Por Robert Higgs (Publicado el 9 de septiembre
de 2011)
Traducido del inglés. El artículo original
se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5594.
Antes de 1929, el gobierno de EEUU no
intentó sistemáticamente moderar o invertir las contracciones empresariales
generales. La recuperación normalmente se producía espontáneamente dentro del
sistema de mercado en un año o dos. Las excepciones a esta regla, especialmente
la caída prolongada de mediados de la década de 1890, reflejaban grandes
incertidumbres acerca del compromiso del gobierno con el patrón oro y de su
posible interferencia en el sistema de mercado como pedían populistas y otros.
Sin embargo, empezando con la administración Hoover y hasta hoy, el gobierno
federal ha probado una gran variedad de medidas para suavizar el ciclo de auge
y declive.
Estas medidas, que cubren toda la gama
desde gastos con “inyección desde la imprenta” al proteccionismo a cambios en
impuestos y regulaciones a reorganizaciones forzosas de amplios sectores de la
economía, comparten tres cualidades: se centran en obtener beneficios visibles
aunque más o menos sin considerar las cargas que no se ven y otras
consecuencias negativas; se centran en cambios ostensiblemente beneficios a
corto plazo aunque más o menos sin considerar los efectos dañinos a largo plazo
y representan acciones basadas en la pretensión de conocimiento, en
imposiciones desde arriba por parte de planificadores centrales que utilizan el
poder coactivo del gobierno para hacer que el público en general actúe de
acuerdo con los planes de talla única de la élite gobernante.
Estas acciones empezaron durante la década
de 1930, con la interferencia de la administración Hoover en los niveles
salariales ofrecidos por los grandes empresarios, los intentos de mantener
altos los precios agrícolas, los aumentos en el gasto en obras públicas, la
aprobación de la propuestas de aranceles de Smoot-Hawley, la creación de la Reconstruction
Finance Corporation para apuntalar bancos y otras empresas, el patrocinio de
aumentos bruscos de impuestos y muchas otras medidas. La administración
Roosevelt fue mucho más allá sacando al país del patrón oro, cartelizando toda
la economía industrial, semicartelizando la agricultura, aumentan aún más los
impuestos, extendiendo mucho el ámbito de las regulaciones federales,
especialmente en banca y mercados de valores y de mano de obra entre otros muchos,
implicando al gobierno federal directamente en la producción y distribución de
la electricidad e interviniendo en muchas otras formas. A pesar de todas estas
medidas supuestamente anti-Depresión, la recuperación completa no se había
logrado cuando se agotó el New Deal a finales de la década de 1930.
Las administraciones de George W. Bush y
Obama aparentemente vieron al New Deal como un modelo de cómo responder a una
supuesta emergencia económica. Bush adoptó programas de estímulo y, lo que es
más importante, el Troubled Assets Relief Program, así como una serie de
rescates, apropiaciones y otras intervenciones en mercados financieros por
parte del Tesoro y la Fed. Obama superó lo anterior consiguiendo la aprobación
de una programa de “estímulo” masivo, apropiándose de GM y Chrysler y
continuando usando la Fed y el Tesoro para inundar la economía con liquidez con
la esperanza de estimular los préstamos y el gasto del consumo. A pesar del
maremágnum de acciones antirrecesión del gobierno durante los pasados tres
años, la economía continúa moviéndose lejos de la completa recuperación, con un
alto desempleo, una inversión privada en depresión y, como mucho, un tibio
crecimiento de la producción real.
El webinario que empieza
el 16 de septiembre, a través de la Academia Mises, se ocupará de estos
asuntos, presentando ejemplos de la Gran Depresión y la recesión actual para
demostrar como las acciones y programas antirrecesión del gobierno tienen abrumadoramente
el efecto de ralentizar, en lugar de acelerar, la recuperación. Al apuntalar
bancos quebrados de hecho y otras empresas y malas inversiones (especialmente
en vivienda) que deberían liquidarse, interfiriendo con la operativa del
sistema de precios y creando incertidumbre de régimen, la actividad antirrecesión
del gobierno tiene a hacer las recesiones más profundas y largas de lo que
serían si el gobierno siguiera la política tradicional anterior a 1929 de dejar
que la economía se repare a sí misma.
Robert Higgs es socio distinguido en
economía política en el Independent Institute y editor de The
Independent Review. En 2007 recibió el premio Gary G. Schlarbaum por una
vida dedicada a la causa de la libertad.