Por Doug French. (Publicado el 1 de
diciembre de 2011)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5823.
Querido amigo:
¿Recuerdan las promesas de
recuperación económica? Dos presidentes las han realizado hasta ahora y han
gastado (e impreso) muchos billones para verlas hechas realidad. Ha habido una
QE1, una QE2, la Operación Twist y miles de otros trucos.
Y aún así la economía se hunde cada
vez más. Las rentas están cayendo más ahora que hace dos años. Las perspectivas
de empleo para los más jóvenes están en el pozo. Todo este fiasco representa
uno de los mayores fracasos del estado y de las teorías económicas que ha
probado el estado. Prometieron un sueño y han entregado un desastre.
El Instituto Mises ha sido la única
voz coherente de oposición desde el mismo principio de esta crisis. Estuvimos
casi en solitario contra los planes de rescate de Bush y continuamos con esa
oposición a lo largo de los años de Obama. No solo eso: nuestros editoriales y
publicaciones advirtieron acerca de la crisis antes de que ocurriera.
Nos hemos preparado para esta
oportunidad durante 30 años con conferencias, libros, becas y programas de todo
tipo. Implantamos todo tipo de tecnologías y muchos miles de intelectuales
alrededor del mundo que han aprendido de lo que hace el Instituto Mises.
Por eso esta crisis a traído toda
esta nueva atención hacia la Escuela Austriaca de economía, representada en los
escritos de Mises, Rothbard, Hayek, Hazlitt y toda su tradición. Es el poder de
las ideas funcionando, y las buenas ideas son más eficaces que toda la
propaganda que pueda ofrecer el estado.
Por eso esperamos poder contar con
su más generosa donación para el próximo año. No podemos perder esta
oportunidad. Queremos hacer más de lo que nunca hicimos antes para anegar el
mundo con la verdad.
Por primera vez, los austriacos
están verdaderamente liderando el debate. Hemos aprovechado el momento para
educar al mundo acerca de la economía de la libertad. El nombre de Mises y la
Escuela Austriaca en general están en la prensa. Incluso los candidatos a la
nominación del Partido Republicano están tratando de identificarse con los
austriacos para igualar en atractivo intelectual de Ron Paul.
Es más, los keynesianos están en el
punto de mira. Se suponía que el presidente Ben Bernanke era un experto de
renombre mundial en la Gran Depresión. Solo hace dos años, fue el hombre del
año de TIME. Los políticos le dejaron
las manos libres para hacer lo que necesitara hacer.
¿Cuál es ahora su excusa? Se nos
dice que los bancos centrales sencillamente no han hecho aún lo bastante.
Sencillamente no han dado con la palanca monetaria adecuada o pulsado el botón
de liquidez correcto. Los amos del dinero tropezarán pronto con la ecuación
correcta. Es solo que la gente no ha estado cooperando con los modelos.
¿Quién sigue creyendo esto? Se
suponía que el desempleo desaparecería hace dos años y aún una de cada cinco
personas en este país no tiene empleo. Casi 50 millones de estadounidenses
obtienen sus alimentos con cartillas de comida.
Incluso ahora, Washington vive a
todo tren. Hay bastante dinero moviéndose en Wall Street.
¿Quién tiene las respuestas? La
Escuela de Chicago no está en la punta de la lengua de nadie. La economía
neoclásica no toma parte en el debate. No, es lo austriaco lo que importa en
este momento. Keynesianos contra austriacos es la pelea del siglo,
desarrollándose un día tras otro en televisión y medios impresos.
¿Cómo ha podido pasar esto? Hace
treinta años, la Escuela Austriaca estaba casi olvidada. Como explicaba Murray
Rothbard en una entrevista hace 20 años, toda una generación de austriacos se
había visto barrida por el New Deal. Cuando Rothbard estaba escribiendo El hombre, la economía y el estado era
un hombre joven de veintitantos años y completamente solo. Al mismo tiempo,
Mises pasaba de los sesenta, mientras que Hayek y Hazlitt pasaban de los
cincuenta. No había nadie en medio.
El trabajo de Rothbard hizo que la
Escuela Austriaca sobreviviera durante la década de 1980 y más allá. Podría
haberse perdido de nuevo durante el Newer Deal de Obama, pero no lo hizo ni lo
hará: gracias a su apoyo al Instituto Mises. El Instituto cumplirá 30 años el
año que viene. Y durante tres décadas Lew Rockwell y el Instituto Mises han
luchado contra los keynesianos y los estatistas que predican en las
universidades y en Washington DC.
El Instituto ha mantenido sus armas
y está funcionando. La Escuela Austriaca no es solo una parte de la
conversación: es la conversación. El
personal y los investigadores del Instituto Mises están explicando el mercado
libre desde la perspectiva austriaca en televisión, en audiencias en el
Congreso, en revistas académicas, en películas y en artículos que aparecen en
todo mundo cada día. Las apariciones en radios y los artículos en los grandes
medios de comunicación del personal del Instituto, la facultad y antiguos
alumnos son demasiado numerosos como para explicarlos todos.
