Por Gary North. (Publicado el 20 de febrero de 2009)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/3333.
[Este
artículo apareció originalmente en LewRockwell.com]
He vivido tres acontecimientos
históricos monumentales. Solo recuerdo dos de ellos.
No recuerdo el lanzamiento de las
dos bombas atómicas en agosto de 1945. Como símbolos del la transformación del
mundo científico, constituyeron el acontecimiento más trascendental del siglo
XX. Este avance, hasta ahora, no ha llevado a una guerra nuclear, aunque en
varias ocasiones parecía ser una posibilidad nada desdeñable. Sin embargo, la
llegada de la era nuclear anunció la transformación del mundo moderno. Aún no
hemos visto el final de esta transformación.
Martin van Creveld, el gran
historiador militar en el estado de Israel, ha argumentado que la era nuclear
arruinó los planes imperiales de grandes naciones. Ya no podían arriesgarse a
una guerra entre ellas. Aún así aumento el gasto en imperio. Hoy, grandes
estados afrontan resistencias de grupos no estatales. La Unión Soviética cayó
cuando los afganos del derrotaron utilizando misiles Stinger. La URSS era un
imperio y un imperio que pierde ante insurgentes ha perdido su razón de
existir.
Estamos a punto de experimentar una
derrota similar en el mismo país.
Ha habido otros dos acontecimientos
importantes desde 1945. Supongo que la mayoría de la gente estará de acuerdo en
uno de ellos: el colapso de la Unión Soviética, el 19-21 de agosto de 1991.
Aunque la caída del Muro de Berlín en 1989 fue la evidencia simbólica del
colapso del imperio soviético, ésta no quedó clara hasta agosto de 1991. Históricamente
no ha habido nada comparable a esa desintegración. Ningún imperio tan grande se
derrumbó tan rápido sin derramamiento de sangre. Yo estuve allí para verlo.
Hay anticomunistas de la vieja
escuela que siguen insistiendo en que fue todo mentira, que es un engaño, que
los comunistas siguen moviendo los hilos en Rusia. No entienden la diferencia
entre el fascismo y el comunismo. El sistema ruso es fascista hasta la médula:
capitalismo de estado.
Estamos viendo ahora lo que los
progresistas duros siempre predijeron que ocurriría: la convergencia económica
de los dos sistemas, el de EEUU y el de la URSS. El sistema de convergencia
económica es fascismo. Es lo que esos progresistas siempre quisieron, pero lo
llamaban de otra forma: “democracia económica” o “la alianza de empresas y
gobierno”.
Septiembre/octubre de 2008
El segundo acontecimiento que
considero como casi comparable en importancia al colapso de la Unión Soviética
fue el colapso del sistema bancario estadounidense que tuvo lugar en septiembre
y octubre de 2008.
Nadie vio venir ese colapso en
agosto. Los gobernantes veteranos de Estados Unidos (no me refiero a los
políticos) han visto con horror cómo caían instituciones que habían sobrevivido
desde mediados del siglo XIX: los bancos de inversión. Eran bancos que no
tomaban depósitos del público general. Reunían grandes cantidades de capital de
inversores privados ricos. En cuestión de semanas, el modelo de negocio se
derrumbó. Los bancos de inversión se las arreglaron para reestructurar sus
operaciones legales como para ser definidos como bancos comerciales y por tanto
convertirse en candidatos al dinero del rescate federal. Entretanto, enormes
bancos comerciales casi fueron a la quiebra. No quebraron solamente gracias a
la intervención del gobierno y a que bancos más grandes los absorbieron.
Wachovia cayó. Washington Mutual cayó. Los precios en bolsa de los dos bancos
más grandes de Estados Unidos, Bank of America y Citigroup, siguen cerca de
tener precio en peniques.
Quien no entienda la magnitud de lo
que está pasando es un ignorante económico. Tengo a muchos de estos ignorantes
contactándome, diciéndome que todo estaba planeado desde el interior. ¡La
conspiración ha vuelto a ganar! En su visión del mundo, la conspiración siempre
gana. Es porque creen que la conspiración tiene los atributos de Dios. Es
omnisciente, omnipotente y omnipresente.
Su problema intelectual es éste: no
creen en el libre mercado. No pueden concebir que una institución social basada
en el voluntarismo pueda romper la espalda a los planificadores públicos y
banqueros centrales. Creen en cualquier cosa menos en esto. Piensan en sí
mismos como defensores del libre mercado, pero no aprecian el poder del libre
mercado para aplicar las decisiones de los consumidores.
