Por Peter G. Klein. (Publicado el 10
de noviembre de 2011)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5792.
Conocí a mis primeros austriacos, y
primeros libertarios, en la Universidad de Stanford en el verano de 1988, en el
Programa de Formación Avanzada en Economía Austriaca del Instituto Mises, que
se convirtió en la Universidad Mises anual. Había unos 40 alumnos, la mayoría
doctorandos en economía, con cuatro profesores: Murray Rothbard, Hans Hoppe,
Roger Garrison y David Gordon. Lew Rockwell, Pat Barnett y Jeff Tucker también
estaban allí.
¡Menuda semana! Nunca había
experimentado nada así. Había leído algo de Mises y Rothbard como estudiante de
economía, supongo que entendiendo muy poco y había hablado por teléfono con
Murray Rothbard, Israel Kirzner y Mario Rizzo evaluando planes universitarios.
Pero realmente no había hablado con nadie acerca de la economía austriaca,
acerca de los mercados libres, acerca de la libertad y la justicia. Y ahí
estaba yo, rodeado por expertos y compañeros alumnos, escuchando, discutiendo,
riendo y argumentando hasta muy tarde. Los participantes eran inteligentes,
apasionados en sus ideas y dispuestos a absorber más, incluso los profesores,
de los que yo suponía que ya sabían todo. (Recuerdo sentarme detrás de Rothbard
en una de las lecciones de otro profesor y ver con asombro que tomaba notas
página tras página con sus característicos garabatos ilegibles).
Hasta esa conferencia, para mí las
ideas austriacas solo existían en la biblioteca de la universidad (recuerden
que no había Internet en aquel entonces, cuando los dinosaurios poblaban la
tierra). Gracias al Instituto Mises, la Escuela Austriaca se convertía para mí
en una entidad viva y que respiraba, en un movimiento social en lugar de una
nota a pie de página en la historia intelectual moderna. Me sentía un poco como
Luke Skywalker, experimentando la Fuerza por primera vez durante su formación
con su espada de luz en el Halcón Milenario, cuando Obi-Wan Kenobi le decía:
“Está bien. Has dado tu primer paso hacia un mundo sin límites”.
Luego me doctoré en economía y he
sido profesor universitario durante 15 años, disfruto de la vida universitaria,
aunque no fumo en pipa y solo tengo una chaqueta de tweed. (Por supuesto, sigo
teniendo la existencia de coderas para toda la vida que recibí cuando conseguí
la plaza). He publicado muchos artículos en revistas académicas, participado en
las habituales reuniones y sociedades profesionales e incluso e ganado unos
pocos premios investigadores. He enseñado a cientos de alumnos universitarios y
he tenido el placer de dirigir varias tesis doctorales. Tengo el privilegio de
presidir el Kreis de Mises en la
Universidad de Missouri, con nuestro propio seminario de doctorado, un grupo de
lectura informal y más cosas. Pero lo mejor de cada año desde 1988, para mí, es
un acontecimiento del Mises, a veces varios. He estado en la conferencia de
verano (ahora rebautizada como Universidad Mises) todos los años desde 1988,
junto con docenas de otras conferencias especiales, seminarios y eventos,
conferencias especiales sobre Marx, Keynes, banca central, igualitarismo,
secesión y más cosas y en la Cumbre de Simpatizantes del otoño. Hace dos años,
la conferencia de otoño fue en Salamanca, España, el lugar de nacimiento de la
teoría económica. Reunirse este año en Viena, hogar de la Escuela Austriaca
desde su nacimiento en 1971 hasta la década de 1930, es algo particularmente
especial.
El Instituto Mises ha sido
importante para mí personalmente, así como profesionalmente: conocí a mi futura
esposa en una conferencia del Instituto Mises, una reunión en 1992 en Jekyll Island, Georgia, sobre los orígenes
del Sistema de la Reserva Federal. Ron Paul era un conferenciante invitado a
esa conferencia e inicialmente ella mostró más interés en él que en mí.
Finalmente mis fuertes opiniones contra la Fed debieron ganar en ella.
Cuando entré en el movimiento, el
“renacimiento austriaco” que empezó en 1974 son la Conferencia de South
Royalton y el premio Nobel de Hayek ya llevaba unas dos décdas y el Escuela
Austriaca estaba en medio una notable revivificación.
Desde sus modestos orígenes, en un mundo germano parlante dominado por la
antiteórica y antimercado Escuela Histórica Alemana, la Escuela Austriaca ha
crecido hasta convertirse en una gran fuerza intelectual, convirtiéndose hasta
finales del siglo XIX y principios del XX en una de las principales escuelas
del pensamiento económico en Europa y Estados Unidos, solo para caer en
decadencia en las décadas de 1930 y 1940. Su historia ha sido explicada
expertamente por otros, más recientemente por Guido Hulsmann y su brillante
biografía intelectual de Mises y no hay necesidad de repetirla aquí.
Baste decir que la escuela continuó creciendo, intelectualmente, y produjo
algunos de sus mayores logros más tarde en el siglo XX (La
acción humana, de Ludwig von Mises,
y El
hombre, la economía y el estado, de Rothbard, por supuesto, junto con
otras grande obras de udwig von Mises, Murray N. Rothbard, F.A. Hayek, Ludwig
Lachmann e Israel Kirzner). No hubo un movimiento
austriaco durante este tiempo.
