¿Es realmente un delito el insider trading?

Por Robert P. Murphy. (Publicado el 16 de mayo de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5289.

 

Una noticia importante en las noticias económicas de la pasada semana fue la condena del millonario Raj Rajaratnam por 14 cargos de fraude en valores y conspiración. Rajaratnam, fundador del fondo de inversión Galleon Group, tenía un patrimonio estimado de 1.800 millones de dólares en 2009. Su condena ha agradado a quienes quieren que la Fed acabe con el “insider trading” y demuestre a los peces gordos de Wall Street que no está por encima de la ley.

Aunque a la gente en general le encanta la caída de un titán financiero despiadado y avaricioso (por supuesto, esto es lo que hizo de la película Wall Street original, de Oliver Stone, un éxito), los economistas han argumentado durante décadas que la práctica del “insider trading” podría realmente ser beneficiosa. En la práctica, el gobierno puede usar este amorfo “delito” para ir contra cualquier agente de éxito, si quiere. En una sociedad libre, no existirían leyes contra el llamado insider trading.

Los hechos del caso

Argumentar que el “insider trading” es un falso delito y que las leyes contra él solo dan al gobierno poder para interferir en la actividad económicamente beneficiosa, no es sugerir que Rajaratnam fue un chico inocente perdido en el bosque. De hecho, algunos de los episodios utilizados para sacudir a la opinión pública en general probablemente fueran también delito en un mercado genuinamente libre.

Por ejemplo, en 2008 Rajat Gupta, un miembro del consejo de Goldman Sachs, aparentemente dijo a Rajaratnam que Warren Buffet estaba a punto de invertir 5 mil millones de dólares en Goldman. Rajaratnam compró millones de dólares en acciones antes de que cerrara el mercado y luego se benefició enormemente cuando saltó la noticia y las acciones se revalorizaron al día siguiente. Mes tarde, ese mismo año, tras una reunión del consejo Gupta aparentemente dijo a Rajaratnam que Goldman reportaría ganancias muy por debajo de las expectativas. Rajaratnam rebajó su cartera, saliendo antes de que las noticias de ganancias se hicieran públicas y echaran abajo el precio de las acciones de Goldman.

Bien, este tipo de actividad (no digamos la irrupción y entrada que realizaba el personaje de Charlie Sheen para Gordon Gekko en la película Wall Street) probablemente sería criminal incluso en un mundo de laissez faire. En concreto, cuando los accionistas de una gran empresa nombraran miembros del consejo, supuestamente tendrían cláusulas estándar de confidencialidad en los contratos prohibiendo este tipo de comportamiento. Lo mismo se aplicaría a un bufete legal: lo es una buena política que los clientes sepan que sus abogados pueden dar consejos por teléfono a sus colegas en Wall Street mientras trabajan en un caso delicado y por tanto un bufete importante insistiría en que sus empleados firmaran contratos prohibiendo esas cosas.

Queremos que la gente comercie sobre conocimientos únicos

Para entender los beneficios sociales del insider trading, tenemos que entender antes que los precios de las acciones significan algo. Reflejan hechos reales del mundo, como los activos y pasivos de una empresa concreta o lo eficazmente que está usando su dirección actual los recursos para satisfacer a los clientes.

Si un error informático trocara repentinamente los precios al azar de los todos los valores corporativos, el resultado sería desastroso y afectaría a la Calle Mayor tanto como a Wall Street. Por poner un ejemplo exagerado, si el precio de las acciones de Microsoft cayera de su nivel actual de alrededor de 25$ a 1$, un “tiburón empresarial” podría encontrar muy rentable pedir prestado dinero, comprar una porción de control de la empresa y vender todos los activos de la compañía al mejor postor. El alto precio de 25$ por acción evita esas posibilidades de que acabar con esa compañía de éxito. Los activos actualmente propiedad de Microsoft Corporation son mejor utilizados por Microsoft que integrados en distintas organizaciones alrededor del mundo.

