¿Es el oro dinero?

Por Robert Blumen. (Publicado el 5 de septiembre de 2008)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/3086.

 

¿Es el oro dinero? Muchos los dirían, incluyendo los propietarios de los dominios de alto nivel GoldIsMoney.com y GoldIsMoney.info. Una búsqueda en la web genera 18.000 respuestas afirmativas adicionales. Si quiere iniciar una pelea con un “gold bug”, adopte la posición contraria.

¿Pero es así?

Responder a la pregunta de si el oro es dinero requiere una definición. Esta, de la Wikipedia en inglés, es típica:

Dinero es cualquier cosa que sea generalmente aceptada como pago de bienes y servicios y en la liquidación de dudas. Los principales usos del dinero son como medio de intercambio, unidad de cuenta y almacén de valor.

La Wikipedia se refiere a tres propiedades del dinero, sin embrago, de acuerdo con el economista austriaco Carl Menger, su aceptabilidad en el comercio es la propiedad definitoria. Aunque el dinero sí sirve indudablemente como almacén de valor y unidad de cuenta, estas propiedades son derivadas, no definitorias. La razón por la que un medio de intercambio es también necesariamente un almacén de valor es la anticipación de su valor de intercambio en el futuro.[1]

Sobre este punto, Menger escribía:

Me parece que es igual de cierto que las funciones de ser una “medida valor” y un “almacén de valor” no deben atribuirse al dinero como tal, ya que estas funciones son de naturaleza meramente accidental y no una parte esencial del concepto del dinero.[2]

Utilizando la definición anterior, la pregunta de si cualquier bien concreto es o no dinero puede plantearse de esta manera: ¿es el bien en cuestión aceptado como medio final de pago para las transacciones?

Actualmente, en el mundo desarrollado, casi todas las naciones tienen su propio dinero o pertenecen a una unión monetaria, como la de la UE. Algunas naciones en vías de desarrollo utilizan el dólar de EEUU. En entornos altamente inflacionistas, la divisa local se rechaza espontáneamente a favor del dólar u otra divisa. Difícilmente encontraremos en lugar alguno el oro como generalmente aceptado como medio de pago. Así que el oro debe suspender el examen definitorio de dineridad.

¿Fin de la discusión (y fin de un artículo muy corto)? No del todo. El oro no es dinero, pero tiene la mayoría de las propiedades deseables del dinero y el proceso por el que se convirtió en dinero en el pasado da algunas pistas acerca de cómo puede convertirse de nuevo en dinero.

Un almacén de valor no es necesariamente un medio de intercambio. Como dice Menger, un producto no monetario puede servir como almacén de valor:

Pero la idea que atribuye al dinero como tal la función de también transferir “valores” del presente al futuro debe considerarse como  errónea. Aunque el dinero en metálico, a causa de su durabilidad y bajo coste de conservación, es indudablemente apropiado también para este propósito, está sin embargo claro que otros productos son aún mejores para ello.[3]

El analista Paul van Eden ha demostrado que el oro ha mantenido su poder adquisitivo respecto del momento en que acabó el patrón oro. En “Is Gold an Inflation Hedge?” he ofrecido enlaces a los artículos de van Eden y una explicación más detallada. Resumiré aquí su análisis. Un precio del oro equivalente que daría al oro el mismo poder de compra que tuvo al final del patrón oro se calcula tomando la tasa de convertibilidad de 35$ en 1933 y luego multiplicándola por un factor que represente el crecimiento en la cantidad de dinero fiduciario desde entonces. Bajo el patrón oro clásico, el oro era todo el dinero del mundo. Pero calculando el crecimiento mundial en divisas (no solo dólares de EEUU) y comparándolo con un índice de precios de divisas en todo el mundo del precio del oro, van Eden evita los defectos de mirar solo el precio del oro en dólares, que puede experimentar una volatilidad significativa debido a la tasa de cambio del dólar frente a otros divisas nacionales.

La investigación de van Eden demuestra que, desde el final del patrón oro, el precio del oro en unidades de moneda fiduciaria ha seguido su precio equivalente de poder adquisitivo bastante bien, oscilando en una banda alrededor de su valor teórico. Esencialmente, el poder adquisitivo del oro ha sido razonablemente estable desde el fin del patrón oro, que solo es otra forma de decir que el oro ha servido como almacén de valor.

