El patrón oro: mitos y mentiras

Por Robert P. Murphy. (Publicado el 13 de junio de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5379.

 

Con varios estados debatiendo medidas para elevar el estatus monetario del oro, el patrón oro es más relevante ahora políticamente de lo que ha sido en décadas. Cuando el LA Times (por escoger solo un ejemplo) publica un artículo que declara con total naturalidad que “los economistas” uniformemente se oponen al oro, se sabe que los defensores del sistema actual se están poniendo nerviosos.

Precisamente porque el patrón oro ha sido un tema tan candente últimamente, es importante que la gente comprenda su base lógica. En el artículo presente intentaré resolver algunos errores.

¿Se oponen todos los economistas al patrón oro?

Me doy cuenta de que estoy revelando mi ingenuidad por admitir esto, pero me sorprendió mucho la profundidad de la falsedad en el artículo del LA Times mencionado antes. Aquí está la nota debajo del título, “Presionando por una vuelta al patrón oro”:

La idea de hacer del metal precioso moneda de curso legal ha obtenido apoyo en más de una docena de capitales estatales, con la ayuda del Tea Party y otros esfuerzos para frenar el poder federal. Los economistas dicen que el plan sería desastroso.

Supongo que la oración final es técnicamente verdad, pero es muy engañosa. Es un poco como decir, “Baskin-Robbins ofrece 31 sabores, pero los clientes compran chocolate”. Sí, algunos economistas dicen que un retorno al patrón oro sería desastroso, y yo reconocería que quizá incluso una mayoría grande lo piensa. Pero la nota también da la impresión que prácticamente todos los economistas se oponen a la idea, la cual es falso.

El escritor, Nathaniel Popper, reafirma este error en otras dos partes. Trata bastante claramente de oponer los tontos hombres de negocios y políticos tea-party a los economistas profesionales. Primero escribe:

El objetivo final es devolver la nación al patrón oro, en el que cada dólar sería respaldado por una cantidad fija del metal precioso. Economistas de todo tipo dicen que el plan sería ruinoso, pero ese punto de vista no preocupa a Pitts [un representante estatal de Carolina del Sur].

“Francamente, creo que los economistas de las universidades están pensando dentro de los confines de su propio pequeño mundo”, dijo Pitts. “No lidian con asuntos reales”. (cursivas añadidas).

Para asegurar que el lector lo entienda, Popper escribe más tarde en el artículo:

Estados Uniods y la mayoría del resto del mundo operaba en un patrón oro completo hasta la Gran Depresión. Los economistas generalmente están de acuerdo en que esta política contribuyó a la causa de la depresión y de previas recesiones severas por limitar la cantidad de dinero el gobierno podía crear, restringiendo así su habilidad de estimular la economía.

Los expertos dicen que es probable que adoptar el patrón oro ahora diminuyera el ya exiguo crecimiento económico.

“En algún momento, puede que alguien esté lo suficientemente loco para intentarlo, pero no lo mantendrán como en el pasado”, dijo Allan Meltzer, profesor de economía de la Carnegie Mellon University y crítico de la política monetaria actual de la Fed.

Dada la falta de apoyo de economistas del corriente principal, los activistas han convertido unos textos escritos por forasteros en sus biblias, como “Pieces of Eight”, un libro descatalogado del [el abogado constitucional] Vieira.”

En todo el artículo, Popper no cita a ningún economista que esté a favor del patrón oro, o siquiera parafrasea sus puntos de vista. Podría ser aceptable, excepto por el hecho de que Popper cite o haga referencia a hombres de negocios, políticos y al abogado Vieira. (No estoy familiarizado con el trabajo de Vieira, y no hace falta decir que no lo estoy criticando).

Ahora, para mí sería fácil acusar a Popper de mentir, pero que yo sepa, estaba tan seguro de la estupidez del patrón oro que ni siquiera trató de encontrar a economistas doctorados reales que enseñen actualmente en universidades (algunos incluso en escuelas de postgrado top-20) que tendrían cosas amables que decir sobre el patrón oro. Personalmente conozco al menos a 20 de esas personas, así que, créanme, ellos sí existen si Popper u otros periodistas realmente quieren dar alguna oportunidad a la defensa del oro.

En cuanto a libros que promocionan las ventajas del patrón oro, hay volúmenes escritos por personas con doctorados en economía. Un texto clásico es La teoría del dinero y del crédito, de Ludwig von Mises, mientras que una selección más nueva y fácil de leer es What Has Government Done to Our Money?, de Murray Rothbard. Mi propio libro sobre la Gran Depresión destruye el mito que el patrón oro tuviera algo que ver con ella.

¿Causó el oro la Gran Depresión?

Antes de seguir, permítanme brevemente tratar esa afirmación particular. He escrito aquí una respuesta más larga, pero por ahora tenemos que preguntarnos: Si el patrón oro causó la Gran Depresión, ¿que más sucedía? Después de todo, el patrón oro no fue implementado en los años 1920. Aunque había habido muchas crisis industriales o pánicos financieros en los cien años previos, no había ocurrido ninguna depresión mundial prolongada parecida a la experiencia de los años 1930, inclusive a medida que cada vez más países se unían al creciente mercado mundial de economías basadas en la economía. Entonces, claramente no es suficiente señalar a las “cadenas doradas” del sistema monetario para explicar qué sucedió durante la Gran Depresión.