La conspiración de gente importante
en el interior ahora vacila. Toda la estructura del sistema político nacional
estadounidense se ha basado en la solvencia de los bancos estadounidenses más
grandes. Todos estos bancos han sido puestos en cuestión. Ahora están destrozados.
La idea de que desde el interior de
los bancos comerciales se han demolido activamente billones de dólares de su
propio capital como parte de un plan conspiratorio es tan imbécil, tan absurda,
tan ridícula que estoy convencido de que estos adoradores de las conspiraciones
han perdido completamente la cabeza. Han sido destrozados intelectualmente,
igual que los bancos han sido destrozados financieramente.
Algunos probablemente piensen que
los comunistas siguen dirigiendo Rusia. Lo hacen excomunistas: burócratas,
matones y agentes del KGB. Pero el comunismo está muerto. ¿Cómo lo sé? Mirad el
mapa de Rusia. Buscad los viejos nombres: Stalingrado y Leningrado.
Desaparecidos. Los mapas dicen mucho acerca de una civilización. Los mapas
rusos nos dicen que el comunismo está muerto.
Los conspiradores estadounidenses
han perdido lo que pensaban que tenían: control sobre la nación y las finanzas
de la nación por medio del sistema de banca de reserva fraccionaria. Este
sistema se está despegando, tal y como dijo Ludwig von Mises que ocurriría, tal
y como dijo Murray Rothbard que ocurriría y tal y como todos los demás
economistas austriacos que entienden las
enormes debilidades del sistema de reserva fraccionaria dijeron que ocurriría.
A veces me pregunto si queda algo
coherente en lo que se llama de forma generalizada el movimiento conservador.
¿Alguna de esa gente tiene algún indicio de lo que está pasando? Estamos viendo
la desintegración del sistema de banca de reserva fraccionaria en todo el
mundo. Se mantiene unidos por recates, que son el equivalente gubernamental al
cable de salvamento y el chicle.
Lo único que mantiene junta toda la
estructura es una enorme fe residual en el estado y una fe ingenua en que los
déficits no importan. Esta frase se asocia a los conservadores del lado de la
oferta y a la vasta mayoría de esa gente que se llama a sí misma economistas de
la Escuela de Chicago. Los del lado de la oferta lo dicen y los economistas de
la Escuela de Chicago meten baza cautelosamente: “Algún día, tal vez, los
déficits importen, pero no será pronto. Marginalmente (este año, el siguiente y
hasta la muerte) los déficits no importan”.
Han sido los economistas de la
escuela austriaca los que han advertido, década tras década, de que el aumento
en la deuda federal acabaría amenazando la solvencia del gobierno y la
estabilidad del dólar. Ahora que se ve que esto se hace realidad, seguimos sin
oír los gritos de los economistas profesionales advirtiendo respecto de los
déficits federales de billones de dólares. No dicen nada, experto cuando dicen
que es una buena idea, porque es necesaria, porque tenemos que salvar a los
bancos, porque tenemos que regular la economía y, sobre todo, porque un sistema
de libre mercado no intervenido en realidad no funciona.
Esto es lo que obtenemos de gente
que es reconocida generalmente como economistas de libre mercado. Se alinean
como animadoras mientras los bancos recorren el pasillo federal. El déficit
federal aumenta a niveles astronómicos y la base monetaria aumenta igual de
rápido y aún así los economistas académicos se mantienen en silencio. No es el
silencio de los corderos: es el silencio de los coconspiradores no acusados, la
mayoría de los cuales enseña en universidades soportadas por impuestos y emplea
sus carreras escribiendo artículos ilegibles en revistas académicas no leídas
para ganase la vida, de forma que los contribuyentes nunca les despidan. Esa
gente son apologistas del estado. La mayoría de ellos han estado en nómina
pública toda su vida. Son la gente que, en nombre de los principios
conservadores del libre mercado, se supone que están en lo alto del palo mayor
para advertirnos de que el barco del estado va hacía la catarata.
No aguanten el aliento.
¿Qué hay que hacer?
¿Qué puede hacerse respecto de
esto? Políticamente, nada. El sistema político estadounidense ha sido un
fascismo suave durante casi un siglo. A los progresistas les encanta llamar
fascistas a los conservadores. El problema que los progresistas tienen razón.
