Sinsentidos sobre la cuestión del déficit

Por Robert P. Murphy. (Publicado el 2 de agosto de 2010)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4556.

 

En un artículo reciente informaba acerca de la sorprendente ignorancia de un artículo del Huffington Post sobre la supuesta inocuidad del déficit federal. Varios lectores me escribieron para decirme que por muy malo que fuera el artículo del HuffPo, la entrevista a James Galbraith por Ezra Klein era aún peor.

Tenían razón. En el artículo de hoy me ocuparé de algunos de los mayores errores de Galbraith.

¿Cuál es el peligro de los déficits?

Desde el principio, Galbraith no se anda con miramientos:

[Ezra Klein:] Usted cree que el peligro atribuido al déficit a largo plazo se ha sobrevalorado por la mayoría de los economistas y los comentaristas económicos.

[James Galbraith]: No, creo que el peligro es cero. No se ha sobrevalorado. Está completamente mal expuesto.

EK: ¿Por qué?

JG: ¿Cuál es la naturaleza del peligro? La única respuesta posible es que este mayor déficit causaría un aumento en el tipo de interés. Bueno, si los mercados pensaran que eso era un riesgo serio, el tipo para los bonos del tesoro a 20 años no estaría ahora en un 4% escaso. Si los mercados pensaran que el tipo de interés se vería forzado a subir por dificultades de financiación en los próximos 10 años, se mostraría en el tipo a 20 años. Ese tipo ha estado en realidad bajando desde el inicio de la crisis europea.

Así que hay dos posibilidades. Una es que la teoría sea incorrecta. La otra es que el mercado no es racional. Y si el mercado no es racional, no tiene sentido diseñar una política para acomodar los mercados porque no podemos acomodar una entidad irracional.

¡Vaya! No conozco mucho a James Galbraith (hijo de John Kenneth Galbraith), así que no sé si es siempre así de displicente. Por lo que sé, se tomó unas copas antes de hablar con Ezra Klein. Supondré que sostiene sinceramente las opiniones expresadas en esta entrevista y las responderé tal cual.

Como mínimo, la respuesta simplista de Galbraith muestra el problema con los análisis del libre mercado que no entienden los asuntos principales. Realmente es cierto que los estudiantes en un curso de introducción a la economía aprenderán que lo malo de los déficits públicos es el “efecto de expulsión” que se produce cuando el gobierno al pedir prestado empuja al alza los tipos de interés y lleva a las empresas de sector privado a reducir su gasto en inversión. En una línea similar, también es cierto que muchos expertos financieros de “derechas” hablan de “disciplina fiscal” impuesta por los mercados de bonos a los gobiernos manirrotos.

No hay nada malo en estos pareceres, pero hay un peligro en hacerlos la defensa contra los déficits públicos. Pues en momentos como éstos, cuando el gobierno genera déficits de más de un billón de dólares en medio de tipos de interés históricamente bajos, los oponentes al gran gobierno no tienen a qué agarrarse. Se les reduce a alertar acerca de un inminente salto de los tipos de interés cualquier día, una opinión con la que Paul Krugman ha estado haciendo su agosto.

Al contrario de lo que afirma Galbraith, los enormes déficits públicos son peligrosos, independientemente del nivel de los tipos de interés. En primer lugar, los contribuyentes siguen siendo los responsables últimos de la deuda federal, con o sin cargas financieras masivas. Y aún así, Galbraith actúa como si añadir billones de dólares a la deuda federal no tuviera ninguna consecuencia en absoluto.

Pensemos en una analogía sencilla: Supongamos que una madre abre una factura de American Express y descubre que su hijo adolescente ha usado la tarjeta para comprar en línea miles de dólares en mercancías. Luego supongamos que el hijo, cuando se le pregunta, ofrece la siguiente explicación: “¡Eh, eh, cálmate! Antes de comprar todo eso, llamé a AmEx simulando ser papá. Os conseguí un TAE promocional especial del 1% para todo un año. Así que mis acciones no pueden haceros daño, tíos”. ¿Es probable que esta defensa calme a la madre o la enfade más?

Más allá de las finanzas, el hecho económico básico es que todo gasto público desvía recursos reales, físicos, del sector privado a sectores determinados políticamente. Si el gobierno pide prestado dinero para construir una autopista, las horas de trabajo, el cemento y otros materiales usados en el proyecto no están disponibles para empresarios privados. (Incluso en casos de alto desempleo, sigue sin deducirse que el gasto en déficit aumente la producción total, como explico en este artículo). Como el problema es el gasto público, la queja real contra los déficits es que permiten a los políticos seguir detrayendo más recursos del sector privado si su presupuesto es limitado de lo que se habrían atrevido a tomar de la gente en impuesto explícitos.

