Por Roger W. Garrison. (Publicado
el 1 de mayo de 2003)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/1215.
Como indica la reciente biografía
(2001) de Alan Ebenstein, “Mr. Fluctuaciones” se convirtió en el apodo de Hayek
en la década de 1930, debido a su continuo uso de esa palabra, pronunciándola
con un fuerte acento austriaco. Y sus lecciones sobre fluctuaciones
industriales venían acompañadas de un completo complemento de gráficos que
mostraban la estructura de capital de la economía y los efectos de la creación
de crédito en esa estructura. Una estudiante de la LSE (Ben Higgins) lamentaba
que la importancia de las clases se viera “enterrada bajo los abrumadores
gráficos en tres dimensiones con los que Hayek presentaba sus ideas y que los hacía
parecer como algo del campo de la ingeniería” (Patinkin y Leith, 1978, p. 74).
¿Qué pasó con estos diagramas en
3-D y las ideas que representaban? ¿Por qué veía Hayek la estructura de capital de la economía como
algo tan importante para nuestra comprensión de las fluctuaciones industriales?
¿Cómo se alineaban estas ideas frente a las desarrolladas por John Maynard
Keynes? ¿Y por qué acabó Hayekl abandonando casi completamente el programa
investigador que le había motivado tanto en esos primeros años?
Las primeras lecciones que Hayek
dio en la LSE a principios de 1931 establecieron su propia comprensión de la
teoría del ciclo económico de Ludwig von Mises. Estas lecciones, que fueron la
base para ser nombrado a la cátedra Tooke, aparecieron más tarde es e mismo
años como Precios y producción. Fue
una década después de que publicara La
teoría pura del capital (1941), un largo y aburrido volumen que incorporaba
algunos de esos diagramas en 3-D. Este libro pretendía ofrecer el sustrato
teórico para su primer trabajo sobre ciclos económicos. Un libro que debía
haberle seguido, llamado La dinámica del
capital (Hayek, 1983, p. 413), no se escribió nunca. Sin embargo, no es
difícil imaginar que la Dinámica
habría sido Precios y producción con todo su ropaje teórico.
Después de La teoría pura, los intereses de Hayek cambiaron a los asuntos más
amplios de su época. Su hito, “Economics and Knowledge” (1937) fue asimismo una
piedra angular des la economía de las fluctuaciones industriales al campo de la
filosofía política. Hayek se hizo enormemente conocido por su Camino de servidumbre de 1944 y sus
posteriores escritos en la tradición liberal clásica. Con el tiempo, toda su
obra anterior al Camino se ignoró
ampliamente. Y si se reconocían en algo, sus ideas de la naturaleza y la significación
de la variación cíclica se consideraban desdeñosamente como la “economía
técnica” de Hayek.
La dura crítica del primer Hayek
(de sus adversarios, sus antiguos defensores y sus aliados
científico-políticos) prevalece en la literatura. Keynes (1931, p. 394) se
refería a Precios y producción como “un
terrorífico embrollo”. Joan Robinson (1972, p. 2), refiriéndose explícitamente
a los triángulos que acompañaban a las clases de Hayek de 1931, condenaba su
teoría del ciclo económico como un “lamentable estado de confusión”.
Lionel Robbins, cuya Great Depression de 1934 era una hábil aplicación
de la teoría hayekiana del auge y declive del periodo de entreguerras, abjuró de
este libro en su Autobiografía (p.
154) de 1971, confesando que “le gustaría verlo olvidado”. Comentando sobre la “economía
técnica” de Hayek durante una entrevista (Ebenstein, 2001, p. 81), Milton
Friedman destaca que es “un enorme admirador de Hayek, pero no de su economía.
Creo que Precios y producción es un
libro muy defectuoso. Creo que sus libro de teoría del capital [La teoría pura] es ilegible. Por el
contrario, Camino de servidumbre es
uno de los grandes libros de nuestro tiempo”.
La biografía de Ebenstein ofrece
solo un relato breve e insatisfactorio de la primera teorización del ciclo
económico de Hayek. En un capítulo titulado “LSE”, escribe que “el error básico
de Hayek de la producción económica se refiere a la naturaleza del capital” (p.
54). En un capítulo posterior titulado “Capital”, Ebenstein indica que el aspecto
esencial de la concepción de la estructura del capital de Hayek es que el
capital es heterogéneo. Luego da a este episodio del pensamiento hayekiano un
abrupto final indicando que “Si esta suposición empírica de la heterogeneidad
del capital es falsa, falla el sistema teórico [de Hayek] de actividad
económica” (p. 83). Por supuesto, es trivialmente cierto que el capital
homogéneo implicaría la ausencia de estructura y por tanto la irrelevancia de
cualquier teoría basada en consideraciones de estructura.