Por supuesto, a los conservadores bien informados les encanta llamar fascistas
a los progresistas y también tienen razón. Todo el que crea en la eficiencia de
la llamada alianza gobierno-empresa es un fascista.
El estado fascista ha sido siempre
un intento de controlar el sector privado por medio de inflación, impuestos y
regulación. El fascismo ha sido siempre un sistema de mantener vivos y felices a
los grandes a costa del contribuyente. Por supuesto, las caras cambian. El
sistema fue siempre un gigantesco sistema de cárteles, regulaciones y moneda fiduciaria.
Fue, en resumen, todo lo que los críticos del capitalismo moderno dicen que
está mal en el capitalismo. Por eso John Maynard Keynes escribió esto en su prólogo a la edición
alemana de su Teoría general
(1936):
La teoría de la producción agregada,
de la que trata el siguiente libro, puede sin embargo adoptarse mucho más
fácilmente a las condiciones de un estado totalitario [eines totalen Staates] que la teoría de la producción y distribución
de una producción dada llevada a cabo bajo condiciones de libre competencia y
un alto grado de laissez faire. Ésta es una de las razones que justifica que
llame a mi teoría una teoría general.
El sistema económico moderno es un
sistema gigantesco entremezclado de rescates comprometidos, empezando con la
Seguridad Social. En el comercio, es un sistema diseñado para mantener
protegidos a los grandes productores de los consumidores. Nunca ha sido otra
cosa desde el triunfo político nacional del movimiento progresista en el
infausto año de 1912. En ese año, los tres candidatos a presidente eran
estatistas hasta la médula, todos seguidores de las doctrinas progresistas,
todos defensores de la banca centralizada y todos felices de ver que el
gobierno federal expandiera el control sobre los negocios en todo el país, y en
todo el mundo.
No es el relato que obtenemos en
los libros de texto de historia, porque a sus escritores les gusta lo que se
hizo en 1912 y posteriormente. El sistema de escuelas públicas ha enseñado que
esto fue la salvación del capitalismo desde entonces.
Estamos viendo ahora como se
desmorona todo el sistema en todo el mundo. Sea lo que sea que ocurra a partir
de este momento, la producción económica ser verá dificultada por la regulación
siempre creciente. El gobierno interviene ahora para salvar a los bancos, lo
que significa que los bancos están en deuda con el gobierno.
El presidente Obama ha dicho que
los directivos de bancos no van a poder recibir más de 500.000$ al año. No van
a obtener dinero en stock options
hasta que el gobierno recupere su dinero. Creo que es estupendo. Lo único que
lamento es que no dijera 250.000$ al año. O tal vez 100.000$ al año. O tal vez
50.000$ al año. ¡Que vivan en Nueva York con eso! Toda la banda debería dimitir
y dedicarse a algún trabajo decente.
La banca de reserva fraccionaria ha
sido algo mafioso desde el principio. Rothbard y Mises apuntaban esto y se les
odiaba por ello. Los economistas confían en la burocracia. Confían en gente con
doctorados, como ellos mismos. Pero, excepto la Reserva Federal, las agencias
la dirigen las dirigen abogados y cargos designados que esperan obtener un buen
salario de cabildeo cuando abandonen el gobierno. ¿Por qué deberíamos pensar
que un grupo de abogados formado en Harvard y Yale, que fueron contratados por
bancos de Nueva York que estuvieron siempre protegidos por el sistema de la
Reserva Federal, tienen alguna idea de cómo dirigir una economía? Ahora sabemos
lo bien que podían dirigir la economía: cobraron bonus de millones de dólares
por dirigir el sistema al abismo.
Las cosas no van a mejorar mucho.
Los bancos están destrozados. Los mejores y más brillantes graduados no irán a
la banca mientras haya un tope de 500.000$ en los salarios, si Obama tiene
éxito.
En lo que a mí respecta, el tope
salarial debería ser eterno. Y cuando venga la inflación creada por los bancos,
el gobierno no debería cambiar este tope salarial para dejarles beneficiarse de
una cláusula de aumento del coste de la vida. Sus predecesores sabían cómo
hacerse ricos bajo una moneda manipulada. En lo que a mí respecta, sus
reemplazos deberían empobrecerse de la misma manera.