Las décadas de 1970 y 1980 trajeron
sin embargo un renacimiento austriaco, liderado por Rothbard y Kirzner y fusionándose
en el moderno movimiento austriaco. Esencial para el renacimiento no fueron
solo las ideas, sino las instituciones:
financiación, organización, eventos, implicación en la sociedad y otras
actividades esenciales para crear un movimiento. La creación del Instituto
Mises por Lew Rockwell en 1982 fue algo crítico. Primero, y tal vez lo más importante,
el Instituto Mises dio a Rothbard un hogar institucional: una válvula de escape
para sus obras, una plataforma para sus lecciones, un centro de camaradería
intelectual que es esencial en este tipo de movimiento, una camaradería que
experimenté de primera mano en esa conferencia de Stanford en 1988 y he
continuado experimentando en los años posteriores. Durante mis días de
estudiante universitario a finales de la década de 1980 y principios de la de
1990, las oficinas administrativas del Instituto Mises estaban en Burlingame,
California, muy cerca en automóvil de mi casa en Berkeley y yo estaba un día
por semana en la oficina como alumno interno, siendo asimismo miembro del
Mises, generosamente apoyado por el instituto. Mi programa de graduación en
Berkeley no era exactamente un semillero de sentimientos austriacos o
libertarios y las visitas semanales a Burlingame hicieron mucho por mantener mi
cordura.
Segundo,
Rockwell y Rothbard dedicaron sus energías a llegar, no solo a los
intelectuales afines, sino también a estudiantes, hombres de negocios,
periodistas y público en general. (También los políticos son bienvenidos como
oyentes, pero no son los objetivos principales de este esfuerzo de
acercamiento). El resultado es el moderno Instituto Mises, una institución
diversa y de múltiples facetas de investigación, enseñanza y alcance que apoya
la investigación académica en la tradición austriaca, publica libros y
artículos de investigación y popularización, acoge conferencias para
investigadores, estudiantes y gente normal, mantiene la mayor colección mundial
de literatura en economía austriaca y economía política libertaria y mucho más.
La
presencia en Internet del Instituto Mises es notable (normalmente en lo alto de
distintos rankings de sitios web económicos y políticos) y tiene un significado
especial para mí, ya que fui el primer webmaster de la web del Instituto, ya en
1994. “Webmaster” es un término anacrónico, en este contexto: alquilé algún
espacio en un servidor de la Universidad de Auburn e incluí unas pocas páginas
sencillas, utilizando las habilidades con el HTML que acababa de aprender (y
que llegaron al máximo alrededor de 1995). Poco después se compró el dominio Mises.org, se organizó un grupo real de programadores
y, como la Topsy de La cabaña del Tío Tom,
simplemente creció.
Desde la
década de 1940, la casa intelectual de la Escuela Austriaca ha estado en
Estados Unidos. “La Escuela Austriaca hoy activa”, escribía Hayek en 1978,
“casi exclusivamente en Estados Unidos, es realmente la de los seguidores de
Mises, basada en la tradición de Böhm-Bawerk”.
Aparte del Instituto Mises, otras varias organizaciones, think tanks y miembros
y alumnos individuales de facultades, basados en EEUU, han promovido y desarrollado
la tradición austriaca. Hasta hace poco, la Escuela Austriaca se había olvidado
en buena parte de Europa, particularmente en la propia Austria. Después de la
caída del comunismo en la década de 1990, aparecieron grupos austriacos en
Europa Oriental, particularmente en la Republica Checa, Polonia y Rumanía. Hay
las organizaciones, sociedades y grupos de estudiantes austriacos se extienden
por el mundo; cuando escribo esto hay institutos Mises en Brasil, Canadá,
Cataluña, China, la República Checa, Ecuador, Finlandia, Alemania, Israel,
Japón, Polonia, Portugal, Rumanía, Rusia, España, Suecia y Ucrania; institutos
Hayek en Austria y Canadá y un Instituto Rothbard en Bélgica. La Universidad de
Angers, en Francia, bajo Guido Hülsmann, y la Universidad Rey Juan Carlos, en
España, bajo Jesús Huerta de Soto, están formando a una nueva generación de
intelectuales austriacos en Europa. ¿Puede haber en el futuro unos juegos
olímpicos de la Escuela Austriaca?
Gracias
al trabajo duro de muchos investigadores, estudiantes, emprendedores académicos
y donantes privados, y muy ayudado por Internet, el movimiento austriaco es de
nuevo (como en sus buenos tiempos) un movimiento global. Como tal, ahora es el
momento perfecto para celebrar a la Escuela Austriaca en su lugar de nacimiento
vienés, no solo para mirar atrás y maravillarnos de lo que se ha conseguido
hasta ahora, sino para mirar adelante para que la Escuela Austriaca continúe
con su crecimiento, desarrollo, refinado e influencia.
Peter G. Klein es el autor de The Capitalist & the
Entrepreneur: Essays on Organizations & Markets. Es profesor asociado y
director asociado del McQuinn Center for Entrepreneurial Leadership de la
Universidad de Missouri y profesor adjunto en la Escuela Noruega de Economía y
Administración de Empresas. Klein enseña en la Mises Academy. Escribe en el blog Organizations
and Markets. Visite su página web.
Este artículo se basa en un
discurso realizado en la Cumbre de Simpatizantes del Instituto Mises del 2011
en Viena.