Por Murray N. Rothbard. (Publicado el 29 de octubre de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4701.
[Este artículo está extraído de Historia del pensamiento económico, vol. 1, El pensamiento económico hasta Adam Smith]
Uno de los más ilustres escritores económicos de la segunda mitad del siglo XVII en Inglaterra fue el eminente Sir Josiah Child (1630-1699). Era un rico comerciante que estuvo habitualmente asociado con la poderosa Compañía de las Indias Orientales e incluso llegó a ser su gobernador y la preocupación central de sus escritos económicos fue la por entonces tradicional apología de los intereses de las Indias Orientales. Es decir, nadie tenía que preocuparse por el balance comercial de un país concreto respecto de otro; debería observarse de forma más amplia el balance de la nación y por tanto, las notorias exportaciones de oro y plata al Lejano Oriente, o sus déficits, de la Compañía de las Indias Orientales estaban justificados si consideramos la reexportaciones de la Compañía, y por tanto sus superávits, a otros países. A causa de este mayor énfasis en el balance general del comercio, posteriores economistas asociaron a menudo a Child con una postura de librecambios, de laissez faire.
Los historiadores incautos también se vieron engañados por las diatribas de Child contra los monopolios y los privilegios monopolísticos otorgados por el estado a ciudades, gremios o compañías comerciales. De nuevo asumen que Chil era un defensor del laissez faire; lo que no advierten es que Child siempre tenía cuidado de defender, como excepción especial, el monopolio otorgado a la Compañía de las Indias Orientales.
Child nunca fue de la genuina opinión de laissez faire de que ni siquiera era importante el balance general de comercio: por el contrario, insistía en que oro y plata en bruto sólo podían exportarse libremente si el fecto neto de esa exportación fuera una impostación neta de metales preciosos, en otras palabras, un balance favorable neto de comercio.
Por desgracia, la obra de Child fue interpretada como una sólida doctrina de laissez faire en el siglo XVIII, y particularmente por el devoto del laissez faire de mediados del siglo XVIII, el Vizconde de Gournay, que tradujo a Child al francés como parte de su programa de divulgación de la doctrina del laissez faire en Francia. En consecuencia, al obra de Child obtuvo una fama inmerecida en el siguiente siglo.
Una de las principales desviaciones de Child de la doctrina librecambista y de laissez faire era defender uno de los programas favoritos de los mercantilistas: poner el tipo de interés legal máximo aún más bajo. Las antiguamente desacreditadas “leyes de usura” estaban volviendo más por razones de mala economía que de ley natural o teología.
Desde las primeras décadas del siglo XVII, los mercantilistas ingleses estaban amargados por la superior prosperidad y crecimiento económico del que disfrutaban los holandeses. Observando que el tipo de interés era más bajo en Holanda que en Inglaterra, determinaron que la causa de la superior prosperidad holandesa era el bajo tipo de interés de Holanda y que por tanto era tarea del gobierno inglés forzar a la baja el tipo máximo de interés hasta que éste fuera inferior al holandés. El primer tratado mercantilista pidiendo la rebaja del tipo de interés fue el del caballero rural inglés Sir Thomas Culpeper, en su breve Tract Against the High Rate of Usury (1621). Culpeper declaraba que la prosperidad holandesa se debía a su bajo tipo de interés, que el alto tipo de interés inglés dificultaba el comercio y que por tanto el gobierno debería forzar a la baja los tipos máximos de interés para superar a los holandeses. El panfleto de Culpeper desempeñó un papel en la rebaja del Parlamento del tipo de usura máximo del 10% al 8%. El tratado de Culpeper fue reimpreso varias veces y el Parlamento a su vez empujó a la baja en años posteriores al 8% y luego al 6%.
Sin embargo cada vez aumentaba más la resistencia, especialmente al forzar repetidamente a la baja el gobierno el tipo máximo. Finalmente, en 1668, los mercantilistas intentaron conseguir su conquista más importante: rebajar el tipo de interés máximo del 6% al 4%, lo que supuestamente pondría los tipos de interés por debajo de los holandeses. Como propaganda de acompañamiento para esta propuesta, el hijo de Culpeper, Sir Thomas Culpeper, reimprimió en 1668 el tratado de su padre, junto con uno propio, cuyo título los dice todo: A Discourse showing the many Advantages which will accrue to this Kingdom by the Abatement of Usury together with the Absolute Necessity of Reducing Interest of Money to the lowest Rate it bears in other Countreys. [Discurso que demuestra las muchas ventajas que producirá a este reino a la reducción de la usura, junto con la absoluta necesidad de reducir el interés del dinero al tipo mínimo que haya en otros países].
