¿Qué tienen que ver los costos?

Por Doug French. (Publicado el 24 de octubre de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5775.

* Traducido por  Miguel Castañeda - Castideas

 

Los compradores de libros se han acostumbrado a que los libros de tapa dura sean los más caros, con versiones de cartoné con precios más bajos, mientras que las versiones de libros electrónicos son aún más baratas.

Este esquema de precios se comporta de acuerdo con la doctrina de David Ricardo de que el valor de los bienes de consumo se determina por el “costo de producción” o la teoría del valor-trabajo. Obviamente el costo de producción de un libro de tapa dura es mayor que el de cartoné, siendo ambos mucho más caros de producir que una versión Kindle o ePub.

Se incurre en los costos de preparación del libro, el formateo, edición, tipografía, indexación, mercadeo y regalías sin importar la versión del libro. Sin embargo, con libros de tapa dura y cartoné, los editores deben almacenar un inventario y existen costos asociados a esto. Con los libros electrónicos, así como las versiones descargables en audio, no se requiere de ningún almacenamiento, tan solo un disco duro en alguna parte.

Pero eso no es ni la mitad. Cuando Amazon o cualquier vendedor de libros funciona a través del inventario de un libro en la forma física, deben ordenar y pagar más por papel y tinta para hacer que las órdenes puedan rellenarse. La reposición de inventario cuesta dinero. No es así para un libro electrónico. Una vez que la versión digital se ha creado, es buena hasta que el mercado no la acepte más.

Así que para los que piensan que David Ricardo estaba en lo cierto, los costosos tapas duras y los baratos libros electrónicos tienen todo el sentido del mundo. Pero los austriacos ven al mundo de forma diferente. Los consumidores establecen los precios basándose en sus preferencias. No importa cuánto cueste un libro; lo que importa es lo que lector pagaría por éste. Igualmente, los consumidores en el mundo occidental determinan los precios, no mediante regateo, sino comprando o dejando de comprar.

La ilusión de que los costos de producción determinan el precio se crea por la realidad de la viabilidad financiera. Si no puedes recoger ganancias de lo que has gastado en producción, tienes que dejar de hacer lo que estés haciendo o cambiar la manera en que lo haces. Si tus beneficios son extremadamente altos, atraes competencia a tus esfuerzos, y por tanto tus precios tienen que caer. A largo plazo, es cierto, tus costos marginales y precios marginales tienden a igualarse. Lo que importa es la causa y el efecto: el precio que puedas obtener por hacer algo determina cuánto puedes gastar haciéndolo.

Comprar libros de tapa dura significa pagar por el envío y esperar que el libro llegue. Lo mismo se aplica al de cartoné. Los libros físicos requieren de estanterías y espacio, lo que incurre en gasto.

Los libros electrónicos ofrecen inmediata disponibilidad y pueden almacenarse miles de libros en una única, delgada y ligera pieza electrónica sin mencionar las otras características interesantes que ofrecen los lectores electrónicos.

Carl Menger escribió en Principios de Economía,

No hay conexión necesaria y directa entre el valor o cantidades de un bien y la mano de obra u otros bienes de orden superior respecto a su producción.  Ya sea que el diamante haya sido accidentalmente encontrado o que haya sido obtenido en una cantera con el empleo de varios días de trabajo, es completamente irrelevante para su valor.

El otro día mis amigos de Amazon me enviaron un correo electrónico anunciando que el nuevo libro de Joan Didion, Blue Nights, está disponible en pre-orden. El formato más caro para comprar el libro de Didion es un CD de audio o de descarga por 16.50$. La versión impresa en letra grande cuesta 15,51$. La versión para Kindle se vende por 12,99$ y la de tapa dura por 13.99$ para clientes Premium (envío incluido).

El costo de producir un CD o la versión en audio descargable de un libro es menor que el de un tapa dura. Y el costo de producir un tapa dura es mayor que el de producir un cartoné. Y la versión para Kindle es de lejos la menos cara de producir; sin embargo esa versión  pide casi lo mismo que la versión de tapa dura, incluyendo el envío.

La determinación del precio del Didion refleja las preferencias de los consumidores, no el costo de producción. La tabla de abajo refleja las preferencias cambiantes de los consumidores.

Ventas de libros físicos contra ventas de libros para Kindle de Amazon

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Fuente: Business Insider

Algunas personas desean bibliotecas personales, pero la mayor parte no posee espacio en casa para acomodar estantes de libros. Las versiones de Kindle, ePub, y de audio hacen posible las bibliotecas sin el espacio requerido.

