El auge del estatismo

Por Murray N. Rothbard. (Publicado el 15 de febrero de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5006.

[Crisis and Leviathan • Robert Higgs • Oxford University Press, 1987 • 350 páginas. Esta crítica se publicó originalmente en Liberty, 1987]

 

Crisis and Leviathan es un libro superventas, uno de los más importantes de la última década. Es esa extraña y maravillosa combinación: sabiduría y firmeza, escrito con claridad y también libertario. Para el Profesor Higgs, ser meticuloso y erudito no significa calificar timoratamente cada frase y buscar torpe y “juiciosamente” una salida a través de los campos minados de la ideología. La profundidad y amplitud de lo averiguado por Higgs solo ha intensificado su compromiso con la verdad, la libertad y la identificación de sus enemigos.

Robert Higgs, conocido historiador económico, se dedica a responder a un pregunta antigua y vital: ¿por qué ha crecido tan ominosamente en poder el Estado en Estados Unidos durante el siglo XX? ¿Por qué empezamos como un país casi de laissez faire en el siglo XIX y acabamos con nuestro lío actual? ¿Cuáles fueron los procesos de cambio?

La respuesta ortodoxa, la respuesta de los apologistas del estado, es demasiado sencilla: el mundo se ha hecho más complejo, la creciente necesidad de estatismo es percibida por intelectuales, estadistas y empresario con visión de futuro, de ahí que el gobierno se expandiera para responder a esas necesidades. Por supuesto, nadie que no sea un ingenio apologista del status quo se tragaría esa tontería.

Robert Higgs fue estudiante en la escuela de “cliometría” de Chicago apadrinada por Douglass North, de la Universidad de Washington. La aproximación de North a la historia económica está marcada por varias características:

  1. una aproximación general de libre mercado, pero fuertemente atemperada por la idea “whig” de que lo que existiera en el pasado tenía que existir;
  2. un estricto determinismo económico en el que todos actúan solo por su propio interés y
  3. la opinión de que toda la historia económica puede abarcarse con unas pocas fórmulas matemáticas.

Debería apuntarse que c es totalmente falsa en sí misma, pero solo obtiene una plausibilidad aparente si sostenemos b y luego añadimos muchas suposiciones acerca de la medición de un comportamiento determinado. Es patentemente imposible, incluso para los cliómetras, encarnar ideología valores e ideas de la gente en ecuaciones matemáticas.

También podemos ver que a, el determinismo whig de que ningún status quo puede cambiarse, combinada con b, el determinismo económico estricto, lleva a un pesimismo total acerca de cambiar cualquier situación, pasada o presente, a favor de la libertad. Si las ideas o principios no son importantes y pueden no tener influencia en la historia, como ha destacado la rama de la elección pública de la gente de Chicago, entonces no hay esperanza de superar los más precisos e intensos intereses económicos de los grupos que reclaman del Estado privilegios especiales.

Lo delicioso de Crisis and Leviathan es que Higgs ha trabajado lejos de la cliometría de North. Buena parte del principio del libro es reconocible y agudo ataque a sus supuestos y procedimientos. La clave del cambio histórico y específicamente el crecimiento del estatismo, apunta North, fue un cambio de ideología, en el grupo de ideas que rige la sociedad. El punto de inflexión fue la adopción de estatismo por los intelectuales estadounidenses durante el periodo progresista. En consecuencia, cualquier crisis económica o política podría dar un mayor empuje al estatismo del que podía dar antes.

Un gran logro del Profesor Higgs es reivindicar el papel de las ideas en la historia; más en concreto, el papel de la ideología en generar el estatismo en el siglo XX. Ha rescatado a la disciplina de la historia económica del determinismo económico de la variante de Chicago.

Pero esto no es todo. Porque en prácticamente todos los economistas de libre mercado de nuestro tiempo hay un gran agujero, un gran fallo en su crítica del estatismo: la guerra. La guerra es sacrosanta, se considera necesaria, inevitable y buena y así mientras que los economistas del libre mercado dedicarán gran cantidad de energías a los males de la intervención de gobierno en el petróleo o en los bosques, o en el comercio minorista, se dice poco o nada acerca de los horrores y distorsiones impuestos por el Pentágono y el Estado Leviatán que hace la guerra.

En Crisis and Leviathan, Higgs identifica la guerra como la clave crítica para el crecimiento del estatismo, haciendo este logro mucho más remarcable. La Primera y Segunda Guerras Mundiales, en la cumbre de la adopción de la ideología estatista, fueron las ofensivas críticas para el triunfo del estatismo en asuntos económicos y sociales. Higgs apunta que la Primera Guerra Mundial, en contraste con las anteriores guerras estadounidenses, se usó para imponer un colectivismo que se convirtió en un modelo añorado por todos los estatistas como característica permanente de la vida estadounidense y que la Segunda Guerra Mundial completó el trabajo.

Normalmente los economistas del libre mercado, siempre cautelosos al realizar juicios de valor, restringen su crítica al servicio militar a un mero argumento de que es una forma ineficiente de movilizar energía humana: de ahí su reclamación de un ejército voluntario como medio más eficiente de asignar trabajo e imponer costes sociales. Por el contrario, Robert Higgs, argumenta que el reclutamiento es esencial para el desarrollo del estatismo en el siglo XX. En una importante contribución, Higgs apunta que una vez que se adoptó el servicio militar, los estatistas fueron capaces de utilizar el reclutamiento con arma poderosa para el control de la economía y la sociedad. Esencialmente argumentaban que “si se recluta a nuestros chicos, entonces indudablemente la propiedad de controlarse y prestar también un servicio”.

Ya los conservadores alertados han denunciado Crisis and Leviathan por señalar a la guerra y el militarismo como claves del estatismo. El crítico del American Spectator denuncio a Higgs por sus inclinaciones “libertarias”. Cuando los conservadores se enfrentar a una elección entre guerra y libertad, siempre sabemos qué eligen invariablemente.

No es el menor de los placeres de Crisis and Leviathan el amor a la libertad y el odio a sus enemigos que brilla a lo largo de la sabia exposición del libro. En famosa expresión de Yeats:

A los mejores les falta toda convicción, mientras que los peores

Están llenos de apasionada intensidad.

¡Así que menudo tesoro  cuando un investigador erudito y distinguido historiador económico como Robert Higgs transmite una apasionada intensidad  a favor de la libertad y contra la depredación del estado!

Vivimos una era de vergonzosas promociones, en las que editores y vendedores de libros califican a cualquier otro libro impreso como “el mayor de nuestro tiempo”. ¿Qué tenemos que hacer cuando aparece un libro de verdadera grandeza? Digo esto de muy pocos libros: hagan de él su primera prioridad este año: salgan rápidamente y lean el libro. Y luego proclámenlo por toda la tierra.

 

 

Murray N. Rothbard (1926-1995) fue decano de la Escuela Austriaca. Fue economista, historiador de la economía y filósofo político libertario.

Esta crítica se publicó originalmente en Liberty, 1987.

Published Tue, Feb 15 2011 7:14 PM by euribe