Por lo tanto, culpar el patrón oro por la Gran Depresión es tan absurdo como culpar a la política “laissez-faire” de Herbert Hooever, quien (incluso si aceptamos seriamente su caricatura) no era diferente de sus predecesores. Sería análogo a explicar que un accidente aéreo fue causado por la gravedad.

Como punto final, no olvidemos que FDR abandonó el patrón oro en 1933. La Gran Depresión por consiguiente persistió (después abandonar el supuestamente terrible patrón oro) por al menos ocho años más (y yo diría 13 años porque no creo que la Segunda Guerra Mundial “arreglara” la economía), en lo que fue el peor periodo económico de la historia de EEUU. Es extraño que el patrón oro pudiera causar tantos estragos a principios de los años 1930 (aunque nunca había hecho nada comparable antes en la historia de EEUU) y luego pudiera seguir “causando” la Gran Depresión, entre 8 y 13 años después de abandonado. Uno comienza a preguntarse si “los economistas de todos tipos” saben de lo que están hablando.

“¡No se puede comer oro!”

Una de las objeciones más absurdas contra volver al patrón oro es que “No se puede comer oro”. No la estoy inventando; Dave Leonhardt del New York Times se lo dijo a Ron Paul cuando defendió la idea en el Colbert Report.

El Dr. Paul no realmente tuvo la oportunidad de contestar (en su lugar, Colbert hizo un chiste sobre la idolatría), pero habría sido delicioso si hubiera preguntado al cínico, “¿Así que tú harías un sándwich de notas de la Reserva Federal?” (También habríamos aceptado “Supongo que propones un patrón hamburguesa para el dólar”).

Lo completamente absurdo de la objeción (a saber, que “no se puede comer oro”) es que el oro de hecho es un producto útil incluso para propósitos no-monetarios. Es verdad que no se puede comer el oro, pero sí se puede vestir, se pueden empastar caries y se puede tratar la artritis con ello. Por el contrario, todo lo que se puede hacer con dinero fiduciario de papel es usarlo como una forma de intercambio, y más te vale que no guardes una gran parte de tu riqueza en dólares de papel ya que su poder adquisitivo constantemente se erosiona con el paso de tiempo.

¿No están los austríacos a favor de la elección del mercado?

Irónicamente, además de las críticas mal informadas como las del LA Times, el patrón oro tiene sus críticos del campo libertario purista. Tales críticos preguntan a menudo: “¿Qué tiene de especial el oro? ¿Por qué Ron Paul y tantos otros presuntos partidarios del mercado libre favorecen que el gobierno federal nos diga qué debería ser dinero?”

Por supuesto, Murray Rothbard (y hasta donde sé, todos los economistas austríacos vivos) preferirían que el dinero y la banca fueran devuelto al sector privado y que no recibieran ni regulaciones especiales ni privilegios que los distinguiera de cualquier otra forma de industria. Esto significa que los bancos serían libres de emitir su propio dinero papel (respaldados por reservas de oro) si quisieran, pero si emitieran demasiado y siguiera un pánico bancario, el gobierno no declararía un “feriado bancario” y liberaría a la institución irresponsable de sus obligaciones contractuales.

Lo que Rothbard y sus seguidores modernos creen es que el oro casi ciertamente sería la elección libre de los individuos de todas partes del mundo, si se les permitiera elegir un tipo de dinero sin que las leyes de moneda de curso legal y otras intervenciones manipularan la baraja.

Mientras tanto, dado que hay una Reserva Federal (y otros bancos centrales), muchos austríacos (aunque aquí el acuerdo no es universal) creen que restaurar la convertibilidad del dólar a un peso fijado de oro sería un movimiento en la dirección correcta, aunque aún así no sería perfecto.

El propósito de revincular el dólar al oro sería distanciar todo lo posible lo que se llama eufemísticamente “la política monetaria” (una descripción más siniestra sería “falsificación legalizada”) de la corrupción política y de grupos de presión. La gente alaba a la Fed actual por ser “independiente,” pero por supuesto eso es absurdo. La Fed como opera actualmente es claramente un mecanismo de cartelización que pone dinero en los bolsillos de banqueros ricos, y permite que el gobierno financie déficits masivos de manera mucho más barato de lo que sería posible en otro caso.

“¿Así que quieres que el gobierno fije los precios?”

Relacionado con la crítica anterior, algunos puristas también preguntan, “Por qué no favoreces un precio determinado por el mercado para el dólar y el oro? Solamente deja que la oferta y la demanda determine los precios, no un número rígido elegido al azar por políticos”.

