Por Christopher Westley.
(Publicado el 26 de septiembre de 2011)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/5688.
Do you remember when,
Things were really
hummin',
Yeaaaah, let's twist
again,
Twistin' time is here!
Suavemente,
ese filósofo social de la década de 1960, Chubby Checker, esperando extender la
popularidad de esa locura de baile que él había empezado, cantaba un
continuación que pedía a los chicos que compraran su música para conseguirlo un
año más. Era un giro de éxito para el twist: su secuela: “Let’s Twist Again”
ganó el Grammy a la mejor canción de rock.
Bailaron
el twist como locos en 1961. Y no solo Chubby y sus seguidores.
William
McChesney Martin, el epítome de presidente de la Fed aburrido por definición,
trajo su propio twist. Su “Operación Twist” incluía la compra de bonos a largo
plazo con lo obtenido de la vente de bonos a corto plazo durante el primer año
de la administración Kennedy. Reordenando esencialmente la cartera de la Fed,
el archidemócrata, cuyo padre ayudó a Woodrow Wilson a escribir la Ley de la
Reserva Federal, intentaba desbaratar los efectos de sus expansiones monetarias
en los tipos de interés a largo plazo.
Estudiante
de Yale en el apogeo de la fama de Irving Fisher, Martin sabía que uno de los
efectos de la inflación monetaria es presionar al alza los tipos de interés.
Los prestamistas tienden a reclamar tipos de retorno más altos cuando esperan
que suba el nivel de los precios. Después de todo, prestan poder adquisitivo y
quieren que se les devuelva al menos la misma cantidad de poder adquisitivo en
el futuro.
Así que
cuando te presto un dólar, realmente te estoy prestando los bienes que puedas
comprar con ese dólar. Sin embargo, yo pierdo si el dólar que me devuelves
puede intercambiarse por menos bienes porque los precios han aumentado. Por
eso, si espero que los precios aumenten, es más probable que te pida un tipo de
interés más alto.
Pero me
costará más cobrar un tipo más alto si la Fed es capaz de forzar a la baja los
tipos comprando un grupo de préstamos en la misma categoría que el mío. Esas
acciones compensan el “efecto Fisher” que enseñamos en macroeconomía. Éste dice
que hay una relación positiva entre la inflación esperada y los tipos nominales
de interés.
Al hacer
un twist en la cartera de la Fed, Martin intentaba el equivalente monetario a
mantener un pastel y comérselo al tiempo. Quería que la Fed produjera la
inflación deseada por la clase política (para financiar la versión de la década
de 1960 del gasto bélico y en bienestar) sin infligir al país los efectos
adversos que siguen a la impresión de dinero, incluidos los tipos al alza.
El
veredicto del establishment económico sobre este episodio es que hubiera sido
mejor que Martin dedicara su tiempo a bailar el twist que a implantar la
Operación Twist. La investigación indica un efecto pequeño en los tipos de
interés. Un escrito en el que
participó el futuro premio Nobel Franco Modigliani argumentaba que las compras
fueron demasiado pequeñas y se extendieron por un periodo de tiempo demasiado
largo como para tener un efecto significativo en los tipos a largo plazo.
Ben
Bernanke conoce bien esta literatura. El actual presidente de la Fed la incluía
en un escrito
de 2004 del que era coautor, estudiando las posibles políticas de la Fed en un
momento en que las operaciones normales de mercado abierto se veían
dificultadas por un límite inferior de cero para el tipo de los fondos
federales. Animado por nuevas
investigaciones del economista de la Fed de San Francisco, Eric Swanson,
Bernanke planea vender unos 400.000 millones de dólares en títulos del Tesoro a
corto plazo y comprar títulos del Tesoro a largo plazo con lo obtenido, dentro
de los próximos nueve meses.
Esta
claro que al arma de Bernanke no le quedan balas. Su reacción ante una nueva
Operación Twist subraya la sensación de impotencia de las políticas de la Fed
que hasta hoy han producido un bajo crecimiento, un alto desempleo y un aumento
del 7,2% wn los precios de los productores a lo largo de los últimos 12 meses. Sus
intentos de estabilización han generado por el contrario caos tanto en Estados
Unidos como en el extranjero, reflejando lo que ocurre cuando, ante una
recesión, se implantan políticas para evitar la corrección con una infusión de
billones de dólares de nuevo dinero.
Intervenciones
masivas similares, especialmente desde el lado fiscal, son las que causaron que
una corrección del mercado en 1929 se extendiera en una contracción de 17 años.
Los poderes responsables de ese episodio también trataron de ocultar su
impotencia con trucos similares al twist.
Es
posible que hoy la gente se dé cuenta. Estamos muy lejos de 1961. Para
demostrarlo, fijémonos en el examen que se realiza sobre el desempeño en el
puesto de Bernanke comparado con el realizado con William McChesney Martin.
Por
supuesto, Martin era prácticamente desconocido en el imaginario popular,
gracias en parte a los grandes medios de comunicación del establishment
representados por las tres redes de televisión. Por el contrario, Bernanke
tiene que ocuparse del hecho de que incluso la MSNBC estaba tan abrumada por su
twist que decidió explicarla
con el propio Chubby Checker.
“El twist
siempre ha significado dinero para todos”, dijo efusivamente el cantante de 69
años a sus anfitriones, supuestamente en referencia a la canción, no a la
herramienta política de la Fed. Si no es así, entonces la confusión de Checker
de dinero con riqueza real sugiere que tiene más en común de lo que cree con
los banqueros centrales.
Christopher Westley es investigador adjunto en el Instituto
Mises. Enseña en la Escuela de Comercio y Administración de Empresas en la
Universidad Estatal de Jacksonville.