Durante más de un siglo, los
mejores y más brillantes estudiantes graduados en las principales universidades
del país han sido contratados en el gran gobierno y la banca de reserva
fraccionaria. En otras palabras, se han apoyado en la coacción para hacerse
ricos personalmente y dirigir el crecimiento del capitalismo estadounidense. Se
hicieron ricos y el capitalismo creció, pero creció en términos de malas
inversiones. Creció porque el dinero fiduciario se usó para rebajar los tipos de interés y
estos tipos de interés más bajos llevaron a invertir mal el capital. Mises
mostró cómo operaba este sistema ya en 1912.
Desde septiembre de 2008, hemos
visto los frutos de las raíces del dinero fiduciario contra los que advertía
Mises hace casi un siglo. Pero los economista modernos del libre mercado son
tan hostiles a la teoría de Mises del ciclo económico como hostiles eran a la
teoría de irracionalismo económico del socialismo… hasta que cayó la Unión
Soviética. Luego entraron en la religión, pero siguen sin mencionar a Mises.
Era como si nunca hubiera vivido.
¿Mises?
¿Quién es Mises? Sí, la Unión Soviética fue a la quiebra. No pensábamos que
fuera en 1986. Excepto aquella adivina con suerte, Judy Shelton, nadie predijo
que lo haría. Dijimos a la gente que la Unión Soviética tenía un notable
crecimiento económico. Sí, resultó que la Unión Soviética no era más que Bangla
Desh con misiles, como dijo en la década de 1980 un periodista llamado Richard
Granier. No lo vimos en su momento. Aún así, nos apuntaremos el tanto: el nuevo
capitalismo la derrotó. Seguiremos alabando la economía fascista regulada que
ha estado siguiendo Estados Unidos en los últimos cien años y pediremos más de
lo mismo. Amamos la eficiencia económica, porque la eficiencia permite que el
estado aumente. Cuando la gente se hace más rica, puede pagar más impuestos.
Por eso los economistas académicos
están reclamando aún más gasto federal para rescatar a los bancos y otras
instituciones asociadas con las altas finanzas. Como un solo hombre, dicen que
los rescates son necesarios. ¿Por qué? Porque han sido grandes defensores de la
economía mixta desde que John Maynard Keynes escribiera la Teoría general en 1936, e incluso antes, con el mentor real de la
banca fascista estadounidense, Irving Fisher, ya en 1911.
Fisher casi fue a la quiebra en la
Gran Depresión, pero aún se le reverencia como el mayor economista de la
historia estadounidense. Fue un hombre de la moneda fiduciaria desde el primer
día. Creía que el gobierno y el banco central podían controlar la economía por
medio de una política monetaria. Fue el gran apologista del corrupto sistema
monetario que ahora sufrimos. Como intelectual, fue el gran sacerdote. Milton
Friedman era poca más que un acólito para Irving Fisher en la cuestión
monetaria.
Recuperación nominal
Hay recuperación real y
recuperación nominal (recuperación en términos de precios crecientes). Aumentar
salarios y precios da una ilusión de prosperidad.
En el pasado, siempre ha habido una
recuperación después de una recesión. En el pasado, los rescates siempre han
ocultado el capital subyacente mal invertido. En el pasado, siempre la Reserva
Federal ha inflado y la economía ha revivido.
Esta economía revivirá, pero
revivirá sobre una nueva base. Ya no es posible que quien entienda la economía
austriaca vea a esta economía como algo que se parezca remotamente a una
economía de libre mercado. En el centro mismo de la economía de libre mercado,
como decía Mises en 1912, está el sistema monetario. Ese sistema está hoy
completa y abiertamente dirigido por un cártel que ahora se ve atrapado por el
gobierno federal. El Sistema de la Reserva Federal pronto va a tener que rescatar
al gobierno federal. El gobierno federal está rescatando a los bancos
comerciales y si el gobierno federal no puede rescatar a los bancos, la Reserva
Federal tendrá que hacerlo directamente. En todo caso, los bancos están en
declive. El capital ha desaparecido: desperdiciado. El dinero sigue en las
cuentas corrientes de la gente, pero posproyectos financiados con dinero
fiduciario han resultado se perdedores. Los rascacielos están vacíos. La
recuperación va a ser nominal, basándose en dígitos conocidos como dólares.
Estos dígitos van a producirse en cantidades tan masivas que los precios se
dispararán como nunca antes en Estados Unidos en tiempo de paz. Va a ser la
destrucción del dólar.
