¿Supone el aumento del déficit comercial de EEUU una amenaza para la economía?

Por Frank Shostak. (Publicado el 2 de febrero de 2006)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/2029.

 

La mayoría de los economistas está extremadamente alarmada acerca de efecto reaumento de déficit por cuenta corriente. En 2004 el déficit era de 668.000 millones de dólares, o un 5,7% del Producto Interior Bruto (PIB). Para 2005, hemos estimado que el déficit estaba en torno a los 788.000 millones de dólares, o un 6,3% del PIB. Como consecuencia del efecto de inflado, el valor de la deuda externa neta de EEUU, expresada en costes históricos, saltó a 5,1 billones de dólares en 2005, desde los 4,3 billones en 2004. Como porcentaje del PIB, la deuda externa neta ascendió al 41% en 2005, frente al 37% del año anterior y el 4,9% en 1980.

Se sostiene que este aumento en la deuda foránea no puede durar eternamente. Si los estadounidenses no empiezan a reducir su déficit comercial, llegará un momento en que los extranjeros estarán menos dispuestos a tener activos en dólares. Esto a su vez debilitará el dólar de EEUU. En consecuencia, una vez que ocurra esto, Estados Unidos se verá obligado a aumentar los tipos de interés (quizá de golpe) para continuar atrayendo inversiones extranjeras. Los tipos de interés más altos a su vez hundirán la economía en una recesión. En resumen, dado el volumen del actual déficit por cuenta corriente se sostiene que el dólar de EEUU tiene que caer mucho frente a la mayoría de las divisas y no es posible evitar un doloroso ajuste como consecuencia de ello. Parecería que el déficit comercial es un gran problema económico del que debemos ocuparnos urgentemente con el fin de evitar un serio desastre económico.

¿Qué información ofrece la cuenta comercial?

Supongamos un individuo estadounidense que gana su dinero intercambiando algo útil: produce bienes de consumo. Luego decide intercambiar el dinero por otros bienes de consumo que se fabrican en China. Un productor chino que ha recibido dólares estadounidenses los utiliza para comprar bienes de consumo del anterior productor estadounidense, es decir, importando de Estados Unidos. Lo que tenemos aquí es una situación en la que el productor estadounidense ha pagado por los bienes de consumo chinos con sus bienes de consumo ahorrados. Igualmente el productor chino ha pagado con sus bienes de consumo ahorrados para obtener bienes de consumo estadounidenses. Los balances comerciales estadounidense y chino están equilibrados.

Ahora supongamos que en lugar de usar los dólares para comprar bienes de consumo estadounidenses, el productor chino decide invertir sus dólares en bonos corporativos estadounidenses. La cuenta comercial de EEUU en este caso se transformará en déficit mientras que la cuenta comercial de China mostrará un superávit. Desde la perspectiva del déficit comercial, tal y como la acepta la forma popular de pensar, se vería como una mala noticia que la deuda exterior estadounidense ha aumentado en el tamaño del déficit.

Por definición, las balanzas nacionales de pagos no muestran las transacciones que se produjeron dentro de la economía. Las balanzas de pagos solo se ocupan de las transacciones que son externas a la economía. En otras palabras, una balanza de pagos describe cuánto dinero gastó un país concreto en bienes de otros países y cuánto dinero recibió por los bienes que vendió a otros países. Ahora, cuanto mayor sea la economía, menor será la información, en lo que se refiere a la actividad económica, que pueda deducirse de la declaración de la balanza de pagos.

Sobre esto, Mises escribió:

Mientras que la balanza de pagos de un individuo ofrece información exhaustiva acerca de su posición social, una balanza de grupo descubre mucho menos. No dice nada acerca de las relaciones mutuas entre los miembros del grupo. Cuanto más grande sea el grupo y menos homogéneos sean sus miembros, más defectuosa es la información que concede la balanza de pagos. La balanza de pagos de Dinamarca dice más acerca de las condiciones de los daneses que la de Estados Unidos respecto de los estadounidenses.[1]

En el ejemplo anterior uno está tentado de concluir que como resultado del déficit comercial, los fundamentos económicos estadounidenses se han deteriorado o al menos hay señales de que puede ser el caso. Una inspección más cercana de la que ha pasado realmente mostraría que un importador estadounidense ha pagado por bienes chinos con dinero que ha ganado al producir bienes de consumo útiles.

