesor de economía de Universidad George Mason, Tyler Cowen cree que la preocupación por el ánimo colectivo ya no es algo sólo para psicólogos. El optimismo y el pesimismo son “muy importantes para as dificultades que afrontan los políticos: un déficit de optimismo tiene mucho que ver con por que la economía de Estados Unidos sigo hoy estancada”, escribe el Profesor Cowen en el New York Times.

Así que la Fed puede resoplar y triplicar su efectivo, “Pero si pudiera convencer a los estadounidenses de que se compromete con la expansión monetaria y el crecimiento económico, ayudaría a que la economía tomara velocidad”, de acuerdo con el profesor de la George Mason.

Cowen continúa explicando que mientras que la Fed escupe liquidez, la gente y las empresas no están poniendo de su parte en el acuerdo del estímulo. El tipo común del mundo real ha aumentado su demanda de liquidez. Están escupiendo a la cara de los burócratas de la Fed y profesores universitarios que no pueden entender por qué la gente no aprovecha el dinero barato, devolviendo sus calendarios a los años de la burbuja y comprando casas más grandes, coches más grandes y pantallas de televisión planas más grandes.

El Hermano Bernanke está predicando el camino de la salvación económica, afirma Cowen, pero la congregación no está segura de la convicción del presidente de la Fed. Cowen escribe: “Si nadie cree en el compromiso de la Fed de inflar los precios, el gasto y el empleo no aumentarán. El plan fracasará y la gente verá justificado su escepticismo”.

La Fed tiene que llegar audazmente donde no ha llegado ningún banco central desde el Banque Royale de John Law, de acuerdo con los principales economistas. De nuevo con sentimiento, el Fed debe prometer “un compromiso creíble de una política monetaria más expansionista”.

Pero el Profesor Cowen pone todo al revés. La Fed creó este lío recortando los tipos de interés tras el 11-S y el estallido de la burbuja bursátil de las punto-com. El dinero afluyó a todo tipo de inmovilizado. El dinero y el crédito no sólo crearon repetidas malas inversiones en ladrillo y hormigón, sino que se crearon más empleos para construir urbanizaciones, centros comerciales y edificios de oficinas innecesarios.

El empleo en los ayuntamientos de todo Estados Unidos se hinchó para gestionar servicios vitales como planes de subvenciones y licencias de edificación. Las tiendas contrataron gente para atender a las hordas de compradores que usaban sus hogares como cajeros automáticos. Me atrevo a decir que casi todos eran excesivamente optimistas. No porque tomaran pastillas o vieran al Dr. Phil, sino porque estaban gastando el crédito barato y fácil que pensaban que nunca acabaría.

Ahora que ha estallado la burbuja y que quienes están en la Fed y en la universidad creen que los tipos de interés por los suelos deberían hacer que los empresarios y consumidores vuelvan a ser optimistas. Después de todo, han puesto tipo de interés bajos en sus fórmulas y funcionan… sobre el papel. Pero no. Porque la crisis, el cambio de tendencia, es la limpieza de las malas inversiones producidas por la explosión previa de la expansión monetaria.

“¿Por qué deberían los cabezotas empresarios, maestros en tratar de maximizar sus beneficios, caer repentinamente víctimas de tales bandazos psicológicos?” pregunta Murray Rothbard en Man, Economy, and State with Power and Market. “De hecho, la crisis genera quiebras independientemente del estado emocional de los empresarios particulares”.

Rothbard cita a V. Lewis Bassie, que escribió en “Recent Developments in Short-Term Forecasting”, Studies in Income and Wealth:

Toda la teoría psicológica del ciclo económico parece ser poco más que una inversión de secuencia causal real. Las expectativas derivan de forma más aproximada de las condiciones objetivas que las producen. El empresario a la vez expande y espera que esta expansión sea rentable porque las condiciones que ve justifican la expansión (…). No es la onda de optimismo lo que hace buenos lo tiempos. Los buenos tiempos están casi obligados a traer con ellos el optimismo. Por otro lado, cuando llega el declive, no llega porque alguien pierda la confianza, sino porque están cambiando las fuerzas económicas básicas.

Así que toda esta teoría de “pon buena cara” son paparruchas. Y al menos un analista de mercado, Robert Prechter, cree que el optimismo sigue reinando, al menos en el mundo inversor. Los inversores no están deprimidos, escribe Prechter en su último informe en The Elliott Wave Theorist. Los fondos mutuos tienen invertido cerca del 97% y los índices de confianza de los inversores son altos.

Prechter disecciona un artículo de Bloomberg titulado “Atlanta Awash in Empty Offices Struggles to Recover From Building Binge”, que lista más de una docena de hechos negatives acerca del Mercado de Stlanta. Aún así las opiniones que el reportero alcanza a citar en el artículo eran positivas, como “Los dueños de `propiedades en apuros (…) dicen que siguen siendo optimistas” y “[Un] vicepresidente (…) decía en un e-mail ‘nuestra perspectiva es positiva’”.

Puede que un nuevo edificio de oficinas en Peachtree esté vacío en un 98%, las ventas urgentes pueden ser la mitad del mercado y la inmigración ha caído un 82% en Atlanta, pero quienes están en el negocio inmobiliario siguen llevando puestas sus gafas de color de rosa. Como las llevan Warren Buffett y Jeff Immelt, de GE, que afirman que las cosas están mejorando y no hay posibilidad de recaída.

A medida que la Fed sigue imprimiendo y los académicos siguen desarrollando nuevas teorías, la purga de los múltiples auges creados por las intervenciones de la Fed continuará durante años. Quienes operan aquí y ahora en el mundo real se han dado cuenta de que deberían desapalancarse y ahorrar. Esto puede ser interpretado por lo políticos como pesimismo, pero sólo es sentido común.

 

 

 

Douglas French es presidente del Mises Institute y autor de Early Speculative Bubbles & Increases in the Money Supply. Es doctor en economía de la Universidad de Nevada- Las Vegas, dirigido por Murray Rothbard, con el Profesor Hans-Hermann Hoppe en su tribunal de tesis. French enseña en la Mises Academy.

 

Published Mon, Sep 27 2010 9:18 PM by euribe