Los economistas de la Escuela
Austriaca han estado prediciendo esto durante años, pero ahora la Reserva
Federal está de nuestro lado. Podemos mirar la base monetaria ajustada y
podemos ver lo que va a pasar. Salvo que el Sistema de Reserva Federal aumente
el requisito de reserva (socavando así la rentabilidad de todo el sistema
bancario y echando abajo a cientos de bancos, incluyendo algunos de los
grandes) la base monetaria ajustada se va a convertir en dinero real. El dinero
real va a gastarse. Cuando se gaste, va a aumentar los precios.
Estamos asistiendo a la culminación
de un siglo de malas políticas económicas. Los economistas académicos nunca
hicieron sonar la alarma después de 1936. No la hicieron sonar porque eran los
agentes pagados del estado, certificados por generaciones anteriores de agentes
pagados del estado. El estado ha pagado por los servicios de estos hombres y
mujeres y ellos responden de acuerdo con ello. Entienden la regla fundamental:
“Cuando tomas el chelín del rey, haces el antojo del rey”.
El siguiente libro de texto
universitario de economía que exponga el Sistema de Reserva Federal como el
brazo ejecutor del cártel de la banca comercial será el primero en hacerlo.
No hay alboroto académico contra
los déficits masivos del gobierno federal y los rescates masivos del gobierno
federal. Los economistas guardan silencio porque han sido animadoras del
Sistema de Reserva Federal desde el primer día. Para esta gente, la Reserva
Federal no puede hacer hoy nada mal, porque lo hizo de 1929 a 1933 y Milton
Friedman lo explicó para que todos lo vieran. ¿Cuál fue el gran error de la
Reserva Federal durante ese periodo, según Friedman? No infló para compensar la
contracción de dinero debida a los bancos que se hundían.
Friedman odiaba la banca de libre
mercado. Despreciaba el patrón oro. Creía en el control público del dinero. En
el centro del libre mercado está el dinero. En el centro de la economía de
Friedman estaba el estado. Solo quería hacer más eficiente al estado.
Los economistas académicos nunca
mencionan el hecho de que fueron las políticas expansionistas de la Reserva
Federal durante la década de 1920 las que llevaron al colapso del sistema
bancario a principios de la década de 1930. Se había creado la Fed para impedir
un colapso así y aún así fue el peor en la historia de Estados Unidos. ¿Cuál
era entonces la aproximación correcta? ¿Qué dicen los economistas de debería
haberse hecho? Dar más poder al Sistema de Reserva Federal. Esto es exactamente
lo que se ha hecho durante los últimos cinco meses y lo economistas académicos
lo alaban.
Los economistas académicos dicen
que las cosas se recuperarán. Nos dicen que habrá de nuevo negocios como es
habitual. Nos dicen que una vez que pasemos esta crisis, la economía
estadounidense florecerá de nuevo. Creen en la economía fascista. Creen que la
regulación pública es mejor que el libre mercado. Creen que los bancos
protegidos ante quiebras y dirigidos por el gobierno, que ahora tenemos
abiertamente, son mejores que las instituciones privadas con ánimo de lucro que
no están protegidas por un cártel creado por el gobierno llamado el Sistema de
Reserva Federal. Creen en el fascismo y van a decirte que todo va bien mientras
el estado fascista extiende su poder sobre todo los aspectos de nuestras vidas.
Promesas rotas, fe que se desvanece
¿Veo esto como el fin de la libertad?
No, lo veo como el fin del estado fascista. El monstruo estuvo a punto de
volverse patas arriba el pasado octubre. Está en las últimas, con sus piernas
inseguras. Ha perdido el respeto del público.
Incluso los políticos están
convencidos de que los bancos estaban dirigidos por un grupo de hombres
corruptos al servicio de sus propios intereses, lo que era verdad. ¿Qué sector
protegido por el gobierno no lo está? Pero los banqueros no perdieron dinero
por esto. Se vieron engañados por las políticas de dinero fácil y bajos tipos
de interés de Alan Greenspan, creyendo que el auge era real y que podían
apalancarse 30 a 1 o 40 a 1 y que se les pagara por su sabiduría. Eran idiotas
bien pagados. Los economistas de la Escuela Austriaca advirtieron a lo largo de
todo el periodo de que esto iba a pasar. Se nos rechazó por raros.
A medida que Internet crece en
influencia, las opiniones alternativas pueden llegar a una minoría de gente
formada. El éxito del Instituto Ludwig von Mises en poner a la Escuela Austriaca
delante de cientos de miles de jóvenes en todo el mundo, que no habrían oído
hablar nunca de Mises o Rothbard si no hubiera sido por la World Wide Web,
indica que los cimientos de la economista fascista moderna están siendo
socavados donde importa, que en las mentes de gente brillante que ya no cree en
el sistema.