Sin embargo, estos cambios en las preferencias de los consumidores no ocurren repentinamente. Muchos lectores insisten en leer libros físicos. Ofrecer como obsequio un libro físico a un amigo parece ser más personal que regalar un libro electrónico. Pero lo que realmente está funciona es que los gustos de cada persona son diferentes. Y con la tecnología creando nuevas opciones de formatos, los consumidores tienen más que nunca mayores oportunidades de dictar los precios.

Una joven que visitó mi casa estaba espantada ante las numerosas y prominentes filas de libros desplegadas. “¿Quién podría querer todos estos libros?”, se preguntaba, pensando que los oídos de los propietarios estaban fuera del alcance.

Menger explica:

No hay razón para que un bien no tenga valor para un individuo economizador, pero ningún valor para otro individuo bajo diferentes circunstancias. La medida del valor es enteramente subjetiva por naturaleza, y por esta razón un bien puede tener gran valor para un individuo economizador, poco valor para otro, y ningún valor para un tercero, dependiendo en las diferencias en sus requerimientos y cantidades disponibles. Lo que una persona desdeña o valora ligeramente, es apreciado por otra, y lo que una persona abandona es a menudo recogido por otra. Mientras un individuo economizador estima igualmente una cantidad dada de un bien y una mayor cantidad de otro bien, nosotros observamos frecuentemente justamente la evaluación contraria con otro individuo economizador.

De hecho, a aquéllos que transportan bibliotecas enteras en un Kindle o un iPad, no les parecen impresionantes filas tras filas de libros físicos; lo ven tonto y poco práctico. Portar un Kindle supera incluso a cargar unos cuantos libros físicos durante un viaje. Por estas razones y muchas otras, los compradores están deseosos de gastar cuanto sea necesario por un libro electrónico como lo hacen por uno de tapa dura.

También los errores empresariales se reflejan despiadadamente en la determinación del precio. Libros producidos en grandes imprentas que resultan ser un fracaso, pasan rápidamente a estar de oferta y se venden, no por 10 o 20% del precio al detalle, sino por centavos de dólar, sin importar el costo.

Las ventas de libros crecieron el año pasado un 3,6%, de 11.250 millones de dólares en 2009 a 11.670 millones en 2010. Pero las ventas de libros electrónicos crecieron un sorprendente 164,4% (441,3 millones vs. 166,9 millones) y las ventas  de libros de audio descargables se incrementaron en 38,8%, mientras que las ventas de libros de audio físicos disminuyeron en 6,3%.

Las tendencias continuaron en el primer trimestre de este año con ventas de libros electrónicos de más de 146% con respecto al año anterior, mientras las ventas de tapa dura crecieron modestamente y las de cartoné disminuyeron.

Los libros físicos aún dominan las ventas totales, pero las preferencias de los consumidores están cambiando rápidamente y esto se refleja no solo en el precio sino en el éxito y fracaso de los modelos de negocios. De cemento y ladrillo, el vendedor de libros en bancarrota Borders se encuentra en liquidación, mientras que el New York Times informa: “Desde el 1 de abril, Amazon vendió 105 libros para su lector electrónico Kindle por cada 100 libros de tapa dura y cartoné, incluyendo libros sin versiones Kindle y excluyendo libros electrónicos gratuitos”.

“Teníamos muchas esperanzas de que acabaría ocurriendo esto, pero nunca imaginamos que ocurriría tan rápidamente”, dijo Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon, en un comunicado. “Hemos estado vendiendo libros impresos durante 15 años y libros Kindle por menos de cuatro años”.

Los individuos se involucran en el comercio para mejorar sus vidas y satisfacer sus necesidades. Quienes desean  la versión electrónica del libro de Joan Didion decidirán (en un momento particular) lo que es más valioso para ellos, mantener los 12,99$ en el bolsillo o cambiarlos por una versión descargable. Lo que le cueste a Amazon producirlo u obtenerlo, es irrelevante.

Ya sean diamantes y agua o coberturas de libros y libros electrónicos, la única explicación convincente para los precios proviene de los austriacos, no de los economistas clásicos.

 

 

Douglas French es presidente del Instituto Mises y autor de Early Speculative Bubbles & Increases in the Money Supply y Walk Away: The Rise and Fall of the Home-Ownership Myth. Es doctor en economía de la Universidad de Nevada-Las Vegas, dirigido por Murray Rothbard, con el Profesor Hans-Hermann Hoppe en su tribunal de tesis. French enseña en la Academia Mises.

Published Wed, Oct 26 2011 8:06 PM by euribe
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