El hecho de que el productor chino haya invertido los dólares en bonos corporativos estadounidenses no supone ninguna amenaza a los fundamentos económicos estadounidenses. Lo que tenemos aquí es una situación en la que derechos sobre ahorros reales se han dirigido a Estados Unidos S.A. Una vez que estos derechos se ejercitan y los ahorros reales se emplean eficientemente solo promueven una mayor expansión en la riqueza real de EEUU. ¿Hay algo erróneo en esto? Lo que tenemos aquí es que en lugar de comprar bienes de consumo finales estadounidenses, el productor chino compra productos futuros.

De acuerdo con Rothbard,

Se han escritos más mentiras acerca de las balanzas de pagos que de prácticamente cualquier otro aspecto de la economía. Esto se ha producido por el fracaso de los economistas en asentar y construir su análisis sobre balanzas individuales de pagos. En su lugar, han empleados conceptos tan nebulosos y holísticos como la balanza “nacional” de pagos sin basarlos en acciones y balanzas individuales.[2]

Asimismo, al contrario de la idea popular, la aparición de un déficit comercial no significa  aquí que los estadounidenses estén ahora ahorrando menos. Hemos visto que un individuo estadounidense ha intercambiado bienes finales no consumido, es decir, bienes ahorrados por dinero: derechos sobre ahorros reales. Ahora si el productor chino transfiere los derechos recibidos a cambio de sus bienes a una corporación estadounidense esto aumentará la cantidad de ahorros reales a disposición de los estadounidenses. Porque los ahorros reales se obtuvieron de China (a través de la importación de bienes de consumo chinos) además de los ahorros reales generados por el productor estadounidense.

Lo que importa respecto del crecimiento económico real son los ahorros reales. Las cifras de las balanzas de pagos, que se ocupan de flujos monetarios, no pueden decirnos mucho acerca del flujo de ahorros reales. Por ejemplo, los estadounidenses están importando herramientas y maquinaria de Japón y exportando bienes de consumo a Japón. En términos de flujo neto de dinero resulta que el valor de las importaciones estadounidenses desde Japón excede a las exportaciones a Japón, es decir, aparece un déficit comercial. La sabiduría convencional argumentaría que aquí los estadounidenses están ahora ahorrando menos y están en realidad financiando a los japoneses. En realidad se produce exactamente lo contrario. Los estadounidenses están realmente proporcionando ahorros reales (bienes de consumo finales) a los productores japoneses de herramientas y maquinaria. En otras palabras, son los ahorros reales estadounidenses los que en realidad soportan (es decir, aquí financian) a los productores japoneses de bienes de capital. Observemos que las herramientas y maquinaria japonesas aún no han producido ninguna riqueza real, son solo futura riqueza potencial. Asimismo advirtamos que no es el dinero el que financia la actividad económica sino los ahorros reales. El dinero es solo el medio de intercambio: sin embargo no es el medio de pago y nunca financia nada.

Consideremos ahora un estadounidense que pide dinero prestado a un banco y utiliza los dólares para comprar bienes de China. El banco ha transferido el dinero (derechos sobre ahorros reales) al prestatario del dinero. El banco ha obtenido el dinero de algún otro productor estadounidense que en lugar de intercambiar el dinero por bienes ha decidido prestarlo. De nuevo, si el productor chino utiliza los dólares para comprar bonos acciones corporativas de EEUU, esto llevaría a un déficit comercial a EEUU a lo que califica como un aumento en la deuda exterior de EEUU, que a su vez se verá como una mala noticia. Pero todo esto es un cuento equivocado. Aquí toda transacción está completamente respaldada por riqueza real. Asimismo las transacciones no son obligadas y se hacen voluntariamente por parte de los individuos afectados.

Ahora, si la balanza nacional de pagos es un indicador importante de salud económica, como dicen distintos economistas, uno está tentado de sugerir que sería una idea sensata tener balanzas de pagos de ciudades y regiones. Después de todo, si podríamos detectar el mal económico en una ciudad y región, el tratamiento del mal nacional sería mucho más fácil. Imaginemos que los economistas de Nueva York han descubierto que su ciudad tiene un déficit comercial masivo con Los Ángeles. ¿Significa esto que las autoridades de Nueva York debe actuar para forzar la reducción del déficit? Por suerte no tenemos balanzas de pagos entre ciudades y parece que a nadie le preocupa esto. ¿Entonces por qué preocuparse de la llamada cuenta comercial internacional?