En general, los especuladores realizan un servicio social útil cuando son rentables. Al comprar bajo y vender alto (o comprando alto a corto y cubriendo bajo), el especuladores bursátiles realmente aceleran los ajustes de precios y hacen que los precios de las acciones sean menos volátiles de lo que serían en otro caso.

En este contexto, podemos ver lo absurdo de la visión general del “insider trading”. Hay toda una literatura en el análisis económico de la materia y en la conferencia del 2003 el economista Alex Padilla se defendía la práctica desde un ángulo específicamente austriaco. En pocas palabras, el insider trading es beneficioso porque hace que los precios del mercado se acerquen a donde tendrían que estar. Quienes se benefician del “conocimiento interno” realmente comparten ese conocimiento con el resto del mundo a través de sus compras y ventas.

Insider trading: ¿Quién es la víctima?

Antes hemos reconocido que obtener información de forma ilegal tiene evidentemente víctimas reales. Pero la mística tras el “insider trading” siguiere que de alguna manera si una persona se beneficia financieramente por un conocimiento especial, estafando a la gente en general.

En general, este análisis no se sostiene, como ha apuntado Murray Rothbard. Por ejemplo, supongamos que un operador de Wall Street está en un bar y escucha a un ejecutivo hablando por su celular dando alguna buena noticia para la Acme Corporation. El operador se apresura a comprar 1.000 acciones que actualmente se venden a 10$. Cuando la noticia se hace pública, la acción salta a 15$ y el operador cierra su posición para una buena ganancia de 5.000$. ¿Quién es la supuesta víctima de todo esto? ¿De quién se ha tomado este beneficio de 5.000$?

Los 5.000$ no provienen de la gente que vendió las acciones al operador. Estaban de todas formas tratando de vender y los habrían hecho a cualquier otro si el operador no hubiera entrado en el mercado. De hecho, la hacerse con las 1.000 acciones al precio actual de 10$, la demanda de operador puede haber puesto más alto el precio del que habría sido en caso contrario. En otras palabras, si el operador no hubiera entrado en el mercado, la gente que trataba de vender 1.000 acciones podría haber tenido que conformarse con, digamos, 9,75$ por acción en lugar de los 10,00$ que recibieron en realidad. Así que vemos que la gente que entrega sus acciones o bien no se ve dañada o realmente se benefician de la acción del operador.

Quienes tenían previamente las acciones y las retuvieron durante las actividades especulativas del operador, tampoco se vieron afectados. Una vez que la noticia se hizo pública, la acción llegó a su nuevo nivel. Su riqueza no se vio influida por el insider trader.

De hecho, la única gente que puede demostrarse que perdiera fueron aquéllos que estaban tratando de comprar acciones justo cuando lo hizo el operador, antes de que la noticia se hiciera pública. Al entrar en el mercado y adquirir 1.000 acciones (temporalmente) el operador o bien redujo el número de acciones de Acme que adquirieron otros potenciales compradores p les obligó a pagar un precio más alto del que habrían pagado en otro caso. Cuando la noticia se hizo pública y subió el precio de las acciones, esto significó que este grupo selecto (que también adquirieron acciones de Acme en el corto intervalo en cuestión) obtuvo menos beneficio total del que hubieran obtenido en otro caso.

Una vez vemos las cosas bajo esta luz, no es tan evidente que nuestro operador haya cometido un acto terrible. No estafó a “la opinión pública”, simplemente utilizó su superior conocimiento para arrancar algunas de las ganancias potenciales que de otra forma habrían obtenido por pura suerte un pequeño grupo de otros inversores.

Repito que la especulación en el mercado bursátil no es una actividad de suma cero. Aunque podamos fijarnos en cualquier transacción concreta y determinar “ganadores” y “perdedores”, la presencia de especuladores mejora el funcionamiento general del mercado bursátil. Por ejemplo, el mercado para cualquier título concreto es más líquido cuando hay especuladores ricos que rápidamente aprovechan cualquier error percibido en los precios. Si un inversor institucional (como una gestora de pensiones) repentinamente tiene una falta de efectivo y necesita vender activos, los especuladores aparecerán y pondrán un suelo bajo el precio de venta de liquidación. Esto es bueno para el atribulado fondo de pensiones y para el mercado bursátil en general.

