Google Plus: Aprendiendo del fracaso

Por Jeffrey A. Tucker. (Publicado el 15 de julio de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5456.

 

Hace unos 14 meses, Google presentó lo que resultó ser el mayor fracaso de la historia de la compañía. Se llamaba Buzz. La idea era aprovechar los fondos que produce su correo electrónico para crear una red social para competir directamente con Twitter y Facebook.

Hicieron público Buzz de golpe y lo activaron de inmediato. Buzz incluyo prerrellenaza sus redes con los amigos a los escribían más habitualmente los usuarios, ya fuera tu confesor o tus compañeros de copas. Ése fue el error estratégico que reveló el problema de fondo. En un momento, hubo mundos que chocaron y la gente se volvió loca tratando de aislarlos.

Era casi como si un grupo de conocidos elegido al azar se hubiera presentado en la misma fiesta, que bajo circunstancias podría ser tu peor pesadilla. (La escena me recuerda una fiesta que dio un amigo que emigró recientemente de Rusia. Incluye al embajador suizo y su esposa, el director del bloque de viviendas y un vagabundo que pasaba por ahí en ese momento. ¡Fue una tarde estupenda!)

No era fácil a los usuarios cerrar Buzz. Parecía imposible controlas la privacidad o el flujo de información. La primera etapa era de alarma. La segunda de enfado. La tercera de furia. Quedó claro en horas que la aparentemente infalible empresa había dado un gigantesco paso en falso. Fue incluso peor: parecía una confirmación de que Google había perdido su ventaja frente a recién llegados como Twitter y Facebook. De repente las ventajas de estos dos competidores parecían más evidentes.

Como señala Peter Klein en The Capitalist and the Entrepreneur, “el mercado es rápido en penalizar el error en cuanto se descubre, no hacen falta audiencias, comités o comisiones de averiguación de hechos”.

Google pidió perdón rápidamente y anunció una especie de acuerdo: donaría 8,5 millones de dólares a grupos de privacidad en Internet como una forma de mostrar buena fe. Mucha gente se sorprenderá de saber que Buzz en realidad sobrevivió: sigue siendo un medio favorito para la comunicación de jóvenes cuyos padres les dejan tener correo electrónico, pero no Facebook o Twitter (los padres creen que tienen que poner el límite en algún sitio y así este tipo de cosas, aunque sean arbitrarias, son bastante comunes).

Avanzamos hasta julio de 2011. Google ha recuperado su estatus. No solo eso: ha presentado un producto del que mucha gente ya especula que será un serio golpe al dominio de los medios sociales por parte de Facebook y Twitter. Se llama Google Plus o solo G+. Un dibujo que circula por Internet muestra a Mark Zuckerberg de Facebook dando una conferencia y pidiendo preguntas. La primer pregunta es “¿Puede mandarme una invitación a Google+?

La expansión ha reproducido esta vez la expansión lenta de Facebook. Necesitas una invitación para ingresar. En realidad, no es del todo cierto que necesites una invitación, pero Google actuó brillantemente como si fuera cierto. El clamor por entrar ha sido increíble. Con la misma ferocidad que la gente pedía salir de Buzz, la gente está pidiendo entrar en G+. Google se las arregló para refrenar el poder sus propios usuarios por anunciar un nuevo producto a nuevos clientes.

Eso es aprender del fracaso. Y es solo el principio de lo que aprendió Google. El gran problema de Buzz era la colisión de mundos privados. Para las colegialas, mamá estaba en la misma red con su novio y los novios anteriores estaban ahí junto con los actuales y posibles futuros. Estaba todo demasiado agregado en una forma que la gente se pasa toda su vida evitando.

G+ es completamente distinto. Al entrar por primera vez, se anima a crear “círculos”. (¡No puedes creerte que G+ se las arregle para evitar completamente el uso de la palabra “amigo”!). Estos círculos pueden etiquetarse de acuerdo con los mundos en los que te mueves: oficina, casa, iglesia, escuela, fiesta, acampada, deporte, etc. La misma persona puede estar en más de un círculo. Cuando posteas, lo haces a los círculos que elijas con un rápido clic.

¡Al fin llega la racionalidad a las redes sociales! Otra forma de decir esto es que G+ ha refinado los medios sociales para hacerlos aún más una extensión del interés individual. Si esto suena como una contradicción, considere lo que dice Mises en La acción humana: “el hombre se convierte en un ser social, no al sacrificar sus propias preocupaciones a un Moloch mítico, la sociedad, sino al buscar una mejora en su propio bienestar”.

Si el problema con Buzz era su presunción de redes de amigos homogéneas, Google sin duda advirtió que la infraestructura de Facebook tiene el mismo problema. Agrega todos como amigos o no amigos. Ya sean familia, conocidos, socios, profesores o psicólogos, todos están en la misma categoría. La gente se ha reído de esto durante años, pero en general se han acostumbrado a ello.