A largo plazo, Keynes tenía razón:
las políticas económicas de los políticos hoy se basan en los escritos de algún
oscuro economista del pasado. Esos dos economistas fueron Irving Fisher y John
Maynard Keynes. Su mundo se viene ahora abajo. A través de sus discípulos, son
como un par de borrachos tambaleándose, sosteniéndose uno a otro. Keynes quería
gasto en déficit. Fisher quería un sistema bancario que cubriera estos
déficits.
El dinero del sistema bancario
centralizado financia al Tesoro, y el Tesoro a su vez rescata a los grandes
bancos comerciales (que ya no son tan grandes). Todo se basa en una cadena de
dígitos. Entretanto, el desempleo aumenta, la producción cae, el miedo se
extiende, la falta de fe se extiende y decenas de miles de especialistas en
finanzas antes bien pagados buscan empleo. No se trata de una conspiración, se
trata de que el libre mercado votó finalmente no a los conspiradores.
Hay conservadores que piensan que
todo está perdido a causa de la conspiración. Esa gente nunca hizo nada de
todos modos. No ven que estamos al final de una era. Estamos asistiendo a la
culminación de una era de 500 años. Jacques Barzun tituló a su gran historia de
esta era Del amanecer a la
decadencia. Estamos viendo lo que Martin van Creveld llamó la caída del
estado, refiriéndose al estado-nación.
Estos intelectuales están de
acuerdo: estamos asistiendo a la quiebra todo gobierno occidental que haya
hechos demasiadas grandes promesas de sanidad gratuita y jubilación garantizada
a demasiados votantes. Todo se derrumbará. Los jirones de las promesas
apuntarán a los jirones de los que hicieron las promesas (los políticos) y los
jirones del sistema que supuestamente iba a garantizar el cumplimiento de las
promesas.
Los académicos dicen “no”. Siguen
diciéndonos que todo está bien, que unos pocos déficits más de un billón de
dólares resolverán el problema. La duplicación de la base monetaria en 2009 no
tendrá mayores efectos perturbadores de los que tuvo la duplicación de la base
monetaria en la segunda mitad de 2008. Nos dicen todo esto, pero la gente es
ignorante o está empezando a sospechar.
Tendremos otra ronda de gobierno
centralizado y probablemente más de una o dos rondas de mayor expansión
monetaria. Pero lo que no tendremos es una restauración de algo que se parezca
al mundo financiero que existía antes de septiembre de 2008. Ese mundo ha
desaparecido. Los internos no lo recuperarán. Pueden conseguir una imitación,
basada en dinero fiduciario que no compre gran cosa, pero no verán restaurado
el mundo de 2007. La base de poder del moderno estado fascista se está
deshaciendo rápidamente.
Por eso es importante que
preservéis vuestros activos no creyendo las garantías oficiales. Poned el
dinero donde los expertos os dicen que no deberíais ponerlo. Deberíais alejar
vuestro dinero de aquellos sectores de la economía en los que los expertos
dicen que deberíais poner el dinero, afirmando que habrá pronto un auge. Han
ignorado el hecho de que el mercado bursátil ha sido un ejemplo de pérdidas
desde marzo de 2000. No lo admitieron entonces, no lo admitirán ahora. Quien
haya comprado y mantenido una cartera de acciones estadounidenses indexadas en
marzo de 2000 ha perdido más de la mitad de su dinero. Los inversores
aprenderán, aunque los economistas académicos no lo harán.
Conclusión
Lo que digo es esto: esta vez es
diferente. Esta vez el sistema de banca de reserva fraccionaria ha quemado su
último cartucho. Está reclamando entregas cada vez mayores del Departamento del
Tesoro, que necesita el dinero fiduciario del banco central para rescatar la
economía. La gente lo está aceptando a regañadientes y los economistas
académicos lo alaban, pero la realidad es que esta vez es distinto. Mejor que
ajustéis vuestra cartera, vuestros planes de carrera y vuestros planes de
jubilación de acuerdo con esto.
Gary North es el autor de Mises on Money.
También es al autor de una serie gratuita de 20 volúmenes, An Economic
Commentary on the Bible. Visite su sitio web: GaryNorth.com.