La última parte de la respuesta de Galbraith es sencillamente increíble, El mundo entero acaba de vivir una masiva burbuja de activos en la que “el mercado” claramente no vio la tormenta que se le venía encima. Aunque hay algunos críticos del gran gobierno que suscriben la llamada hipótesis de los mercados eficientes, no vale lo mismo para la mayoría de los austriacos. Después de que Obama llegara al cargo, la bolsa recuperó mucho terreno del que había perdido anteriormente. En ese momento muchos analistas atribuyeron esto a un “voto de confianza” en las políticas económicas y financieras de la nueva administración. Por el contrario, los economistas austriacos no tuvieron reparos en decir que la recuperación era engañosa y que cualquier inversor que pensara otra cosa era tonto.

Eso sigue siendo verdad hoy. La razón para recortar el gasto público no es “apaciguar a los mercados de bonos”, es devolver recursos al sector privado para ayudar a la recuperación. Es simplemente increíble  que Galbraith (a) use la rentabilidad actual de lo títulos del Tesoro a largo plazo para sugerir que no hay peligro y luego (b) niegue la posibilidad de que el mercado pueda equivocarse diciendo que lo único que importa para una buena política económica es dar garantías a los mercados.

Lo que es particularmente irritante acerca de la afirmación de Galbraith es que a él no le importa lo que piense el mercado en lo que se refiere a implantar una buena política. Por ejemplo, en lo que se refiere a algo como la regulación del “sistema bancario en la sombra”, no sé cuáles son las opiniones concretas de Galbraith. Pero de lo que estoy seguro es de que sus recomendaciones no se basarían en que los inversores de Wall Street sean “racionales”. Si los mercados se vienen abajo tras imponerse una nueva regulación que limite el apalancamiento, Galbraith sin duda no diría “Oh, supongo que esta nueva regulación fue una mala idea después de todo. Eliminémosla para hacer felices a los accionistas”.

Inflando tus preocupaciones

Ezra Klein quiere una entrevista equilibrada y actúa de abogado del diablo con Galbraith. ¿Son sencillamente idiotas todos los deficitófobos?

EK: ¿Entonces por qué la mayoría de sus colegas están tan preocupados por esto?

JG: Revisemos más cuidadosamente las previsiones de la CBO. Publican una serie de proyecciones base. Una de esas proyecciones sostiene que la economía volverá a un nivel de alto empleo con baja inflación en los próximos 10 años. Si es cierto, serían noticias maravillosas. Vamos unas pocas líneas más abajo y también tienen que el tipo de interés a corto plazo va a subir al 5%. Es ese tipo de interés a corto plazo combinado con ese bajo tipo de inflación lo que les permite, bastante mecánicamente, generar esas enormes previsiones de déficits futuros. Y esas previsiones se producen parcialmente por la suposición de que los costes sanitarios aumentarán siempre a un ritmo superior que cualquier otra cosa y por la de que los pagos de intereses sobre la deuda llegarán al 20% o 25% del PIB.

En este punto, todo resulta completamente incoherente. No puedes firmar cheques por un 20% [del PIB a tomadores de deuda] sin que ese dinero entre en la economía y aumenta el empleo y la inflación. Y si lo hace, entonces la relación deuda/PIB tiene que bajar porque la inflación cuenta cuánta deuda tenemos. Estas cifras tienen que reunirse en un relato coherente. Así que todo lo que se dice que se basa en las bases de la CBO es, literalmente, un sinsentido.

EK: Pero no podría haber un espacio entre que la CBO sea totalmente correcta y que la deuda sea un problema? Por ejemplo, parece seguro que los costes de la atención sanitaria continuarán aumentando más rápido que otros sectores de la economía.

JG: No, no es razonable. La porción del coste de la atención sanitaria aumentaría como parte del PIB total y la inflación aumentaría para estar más cerca de lo que es el tipo de inflación de la atención sanitaria. Y si la atención sanitaria se hace tan cara y estamos pagando un 305 del PIB mientras que todos los demás están pagando un 12%, podríamos comprar París y todos los doctores y simplemente trasladar allí a nuestros mayores.

Hay dos cosas a destacar en lo anterior, después de superar el shock de la ocurrencia de París. Primero, Galbraith está diciendo que el relato de la CBO es incoherente porque sin duda tendremos o bien mayor desempleo o mayor inflación de precios de que lo que prevé la CBO. En otras palabras, Galbraith argumenta que o bien la economía se anquilosa (y por tanto mantiene la presión fuera del nivel de precios) o la demanda extra necesaria para crear trabajos causará inflación de precios. (Y recordemos que esto se supone que nos da garantías).