Sigue siendo la queja número uno acerca de la cultura de Facebook. Sigue habiendo formas de sortearla, pero son trucos. Puedes crear grupos de amigos y poner allí a la gente. Esto funciona para algunas personas, pero la mayoría de los usuarios están lejos de hacer esto viable.

G+ representa una oportunidad. Corrige no solo el fracaso de Buzz, sino asimismo el defecto más oculto de Facebook. Con G+ no existen los amigos al azar. Igual que en la vida real, todos con los que nos asociamos tienen un papel concreto. Tu hermanos puede ser solo tu hermano o también un socio en os negocios, un fan de la música clásica, miembro de la misma iglesia y compañero de caza. Podría ser alguno o ninguno. Es el usuario final el que decide.

Desaparecen completamente la humillación y el dolor de eliminar a un amigo. Si tienes desavenencias con alguien, le mueves de este círculo a aquél o lo eliminas de todos los círculos. No hay anuncios descarados y dolorosos. La persona simplemente deja de recibir actualizaciones de tus posteos. ¡Paz por fin!

Son todas ventajas gigantescas que tiene G+ sobre Facebook. No cabe duda de que Google aprendió y copió a Facebook muchos aspectos de su nueva plataforma. Es un caso típico de emulación de mercado, haciendo lo que ha hecho la empresa de éxito. Pero un el mercado nunca basta con únicamente copiar. Uno tiene que mejorar para dar a los usuarios una razón para unirse a aquello a lo que no se ha unido previamente o cambiar de una cosa a otra. Este proceso de aprendizaje y mejora  se produce a cada momento en la economía de mercado.

La pelota está ahora en el alero de Facebook para que repare su infraestructura para desagregar su etiqueta de amigo, no como un extravagante añadido, sino de una forma que haga del arreglo algo integral para su sistema.

He aquí un gran ejemplo de cómo la economía de mercado transforma fracasos en éxitos. Los buenos directivos entienden que los errores en una empresa son parte de los datos de la historia y no pueden deshacerse. La única forma de evitarlos completamente es acabar con la innovación y el cambio, adoptar la inactividad y por tanto morir. Los errores son muchos mejores porque ofrecen una guía para seguir adelante, aprendiendo más y después cambiando más.

En el mercado, el fracaso sirve para un fin. Es un enorme error político proteger a las instituciones de las consecuencias del fracaso, pues hacerlo cortocircuita el proceso de aprendizaje e impide que aparezca una solución mejorada. Y aún así, en esto es precisamente en lo que el gobierno de EEUU ha estado gastando billones desde 2008. Los fracasos en vivienda, banca, seguros y otros seguros han encontrado rescates, controles de precios, nacionalizaciones parciales e inyecciones de fondos. El Buzz del declive no se ha convertido en el G+ del auge porque no se permitió que el declive recorriera todo su camino. El fracaso no enseñó. El fracaso se prolongó.

Por suerte para el mundo digital, el gobierno aún no ha considerado a ninguna aplicación como demasiado grande como para caer.

Pensemos en el aspecto general de este caso. Toda esta fiera competencia, toda esta innovación, todo este frenético trabajo de código para crear el mundo digital perfecto que reproduce y mejora la asociación humana en el mundo real… ¿para qué sirve todo esto? Es para que nos sirvan a usted y a mí algo que queremos y podemos usar.

Y pensemos además en este hecho extrañamente olvidado: G+, Twitter, Facebook y todo el resto son completamente gratis para los usuarios finales. Somos cortejados constantemente día y noche, no para soltar dinero sino para vender esos productos preciosos que son el tiempo y la atención.

Resulta que el capitalismo no opera de la forma en que la gente pensaba. No es un sistema que permite a los capitanes de la industria extraer dinero a trabajadores y campesinos para que los peces gordos puedan acumularlo y quedárselo. En absoluto: si es algo, es lo contrario. Los capitanes de la industria están reclamándonos desesperadamente que les prestemos atención y aceptamos hacerlo siempre que encuentren formas cada vez más creativas de hacernos felices a su costa.

El capitalismo en el mundo digital no es la pesadilla marxista sino más bien lo más cercano a la utopía que trabajadores y campesinos podemos experimentar en este mundo.

 

 

Jeffrey Tucker es editor de Mises.org y autor de It's a Jetsons World: Private Miracles and Public Crimes y Bourbon for Breakfast: Living Outside the Statist Quo

Published Mon, Jul 18 2011 6:01 PM by euribe

Comments

# De dónde obtiene Google su poder

Wednesday, October 12, 2011 11:19 AM by Mises Daily en español

Por James E. Miller. (Publicado el 12 de octubre de 2011) Traducido del inglés. El artículo