La Reserva Federal está presionada
como nunca antes. ¿Había esperado que alguna vez en su vida hubiera
manifestaciones de protesta ante las oficinas de la Reserva Federal? Es
notable. Y si hablamos con la gente que está en ellas, nos dirán que su
inspiración viene del Instituto Mises. Desde que Andrew Jackson cerrara el
Segundo Banco de Estados Unidos, nunca los banqueros centrales estadounidenses
habían sentido esa efervescencia.
Pero debemos mantener la
efervescencia. Aunque los medios de comunicación empiezan a prestarnos
atención, la doctrina keynesiana de más gasto público, tipos de interés bajos
manipulados y planificación centralizada de la economía sigue siendo el
paradigma en las aulas de la nación y en los despachos donde se hace la
política del gobierno.
Es estado y sus apologistas no
desaparecerán fácilmente. Los hechos no se interpondrán en su camino.
Más dinero y más barato beneficia a
quienes están en el gobierno. La idea de que la universidad puede gestionar una
economía atrae a los keynesianos de los campus que nunca han dirigido un
negocio o pagado una nómina. La economía real de intercambios voluntarios les
parece extraña y llena de peligros. Están convencidos de que el gobierno debe
dirigir el mercado, preocupándose de los débiles y controlando a los fuertes.
Los
donantes del Instituto Mises saben que realmente es el libre mercado, con gente
gastando su propio dinero como les parece, el que hace al mundo próspero y
libre. Nuestros simpatizantes saben que el capital y los ahorros no pueden
crearse con una imprenta. Saben que los estudiantes deben aprender que solo el
consumo que se abandona crea el capital necesario para financiar la prosperidad
futura.
Un
reciente estudio concluyó que la mayoría de los estudiantes de bachillerato no
tienen ninguna educación en economía. Por ejemplo, creen que el gobierno fija
los precios de todos los bienes. Nunca se les ha enseñado el concepto de oferta
y demanda y la satisfacción mutua en el comercio. Las escuelas públicas
adoctrinan a los jóvenes para que crean que el gobierno en omnipotente y que su
mejor alternativa en la vida son los trabajos como funcionarios públicos.
Tristemente,
esta ignorancia puede continuar en la universidad, salvo que se les enseñe una
economía sensata. Se debe enseñar a los jóvenes que son los empresarios, como los
muchos simpatizantes del Instituto que poseen su propio negocio, los que crean
riqueza y puestos de trabajo para todos. Los que ganan un millón de dólares al
año deberían ser alabados y dárseles las gracias, no abofeteados con impuestos
extraordinarios para disminuir el incentivo para producir.
Gracias a
ustedes, el Instituto Mises a insuflado de nuevo vida a la Escuela Austriaca. Y
son los austriacos los que aguantan solos en la lucha contra el estatismo
keynesiano. Si no fuera por los austriacos, no habría respuesta a los
keynesianos. Porque los monetaristas y neoclásicos son solo keynesianos light,
creyendo que sus ecuaciones pueden predecir y que sus políticas públicas
funcionarán.
Por eso
nos toca educar a los jóvenes estudiantes en la tradición misesiana y
rothbardiana. No basta con buscar burócratas más amables y educados y una mejor
política monetaria. Lo que necesitamos son mercados libres y una moneda fuerte
sin compromisos.
En 2011
llevamos a cabo más eventos educativos que nunca, incluyendo nuestro famoso
programa de la Universidad Mises. Nuestro sitio web recibió 1,4 millones de
visitas cada mes. Publicamos libros y artículos como nunca antes. Las
apariciones en los medios de comunicación fueron constantes. Nuestras oficinas
estuvieron más activas que nunca, el verdadero centro de la resistencia global
al estatismo y la fuente global de verdad económica.
Queremos
hacer esto de nuevo en 2012 e incluso superarlo. No podemos descansar. Pero
asimismo necesitamos recursos para continuar a este ritmo. Nunca hemos
disfrutado de esta oportunidad en toda nuestra vida y no sabemos cuánto durará.
Es el momento de actuar. Esperamos tener su mayor nivel posible de apoyo.
Las
donaciones de 100$, 500$, 1.000$ son fantásticas. Pero consideren jacer la
mayor inversión posible en la obra de la libertad con una donación más elevada.
Necesitamos su ayuda para alcanzar el sueño de todo gran pensador que haya
trabajado nunca por la libertad.
El
Instituto Mises es lo auténtico: no simulamos los golpes ni rehuimos la pelea.
Es tiempo de golpear por la libertad. No podemos dejar pasar este momento.
Tenemos a los keynesianos en fuga. Es hora de dar el golpe de gracia a toda
forma de estatismo. Tenemos las ideas que se necesitan para construir un futuro
de libertad.
Por favor, donen con generosidad.
Douglas French es presidente del Instituto Mises y autor de Early
Speculative Bubbles & Increases in the Money Supply y Walk
Away: The Rise and Fall of the Home-Ownership Myth. Es doctor en economía de la Universidad
de Nevada-Las Vegas, dirigido por Murray Rothbard, con el Profesor Hans-Hermann
Hoppe en su tribunal de tesis. French enseña en la Academia Mises.