La objeción suena plausible a primera vista, pero también falla en dar al blanco. Si la Fed dijera, “Estamos anunciando una nueva política de mantener el precio del oro a 2.000$ la onza, de ahora en adelante hasta el fin de los tiempos, y comenzaremos a acumular reservas de oro para asegurar a los inversionistas que podremos mantener ese objetivo”, esto no sería análogo a si el gobierno federal dijera, “Estamos estableciendo un precio mínimo de trabajo de 7,25$ por hora”.

Bajo un patrón oro genuino, cuando la Fed “fija” el precio del oro en términos de dólares, no está amenazando a la gente con multas ni la cárcel si quiere comerciar el oro a un precio diferente. En su lugar, la Fed (o el gobierno en general, si no hubiera banco central) ajustaría la cantidad de dólares en existencia para mantener el precio. Si las fuerzas de la oferta y la demanda fueran tales que el precio del mercado del oro subiera hasta, digamos, 2.025$ la onza, entonces la Fed (suponiendo un objetivo de 2.000$) necesitaría vender una parte de sus reservas de oro,[1] lo cual (1) inundaría el mercado con más oro y (2) reduciría la cantidad de dólares en el sistema financiero. Esta política contraccionaria haría caer el precio del oro hacia el precio fijado de 2.000$.

Por otro lado, nadie sería tan insensato como para vender su oro por menos de 2.000$ en billetes de la Fed. ¿Por qué vender tu oro a otro ciudadano privado por (digamos) 1.950$ por onza, cuando el gobierno de EEUU tiene una política de comprar cantidades ilimitadas de oro a un precio fijado de 2.000$ la onza?

Finalmente, un crítico podría preguntar (y lo hizo en mi blog) en qué se diferencia esta práctica de la actual. Después de todo, actualmente Bernanke “fija” las tasas de interés, pero no a través de controles de precio literales. En su lugar, la Fed ajusta la cantidad de reservas en el sector bancario para que la tasa de interés de fondos federales “determinada por el mercado” esté lo suficientemente cerca de la tasa de interés objetiva de la Fed. ¿Así que no es básicamente equivalente al patrón oro, con otro “bien” que sirve como producto monetario?

Hay dos problemas con esta objeción compleja. Primero, en el sistema actual, la Fed tiene un objetivo de fondos federales que mueve. Como mucho, entonces, sería análogo solamente si el Comité Federal de Mercado Abierto dijera después de cada reunión, “Ahora estamos fijando el precio objetivo del oro a tal o cual dólares. Sin embargo, si el desempleo comienza a aumentar y la inflación subyacente está por debajo del 2%, comenzaremos a aumentar el precio objetivo del oro en incrementos de 10$ durante las próximas reuniones”. Ese sistema no sería para nada como el patrón oro clásico.

Sin embargo, el problema más profundo con la analogía es que con un patrón oro clásico, el gobierno imita (imperfectamente) lo que sucedería si el dinero de hecho fuera realmente oro, con la gente caminando con monedas de oro en sus bolsillos y comerciantes marcando precios no en dólares sino en granos y onzas de oro. El patrón oro clásico, al fijar el dólar como una unidad convertible en un peso constante de oro, no presenta otro precio: se supone que el dólar es un billete de redención por el oro. Realmente no es “fijar el precio” de la misma manera en que definir 100 centímetros como un metro no es “planificación central”.

Por el contrario, ¿cuál sería el equivalente al mercado libre de la estrategia actual de la Fed de manipular tasas de interés de corto plazo? Lo único que se me ocurre es si el dinero de mercancía en una comunidad no fuera algo tangible como el oro, plata o tabaco, sino bonos de noche emitidos por bancos. ¿Pero qué es un bono sino una promesa de entregar dinero? ¿Entonces cómo podría ser el dinero mismo un bono de corto plazo? En este momento dejo la analogía, no sea que me vuelva permanentemente bizco.

Conclusión

A medida que la degradación de la moneda de la Fed llega a niveles literalmente sin precedentes, cada vez más estadounidenses se hacen conscientes de los méritos del dinero mercancía. Sin embargo, esto no es una moda pasajera populista; hay una tradición entera de excelente erudición académica que alaba las virtudes del patrón oro. Si vuelven al tema, espero que críticos como Popper del LA Times lo juzguen con imparcialidad.

 

 

Robert Murphy es investigador adjunto del Instituto Mises, donde enseña en la Mises Academy. Gestiona el blogFree Advice y es autor de The Politically Incorrect Guide to Capitalism, Study Guide to Man, Economy, and State with Power and Market, Human Action Study Guide, The Politically Incorrect Guide to the Great Depression and the New Deal y su nuevo libro Lessons for the Young Economist



[1] La operación sería automática si el sistema se construyera de forma parecida al patrón oro clásico. Gente de todas partes del mundo tendrían la garantía que podrían cambiar 2.000$ en billetes de la Reserva Federal por una onza física de oro. Si el precio del mercado del oro subiera por encima de los 2.000$, por tanto, los especuladores podrían ganar ganancias por arbitraje por comprar del Tío Sam por 2.000$ y revender el oro en el mercado por más.

Published Sat, Jun 18 2011 4:07 PM by euribe