Incluso hoy la mayoría de la demanda de oro no es para su uso directo, sino para guardarlo. En el mundo desarrollado, la gente compra monedas y lingotes para almacenarlos en cajas fuertes. En otros países ahorran acumulando joyas. Al contrario que la orfebrería ornamental, las joyas tienen poco valor artesano añadido. Su precio no es mucho mayor que el valor de fundición del metal que contienen.

Escribí lo siguiente en “The Myth of the Gold Supply Deficit”:

El World Gold Council estima que el 52% del oro se guarda en forma de joyas. James Turk divide a las joyas en bajos quilates y altos quilates. Las primeras se compran principalmente por el valor en oro, como alternativa a lingotes y monedas. Las últimas se compran principalmente como moda. De acuerdo con la estimación de Turk (publicada en 1996), la joyería monetaria en aquel momento suponía alrededor del 60% de las joyas con la joyería de moda suponiendo el restante 40%. Sin embargo, incluso como joyas, el oro no se destruye y puede volver al mercado como metal. Las cifras del WGC muestran una recuperación significativa en metal.

El que el oro continuara siendo un almacén de valor tras el patrón oro fue algo inesperado para muchos economistas. A principios de la década de 1970, cuando se eliminó la relación del dólar con el oro, el economista Milton Friedman predijo que el precio del oro se desplomaría.[4] El premio Nobel creía que el oro derivaba su valor de su relación con el dólar: sin el respaldo del oro, habría mucha menos demanda de oro. Por supuesto, continuaría habiendo demanda industrial del metal, pero sin la demanda monetaria que proveía el dólar, la enorme oferta que se había acumulado durante los siglos anteriores anegaría el mercado, deprimiendo el valor del oro en un previsible futuro. Friedman no podía estar más equivocado. Fue el dólar el que se desplomó en la década de 1970, mientras que el precio del oro en dólares empezó una carrera al alza que no desapareció en términos nominales hasta el final de año pasado.

Una visión similar y aún ampliamente sostenida en el mundo de los analistas financieros de la corriente principal es que el oro ha sido “desmonetizado”.[5] El argumento era el siguiente: los bancos centrales de terminan qué es dinero, los bancos centrales han determinado que el oro no es dinero, por tanto el oro no es dinero. Solo los estúpidos inversores en oro no se han dado cuenta de esto. Esta visión del mercado del oro ve el precio del oro determinado principalmente por los bancos centrales (que poseen aproximadamente un 10-17% de la oferta sobre el nivel del suelo). La variable crítica es cómo planificarán las ventas de sus existencias de oro sin causar un pánico vendedor cuando los participantes en el mercado se den cuenta de que sus monedas y lingotes de oro no tienen valor monetario.[6]

¿Pero por qué es el oro un mejor almacén de valor que la mayoría de una gran cantidad de otros bienes no monetarios? ¿Por qué se equivocaron Milton Friedman y los demás economistas? Su error fue la suposición de que las instituciones políticas tienen la última palabra acerca de lo que es o no dinero. Pero esto no es así: el mercado tiene la última palabra. Mirar el proceso por el que el dinero se origino a partir del trueque ayuda a entender el porqué. De acuerdo con Menger, el dinero se crea a través del esfuerzo de los individuos por expandir el rango de bienes que podían adquirir a través de intercambio más allá de las posibilidades disponibles.[7] Alguna personas en una economía de trueque empiezan a trocar sus bienes por un producto que no necesitan, pero generalmente tiene demanda en todo el mercado, con la intención de intercambiar después ese producto por otros bienes. A estrategia se la llama intercambio indirecto. Estos astutos comerciantes se dan cuenta de que “la adquisición por comercio de los bienes de consumo que necesitan (…) puede hacerse (…) mucho más rápida y económicamente y con una mucha mayor probabilidad de éxito”.[8]

A medida que las sociedades se transformaban de economías de trueque a monetarias, diferentes bienes competían entre sí para su uso como dinero. Con el tiempo, a medida que el intercambio monetario se expandía en proporción al trueque, se descubrió que algunos productos funcionaban como dinero mejor que otros, hasta que solo un puñado se convirtió en “aceptable para todos en el comercio”.[9] Fueron el oro y la plata.