Las leyes contra el insider trading dan al gobierno un poder arbitrario

La medidas duras contra el insider trading son dañinas porque enfrían el uso del conocimiento superior y la corrección especulativa de los precios del mercado. Más allá de esta pérdida de eficiencia económica, las leyes de insider trading son insidiosas por el poder arbitrario que dan a los funcionarios del gobierno.

En el caso concreto de Rajaratnam, los acusadores por primera vez se basaron extensamente en grabaciones para probar sus acusaciones de insider trading. Los expertos legales predicen que el gobierno extenderá sus escuchas sobre la comunidad financiera a la vista de este “éxito” en los tribunales.

Más en general, Murray Rothbard argumentaba que toda empresa en Wall Street está técnicamente realizando “insider trading”. Si realmente confiaran solo en información disponible públicamente, ¿cómo podrían hacer dinero? Así que el gobierno tiene autoridad concedida por la ley para acosar o incluso cerrar cualquier empresa en el sector financiero que no colabore. En Making Economic Sense, Rothbard declaraba:

Hay otro aspecto crítico en el actual Reinado del Terror sobre Wall Street. La libertad de expresión y el derecho a la privacidad, posesiones particularmente preciadas por el hombre, han desaparecido. La gente de Wall Street esta literalmente atemorizada de hablar entre sí, porque musitar detrás de un martini que : “Eh, Jim, parece que XYZ se va a fusionar” o incluso “Arbus va a presentar pronto un nuevo producto innovador”, bien pueden significar imputaciones, duras multas y encarcelamiento. ¿Y dónde están ahora los intrépidos guardianes de la Primera Enmienda?

Pero por supuesto, es literalmente imposible acabar con el insider trading o que la gente de Wall Street hable entre ella, igual que ni siquiera la Unión Soviética, con todos sus abrumadores poderes de fuerza ha sido incapaz de acabar con los disidentes o el “mercado negro (libre)” de cambio de divisas. Pero lo que sí hace la prohibición del insider trading (o del “contrabando de divisas”, el último delito por el que se ha acusado a un banquero inversor) es dar  al gobierno federal una licencia de caza para perseguir a cualquier persona o empresa que pueda estar fuera del poder en las luchas político-financieras entre nuestras élites del poder. (Igual que prohibir la comida daría una licencia de caza para perseguir a la gente fuera del poder a la que se encontrara comiendo). Sin duda no es casualidad que las acusaciones se hayan centrado en grupos de banqueros inversores que están ahora fuera del poder.

Para resaltar lo arbitrario y no criminal que es realmente el “insider trading”, piensen en este caso: Supongamos que alguien ha estado planeando comprar acciones de Acme, pero justo antes de hacerlo, oye rumores de un informa de malos resultados. A la luz de esta nueva información (que aún no se ha hecho pública), la persona abandona la idea de esta supuesta compra. ¿Debería imputarse a esta persona por no hacer la compra?

Conclusión

Raj Rajaratnam y (mucho más probablemente) algunos de sus colaboradores pueden en realidad haber violado genuinas obligaciones contractuales y de confianza con sus clientes. En el medida en que eso es cierto, parte de su actividad podría haber sido ilegal incluso en una sociedad de un verdadero mercado libre.

Sin embargo, en general, la práctica del “insider trading” no sería un delito, porque es imposible definir el concepto de una forma que no prohíba la investigación y comercio especulativo legítimo. En la práctica, estas leyes dan al gobierno una maza muy contundente con la que golpear a cualquier empresa rentable que desee.

 

 

Robert Murphy es investigador adjunto del Instituto Mises, donde enseña en la Mises Academy. Gestiona el blog Free Advice y es autor de The Politically Incorrect Guide to Capitalism, Study Guide to Man, Economy, and State with Power and Market, Human Action Study Guide, The Politically Incorrect Guide to the Great Depression and the New Deal y su nuevo libro Lessons for the Young Economist.

 

Published Tue, May 17 2011 6:33 PM by euribe