En este punto, solo añadiría que los keynesianos siempre dejan de mencionar la tercera posibilidad de que pueda haber alto desempleo e inflación de precios, es decir, estanflación. EEUU experimentó esto a finales de la década de 1970 y Zimbabue ha sufrido recientemente hiperestanflación. Así que es indudablemente una posibilidad real, a pesar de que Galbraith y otros  sigan aferrados a la creencia de que no puedes tener precios al alza cuando hay “exceso de capacidad” en la economía.

Antes de continuar, asegurémonos de que vemos el juego de manos retórico concreto que usó Galbraith para desactivar el problema de los gastos de sanidad. En lugar de explicar cómo invertir la tendencia y por qué deberíamos  ser tan optimistas como él acerca del gasto federal, miren lo que hace Galbraith en su lugar: apunta que si las alarmantes proyecciones resultaran ciertas, entonces sería para EEUU más barato “comprar París y todos los doctores y simplemente trasladar allí a nuestros mayores”.

¿Alguien piensa que tiene sentido económico, o pueda permitirse de alguna forma, hacer eso? Por supuesto que no. Si alguna vez llegamos al punto de que EEUU tenga que hacer algo tan drástico, el país evidentemente  estaría en la ruina financiera. Pero fíjense en que Galbraith no ofrecía ninguna explicación de por qué son erróneas estas alarmantes predicciones: simplemente apuntaba a que en un escenario como ése, sería más barato “comprar París” que pagar la sanidad doméstica.

¿Son necesarios los déficits para ahorrar?

Resulta que no solo el déficit es inocuo, sino que Galbraith argumenta que es realmente crucial para el crecimiento económico:

El gobierno necesita tener un déficit, es la única forma de inyectar recursos financieros en la economía. Si no tienes déficit, estas rascando los bolsillos del sector privado. Estuve en una reunión en Cambridge el mes pasado en la que el director en funciones del FMI dijo que estaba contra los déficits pero a favor del ahorro, ¡pero si son exactamente la misma cosa! Un déficit público significa más dinero en los bolsillos privados.

Por mucho que me desagraden las prescripciones keynesianas de Paul Krugman o Brad DeLong, al menos ellos no van tan lejos: afirman que el gasto público para inflar solo ofrece un estímulo bajo ciertas condiciones (como las que afrontamos hoy en día). Hasta donde yo sé, nunca han hecho esa defensa aplastante de los déficits que hace más arriba Galbraith.

Por supuesto la frase “Si no tienes déficit, estas rascando los bolsillos del sector privado” no tiene sentido. En términos de flujo de caja, es indiferente: el gobierno pide dinero prestado al sector privado y luego lo gasta. Los que los tenedores privados de bonos ganan en ahorros, lo pierden los contribuyentes privados en la más alta deuda federal. Y en términos de recursos físicos, reales, el gasto público en general los obtiene quitándolos del sector privado.

Es realmente asombroso que Galbraith pueda lanzar frases como éstas sin que se apague algún tipo de luz de advertencia en lo más profundo de su mente. ¿Realmente piensa que, por ejemplo, un déficit de 30 billones de dólares este año se traduciría en 30 billones de ahorros adicional en EEUU? Mi pálpito es que lo haría, pero que en algún momento (tal vez con un déficit de 3 billones) tendría que volver a poner a trabajar a todos y luego cualquier gasto más allá en déficit llevaría al alza de los precios.

Incluso si tomamos tal cual esta opinión, seguiría siendo curioso saber: ¿realmente Galbraith piensa que no hay nada que decir a favor de estilos de vida austeros? Por ejemplo, supongamos que tenemos dos países idénticos, pero en el País A la gente ahorra la mitad de sus rentas, mientras que en el País B no ahorran nada. ¿Cree Galbraith que la gente en el País B puede vivir con el doble de nivel de vida y ahorrar tanto como el País A con que solo el gobierno del País B tenga déficits masivos?

Conclusión

James Galbraith gana el premio a la defensa más excesiva y sin sentido de los déficits públicos.

Si sus comentarios llegaran de una carta al director de un periódico local, serían divertidos. Aún así, Galbraith es aparentemente “economista y catedrático Lloyd M. bentsen en relaciones públicas y empresariales en la Universidad de Texas en Austin”.

A la vista de tales oponentes, todos lo que pueden hacer los austriacos es repetir la perogrullada: cuando los políticos gastan un dinero que no tienen, eso no hace más rico a un país.

 

 

Robert Murphy es investigador adjunto del Instituto Mises, donde enseñará Anatomía de la Fed en la Mises Academy este invierno. Gestiona el blog Free Advice y es autor de The Politically Incorrect Guide to Capitalism, Study Guide to Man, Economy, and State with Power and Market, Human Action Study Guide, The Politically Incorrect Guide to the Great Depression and the New Deal y su nuevo libro Lessons for the Young Economist.

Published Sat, Feb 19 2011 8:22 PM by euribe