¿Qué cualidades han hecho del oro (y la plata) los ganadores en la competición monetaria en los siglos pasados? Las cualidades citadas más a menudo por los historiadores monetarios son la durabilidad, divisibilidad, reconocibilidad, portabilidad, escasez (la dificultar de producir más) y una relación peso-valor que no sea demasiado alta o baja. Una relación demasiado baja haría difícil transportar suficiente para los gastos, mientras que una demasiado alta haría difíciles las transacciones pequeñas e impedirían que el producto tuviera suficientes propietarios en la previa economía de trueque. El oro sigue teniendo hoy esas cualidades. Aunque el dinero fiduciario sigue teniendo algunas, no cumple la prueba de escasez: es fácil crear más.

El resultado de la competencia del merado no es necesariamente permanente. La competencia del mercado es un proceso continuo. Incluso cuando un producto se considera dinero, continúa habiendo competencia de otros productos no monetarios. Una vez siendo la moneda mundial, incluso el oro podría haber perdido su lugar si hubiera aparecido una alternativa superior. Pero no es la razón por la que ya no lo usamos. El dinero político no ha demostrado su superioridad a través de un proceso de mercado. Lo que ocurrió en su lugar fue un cambio político impuesto de un sistema mejor a uno peor.

Aunque los banqueros centrales han usado medios políticos para reemplazar el oro con papel, no tienen el poder de acabar con la competencia entre su dinero y el dinero metálico. La “desmonetización” del oro por parte de los bancos centrales ha amañado la competencia, pero no ha acabado con ella.

El oro como dinero puede no haber acabado para siempre. A medida que el sistema monetario se funde, el oro funciona como “dinero en la sombra”, una alternativa que compite con el dinero político. Sigue siendo un almacén de valor por su potencial para convertirse de nuevo en dinero. Hay una continua demanda de oro como barrera contra la descomposición del sistema fiduciario.

Los gobiernos no pueden obligar a la gente a usar su dinero a partir de cierto punto. El mercado continuará aceptando el dinero fiduciario mientras funcione suficientemente bien (o incluso no demasiado mal). Si los gobiernos devalúan su divisa más allá de un punto en que mantenga algún valor con el tiempo, la gente dejará de utilizar la moneda del gobierno y se cambiará a alguna otra.

En los países que sufren hiperinflación (o solo inflación excesiva), la gente habitualmente empieza a pedir precios y aceptar en el comercio las divisas más estables de otros países. Este mismo año, VietnamNet informaba de que los precios de la tierra se estaban indicando en oro, el lugar de en la divisa local, el dong.

El mundo se tambalea a través de un serio desorden monetario. La causa próxima es el derrumbe de la burbuja inmobiliaria y la crisis de los créditos subprime, pero la causa última es el sistema monetario inherentemente inestable al que nos obliga un cártel bancario. Se reclama que los banqueros centrales actúen como prestadores de último recurso, pero en sus esfuerzos por inflar su salida del colapso del crédito, se arriesgan a encender una hoguera hiperinflacionista que destruiría todas las divisas fiduciarias importantes del mundo. El oro fue dinero una vez y podría volver a serlo de nuevo.

 

 

Robert Blumen es consultor independiente de software de empresa y residente en San Francisco.



[1] Suponiendo que no se espere que pierda valor demasiado rápido, ver más adelante.

[2] Menger, Principles of Economics, p. 280. [Publicado en España como Principios de economía política (Unión Editorial)].

[3] Menger, p. 279.

[4] El economista austriaco Joseph Salerno, un experto en economía monetaria y banca, se refiere a esto en una entrevista con el historiador Thomas E. Woods y en una larga entrevista en C-SPAN.

[5] El analista Andy Smith, antes de Matsui, era uno de los principales exponentes de este postura.

[6] Las irregularidades contables en los balances de los bancos centrales hacen de esto algo turbio, pero de los 5.000 millones de onzas estimadas de oro extraído, los bancos centrales tienen entre 16.000 y 27.000 toneladas. La cifra menor la sugieren organizaciones como el GATA, mientras que la superior es la que citan habitualmente los analistas del oro de la corriente principal.

[7] “La naturaleza y el origen del dinero”, en Principles of Economics, pp. 257-262. [Publicado en España como Principios de economía política (Unión Editorial)].

[8] Menger, p. 260.

[9] Menger, p. 260.

Published Sun, May 15 2011 3:04 PM by euribe
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