Hayek consideraba demasiado
evidente tener que probar que haya una estructura de capital (una estructura
que puede modificarse, pero no instantáneamente y sin coste). Los costes de
reestructurar el capital era fácilmente absorbida durante un auge inducido
políticamente cuando el crédito es barato y las expectativas de ganancia son
altas. Pero después del declive, los costes de deshacer las malas asignaciones
realizadas por un crédito inapropiado toman las formas de pérdidas
empresariales, quiebras y desempleo.
La concepción del proceso de
producción de Hayek conlleva una secuencia temporal de actividades que
transforma entradas en salidas consumibles. El capital de distintos tipos
(plantas y equipos, herramientas y maquinaria, materias primas y bienes en
proceso) se ponen en uso en las distintas etapas de producción. Por tanto, la
estructura de capital se define en términos de esta disposición temporal de
bienes de capital heterogéneos. A efectos pedagógicos, Hayek divide el proceso
de producción económica en un número finito de etapas, de forma que la salida
de una etapa constituye la entrada de la siguiente, siendo la última etapa la
generación de salidas consumibles. Aunque simplificada, la idea de una
secuencia de etapas servía para el fin de incorporar en su teorización el
elemento del tiempo del proceso de producción.
Por tanto, ésta es la significación
de la estructura de capital (y de esos diagramas en 3-D): la estructura de
capital captura el elemento temporal. La forma analíticamente más sencilla de
ocuparse del tiempo de la producción es el triángulo hayekiano: un triángulo
rectángulo en el que las etapas de producción se alinean en la lado horizontal
y el valor de mercado de la producción final se representa en la altura del
lado vertical. La reestructuración del capital, como podría inducirse por un
cambio en el tipo de interés, se representa en un cambio en la forma del
triángulo. A posteriori, podríamos juzgar que la simplicidad del triángulo hayekiano
es su mayor virtud.
La circularidad, tanto en el flujo
circular de rentas y gastos como en la lógica del sistema keynesiano, lleva a
su vez a la conclusión de que las expectativas se autocumplen y que las
economías de mercado son inestables. Las
dos únicas proposiciones auxiliares necesarias (ambas proporcionadas por
Keynes) son que las expectativas acerca de la rentabilidad del gasto actual en
inversión esencialmente no tienen fundamento y que esas expectativas están
sujetas a cambios dramáticos.
El triángulo hayekiano tiene su propia
lógica, una muy distinta de la del círculo keynesiano. Hayek fue capaz de
demostrar que la asignación de recursos entre las etapas de producción secuenciadas
temporalmente se corresponde con un patrón temporal particular de producción
consumible. Si esta asignación de recursos es consistente con el patrón
preferido de consumo, entonces la consiguiente actividad económica (ganar
rentas trabajando en las distintas etapas y gastar estas rentas en la etapa
final de producción) es sostenible. Además, los movimientos ordinariamente
dirigidos por el mercado en el tipo de interés empujan a la economía hacia este
patrón de producción y consumo internamente consistente y temporalmente
sostenible. El sistema no es inherentemente inestable.
La teorización de Hayek estaba
guiada desde el principio por una máxima metodológica crítica: Debemos explicar
primero cómo puede funcionar bien una economía antes de que podamos preguntar
con sentido lo que podría ir mal. La teoría de las fluctuaciones industriales
de Hayek respetaba esta máxima y la seguía directamente como algo lógico: Si el
tipo de interés se mantiene por debajo de su tipo de mercado, o “natural”, por
la expansión del crédito, las decisiones de los productores serán
inconsistentes con las preferencias de los consumidores. La expansión económica
será insostenible. El auge acabará con un declive. Solo con un tipo de interés
determinado por el mercado pueden evitarse las variaciones cíclicas.
Ante la enorme diferencia entre los
marcos keynesiano y hayekiano le habría sido bastante fácil a Hayek explotarla
en una reseña de la Teoría general de
Keynes: el sistema de Keynes es inherentemente inestable, mientras que el de
Hayek es potencialmente estable pero particularmente vulnerable para las
desestabilizadoras políticas pro-crecimiento del banco central. Aunque Hayek
nunca reseñó realmente el libro de Keynes, de hecho sí argumenta precisamente en
esta línea en las últimas páginas de su Teoría
pura (p. 408), donde reconoce que el dinero constituye una “vaga unión” en nuestra estructura moderna y compleja del
crédito: “Pero la existencia de esa vaga unión no es una justificación para
concentrar la atención en ella y olvidar el resto del mecanismo y aún menos
para hacer el mejor uso posible de la efímera libertad de la necesidad económica que permite dicha
vaga unión”.
Aunque la explicación de Hayek del
auge y declive tenía una lógica esencial y convincente acerca de ello, sus
intereses se dirigieron hacia otros asuntos, empezando incluso antes de la
publicación de su libro sobre el capital. Su artículo de 1937 se considera por
lo general como un cambio importante en su pensamiento, un cambio que pone en
cuestión su propia obra anterior sobre fluctuaciones industriales. Sin embargo,
una interpretación alternativa es que Hayek se hizo cada vez más consciente de
la significación de la máxima metodológica que siempre había respetado y que
Keynes y muchos otros habían despreciado sin motivo.