El panfleto de Culpeper padre se publicó junto con la influyente contribución del ya eminente comerciante y hombres de negocios Josiah Child, en su primer panfleto, Brief Observations concerning trade, and interest of money. Child era un importante miembro del consejo de comercio del rey, establecido en 1688 para aconsejarle en asuntos económicos. Child consideraba el rebajar el tipo de interés máximo al 4% prácticamente como la panacea para todos los males económicos. Un tipo de interés menor reavivaría el comercio y aumentaría el precio de los terrenos; incluso curaría la ebriedad.
El panfleto de Josiah Child y su testimonio ante el Parlamento fueron piezas ecntrales del debate alrededor de la propuesta. Los críticos de Child apuntaban efectivamente que un interés bajo en un país es la consecuencia de muchos ahorros y de prosperidad, y no su causa. Así, Edward Waller, durante el debate en la Cámara de los Comunes, apuntaba que “pasa con el dinero como con otros productos, que cuanto más abundan más baratos son, así que hagamos que abunde el dinero [el ahorro] y los intereses serán bajos”. El coronel Silius Titus presionó para demostrar que, como los intereses bajos son la consecuencia y no la causa de la riqueza, cualquier ley de usura máxima sería contraproducente: pues al prohibir préstamos actualmente legales, “su efecto sería hacer que los usureros reclamaran sus préstamos. Los comerciantes se arruinarían y las hipotecas se cancelarían; los caballeros que necesitaran pedir prestado se verían obligados a vulnerar la ley”.
Child replicó débilmente a sus críticos que los usureros nunca dejarían de prestar su dinero, que estaban obligados a aceptar el máximo legal o aguantarse. Sobre la idea de que el interés bajo era un efecto y no una causa, Child simplemente mencionaba los tiempos pasados en que el gobierno inglés había forzado a la baja el interés, del 10% al 8% al 6%. ¿Por qué no dar un paso más adelante? Child, por supuesto, no se dignaba a llevar el escenario más allá y preguntarse por qué el estado no tenía el poder de forzar el tipo de interés hasta el cero.
Las críticas de Child llevaban a otro punto importante: ¿cómo es que los holandeses eran capaces de mantener sus tipos de interés bajos con medios puramente económicos; cómo es que los holandeses no necesitaban una ley de usura? La absurda respuesta de Child fue que los holandeses habrían empujado a la baja su tipo de interés por ley si su tipo no hubiera caído bajo por sí mismo.
Debe advertirse que esta desviación del laissez faire del interés bajo se ajustaba con el interés económico personal de Josiah Child. Como importante comerciante de las Indias Orientales, Child y sus colegas eran grandes acreedores, no prestamistas y por tanto estaban interesados en tener crédito barato. Aún más revelador fue la réplica de Child a la acusación del autor de Interest of Money Mistaken de que Child estaba tratando de “absorber todo el comercio en las manos de unos pocos mercaderes ricos que tienen por sí mismos dinero suficiente para comerciar con él, excluyendo a todos los jóvenes que lo pretendan”. Child replicó a esa sagaz ofensiva que, por el contrario, su Compañía de las Indias orientales no necesitaba un tipo de interés bajo pues podía obtener tanto dinero como quisiera al 4%. Pero por supuesto se trata de eso. Sir Josiah Child y sus pares querían bajar el tipo de interés por debajo del nivel del libre mercado para crear una escasez de crédito y así racionarlo a sus demandantes principales: las grandes empresas que podrían permitirse pagar un 4% o menos y alejarlos de prestatarios más especuladores. Era precisamente porque Child sabía muy bien que una rebaja forzada de los tipos de interés lo que realmente absorbería “todo el comercio en las manos de unos pocos mercaderes ricos” por lo que Child y sus colegas estaban tan ansioso por poner en efecto esta medida mercantilista.
Murray N. Rothbard (1926-1995) fue decano de la Escuela Austriaca. Fue economista, historiador de la economía y filósofo político libertario.
Este artículo está extraído de Historia del pensamiento económico, vol. 1, El pensamiento económico hasta Adam Smith.