De acuerdo con Rothbard:

Debería estar claro que los principios que se aplican a la balanza de pagos de Estados Unidos son las mismas para una región del país, para un estado, para una ciudad, para una manzana, una casa o una persona. Evidentemente ninguna persona o grupo puede sufrir solo a causa de una balanza “desfavorable”: ella o el grupo solo pueden sufrir por un bajo nivel de renta o activos.[3]

Déficits de cuenta comercial e inyecciones de dinero

Pensemos en un falsificador estadounidense que usa moneda falsa para comprar bienes de Japón. El dinero que ha intercambiado no está respaldado por nada útil. La falsificación no ha producido nada útil y no se espera que produzca nada útil en el futuro. Está intercambiando nada por dinero y luego intercambia el dinero por bienes japoneses útiles. El productos japonés que obtiene los dólares fraudulentos (no respaldados por dólares de riqueza real) tendrá dificultades en convertirlos en riqueza real. El déficit comercial emergente estadounidense es solo una indicación de que se está timando a los japoneses.

Evidentemente, si los japoneses resultan ser los primeros receptores de los dólares recién imprimidos, entonces podrían conseguir bienes estadounidenses a costa de otros productores de riqueza estadounidenses. En este caso la cuenta comercial de EEUU estará bien equilibrada, ya que los japoneses  se la habrán arreglado para importar bienes de Estados Unidos ejercitando los derechos en dólares sobre bienes reales de EEUU. En consecuencia, algunos economistas pueden incluso concluir que el flujo neto de ahorros goza también de buena salud. Sin embargo, el relato de la contabilidad comercial será aquí falso e incompleto porque se ha olvidado la inyección monetaria. Los productores de riqueza estadounidenses están siendo dañados (los precios de los materiales están ahora aumentando más rápido que los de sus productos), su capacidad para producir y exportar se ha debilitado. En consecuencia, el flujo de ahorros reales, si todo lo demás permanece igual, se encuentra ahora bajo presión. En consecuencia, a medida que pasa el tiempo la balanza comercial se dirige al déficit.

Advirtamos que aquí el déficit comercial es el resultado de imprimir dólares “de la nada”. Reproduce el debilitamiento del proceso de generación de riqueza real. Lo que se requiere por tanto no es arreglar el déficit comercial sino cesar en las actividades de falsificación de moneda. (El efecto económico de las políticas monetarias laxas del banco central es exactamente el mismo que el de la falsificación privada). Debe destacarse aquí que no son los déficits comerciales los que socavan el proceso de formación de la riqueza, sino más bien la política monetaria laxa del banco central.

Aunque el aumento del déficit comercial no sea la causa del mal económico, tampoco lleva a una caída en el tipo de cambio como cree el pensamiento popular. El determinante fundamental del tipo de cambio de una divisa es su poder de compra relativo, que a su vez refleja el precio medio relativo en una economía. He aquí por qué.

El precio es la cantidad de dinero por unidad de bien. El precio medio será por tanto la cantidad de dinero por unidad de cosa real en una economía. (Somos conscientes de que esa media no puede calcularse, así que usamos este término solo para fines de ejemplo).

Supongamos ahora que hay diez unidades de una cosa real que se intercambian entre Estados Unidos y Europa. También hay diez dólares y diez euros, lo que implica que el precio medio real el términos de dólar es de 1$ y el precio medido en términos de euro es de 1€. En consecuencia, el tipo de cambio entre el dólar y el euro debe ser de 1:1. Cualquier desviación de este tipo de intercambio dará lugar a acciones arbitrarias que resultarán en el tipo de intercambio de acuerdo con el poder de compra medio del dinero en los respectivos países.

Si la cantidad de dólares se dobla, y todo lo demás permanece igual, entonces el precio medio en términos de dólar va a ser de 2$. Esto a su vez debe llevar a un tiempo de cambio de 2$ por euro. Advirtamos que el estado de las cuentas comerciales de EEUU y Europa no tiene efecto en la cantidad de cosas reales que se comercian y no tiene efecto en la oferta de dólares y euros. La cuenta comercial solo registra transacciones: no produce o genera nada más.