En los primeros años en la LSE a
Hayek le preocupaba la cuestión de cómo tenía que operar el proceso de mercado si
las preferencias de los consumidores tenían que transformarse en planes de
producción de los productores y cómo podía interferir en este proceso la
expansión del crédito. Es sus últimos escritos le preocupaba la cuestión de
cómo podía este mismo proceso de mercado operar de hecho incluso aunque la
información en la que se basa sea incompleta y esté dispersa en toda la
economía.
Hayek era completamente consciente
de esta segunda cuestión mucho antes de ir a la LSE. De hecho, según su propio
relato (Hayek, 1994, p. 1), ya estaba trabajando con y bajo la influencia de
Mises cuando apareció en 1922 Socialismo
de Mises, que se ocupaba con detalle del asunto del cálculo económico. Hayek
pudo haber creído en este momento temprano que la profesión económica había
entendido o entendería pronto todo el significado del libro de Mises. Así que
sus propios esfuerzos podían centrarse en la coordinación intertemporal que
hacen posible los mercados del crédito no intervenidos y la descoordinación
intertemporal causada por un errónea política bancaria. Si marca algo, el
artículo de 1937, es la percepción de que la profesión económica de hecho no
había asimilado en absoluto las ideas de Mises. Los colegas economistas de
Hayek no podían apreciar Precios y producción
porque les faltaba una comprensión fundamental de la economía de mercado. En un
intento de superar este obstáculo, Hayek empezó a ocuparse de una manera más
explícita de la coordinación de planes individuales basándose en la información
dispersa e incompleta.
Con esta interpretación
alternativa, la “economía técnica” de Hayek y su consiguiente filosofía
política puede verse como mostrando cierta continuidad de pensamiento
(implicando la última fase preocupaciones e incluso remedios más fundamentales).
Esta interpretación coherente con la propia retrospectiva de Hayek en el
prólogo a Economics as a Coordination
Problem: The Contributions of Friedrich A. Hayek (1977, p. ix), de Gerald
O'Driscoll:
El que parezca en principio posible
refundir una gran parte de la teoría económica en términos de la aproximación
que he encontrado útil realizar con problemas tan distintos como los de las
fluctuaciones industriales y el funcionamiento de una economía socialista me
resulta gratificante. (…) El profesor O'Driscoll casi me ha convencido de que
tendría que haber continuado con el trabajo que estuve realizando en las décadas de 1930 y 1940 en lugar de
alejarme hacia otros problemas que pensaba que eran más importantes.
Por mucho que admiremos los escritos
de filosofía política de Hayek, seguimos pudiendo lamentar que “Mr. Fluctuaciones”
no mantuviera el rumbo en sus esfuerzos por ofrecer una alternativa completa a
la emergente ortodoxia keynesiana.
Referencias
Ebenstein, Alan. (2001) Friedrich
Hayek: A Biography. Nueva York: St. Martin's Press.
Hayek, F. A. (1931) Prices and
Production. Londres: George Routledge and Sons, Ltd. [Publicado en
España como Precios y producción
(Madrid: Unión Editorial, 1996)]
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____. (1941) The Pure Theory of
Capital, Chicago: University of Chicago Press.
____. (1983) Entrevista: “Nobel Prize-Winning Economist Friedrich A. von
Hayek” Los Angeles: UCLA Oral History Program (encuaderno en espiral).
____. (1994) Hayek on Hayek: An
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University of Chicago Press. [Publicado en España como Hayek sobre Hayek: un diálogo autobiográfico
(Madrid: Unión Editorial, 2011)]
Keynes, John M. (1931) “The Pure Theory of Money: A Reply to Dr. Hayek”,
Econometrica, vol. 11 (Noviembre),
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____. (1936) The General Theory of
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Company. [Publicado en España como La
teoría general del empleo, el interés y el dinero (Madrid: Editorial Aosta,
1998)]
Mises, Ludwig von. ([1922] 1951) Socialism.
New Haven: Yale University Press. [Publicado en España como El socialismo (Madrid: Unión Editorial, 2009)]
O'Driscoll, Gerald, P., Jr. (1977) Economics as a Coordination Problem: The Contributions of Friedrich A.
Hayek Kansas City: Sheed, Andrews, and McMeel, Inc.
Patinkin, Don y J. Clark Leith. (1978) Keynes, Cambridge and the General Theory. Toronto: University of
Toronto Press.
Robbins, Lionel, ([1934] 1971) The
Great Depression, Freeport, N.Y.: Books for Libraries Press.
____. (1971) Autobiography of an
Economist. Londres: Macmillan.
Robinson, Joan (1972) “The Second Crisis in Economic Theory”, American Economic Review 62 (1-2): pp.
1-10.
Roger Garrison, profesor de
economía en la Universidad de Auburn e investigador adjunto en el Instituto
Mises, es el autor de Time and Money: The
Macroeconomics of Capital Structure. Vea su página web.