Así que si el dólar cae, como sugieren la mayoría de los economistas, tendría que ocurrir no por el déficit comercial, sino por el hecho de que el ritmo de impresión de dólares es mucho más rápido que el de impresión de monedas de otros países (siempre que la demás cosas permanezcan iguales). Sin embargo hasta ahora no es el caso. De acuerdo con los gráficos que aparecen a continuación el índice de crecimiento de dinero AMS estadounidense ha estado tendiendo a la baja desde 2005. Por el contrario el ritmo de crecimiento de los japoneses y la Eurozona, el dinero AMS ha estado tendiendo al alza desde 2005. Así en enero de 2005 el índice de crecimiento anual de dinero AMS estaba en un 7% en Estados Unidos, un 10,8% en la Eurozona y un 4% en Japón. En diciembre de 2005 el índice anual de crecimiento estaba en un 2,1% en Estados Unidos, un 12,2% en la Eurozona y un 5,4%.

Nuestro análisis no implica que la economía de EEUU esté en un estado saludable. Sin embargo, lo que mantenemos es que el factor clave detrás de la erosión de los fundamentos de EEUU no es el aumento de la cuenta comercial como tal, sino las políticas de la Fed. Durante el reinado de Alan Greenspan entre agosto de 1987 y diciembre de 2005, el dinero AMS ha aumentado un 173%. La fuerte inyección monetaria de Greenspan vino acompañada de una rebaja artificial masiva de los tipos de interés. El tipo de los fondos federales se rebajó del 6,5% en 2000 al 1% en 2003. Así que evidentemente, cuando esas políticas insensatas deben haber socavado severamente el proceso de formación real de la riqueza. Sin embargo, centrarse en las cifras de cuenta comercial solo desvía el foco de atención de la verdadera culpabilidad tras la erosión de los fundamentos económicos de EEUU.

La costumbre de realizar análisis económicos en términos de la llamada deuda extranjera añade otra confusión. Si un estadounidense, Jones, toma dinero prestado de un australiano, Smith, toda la transacción es un asunto privado y no concierne a nadie más. Tanto el estadounidense como el australiano esperan beneficiarse de esta transacción. Unir la deuda extranjera de un individuo a las estadísticas de la deuda extranjera nacional no tiene ningún sentido. ¿Qué se supone que significa el total? ¿Quién posee esta deuda? ¿Qué pasa con todos los individuos que no tienen deuda extranjera? ¿Deberían también ser responsables de la deuda extranjera nacional? La única situación en la que los estadounidenses deberían preocuparse es si el gobierno incurre en deuda extranjera. El gobierno no es una entidad que cree riqueza y como tal se gana la vida del sector privado. En consecuencia, toda deuda extranjera en la que incurra el gobierno significa que el sector privado tendrá que pagar la factura en algún momento del futuro.

Conclusiones

 La mayoría de los economistas son de la opinión de que el siempre creciente déficit comercial de EEUU y la consecuente deuda extranjera en expansión crean una amenaza al bienestar de los estadounidenses. Lo que se requiere por tanto, se dice, es poner en marcha políticas que ayuden a recortar los crecientes desequilibrios comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo. Centrarse en el déficit comercial supuestamente como el principal problema de la economía de EEUU solo desvía la atención del culpable real, que es el banco central de EEUU.

Lo que importa para el proceso de formación de riqueza es el flujo de los ahorros reales. La cifra de la balanza de pagos no ofrece esa información. En consecuencia, no es posible determinar las implicaciones de un estado concreto de la cuenta corriente en el bienestar de los estadounidenses sin información respecto del estado del flujo de los ahorros reales. Por tanto las distintas evaluaciones pesimistas relativas a la economía de EEUU que se basan en el estado de la balanza de pagos, probablemente no tengan ningún fundamento.

 

 

Frank Shostak en investigador adjunto en el Instituto Mises y colaborador habitual en Mises.org.



[1] Ludwig von Mises, La acción humana (3ª edición revisada, Contemporary Books), p. 451.

[2] Murray N. Rothbard, Man, Economy, and State (Nash Publishing), p. 720.

[3] Ibíd., p. 722.

Published Sat, Feb 19 2011 6:59 PM by euribe