Por Per Bylund. (Publicado el 31 de mayo de 2006)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/2190.
Traducción
de : Miguel Castañeda - Castideas
Las personas mayores en
Suecia dicen que ser sueco significa proveerse y cuidarse a sí mismo, y
nunca ser una carga para nadie más. La independencia y el trabajo duro era la percepción común de una vida digna, y
la percepción común de la moralidad. Eso fue hace menos de cien años.
Mi difunta abuela solía decir que algo malo le había sucedido al mundo. Ella se sentía orgullosa de no haber nunca pedido ayuda, de haber sido siempre
capaz de confiar en sí misma y en su marido, orgullosa de haber podido, a
lo largo de su vida, cuidar de su familia. Estoy contento de que
cuando ella falleció a la respetable edad de 85 años, lo hizo con la dignidad
intacta. Ella nunca fue una carga.
Mi abuela, nacida en 1920, fue de esa última generación que poseía
ese especial orgullo personal, de tener una firme y profundamente
arraigada moral, de ser soberanos de sus vidas, de ser los únicos dueños de sus
propios destinos, sin importar lo que ocurriera. La gente de su
generación presenciaron y soportaron una o dos guerras mundiales (aunque
Suecia nunca haya tomado parte) y fueron criadas por empobrecidos agricultores
suecos y trabajadores industriales. Ellos fueron testigos y fueron
la fuerza impulsora detrás de la "maravilla" sueca.
Su moralidad aseguró que ellos pudieran sobrevivir a cualquier
situación. Si se encontraban en una situación en la que sus salarios no
les alcanzaba al final del mes, entonces trabajaban aún más duro y por más
tiempo. Ellos fueron los arquitectos y los obreros de sus propias
vidas, aunque esto significara a menudo trabajar más duro y
soportar situaciones aparentemente sin esperanza.
Con gusto ofrecían ayuda a los necesitados, aunque ellos mismos apenas tuviesen
poco, pero no estaban dispuestos a aceptar ayuda de nadie si se les ofrecía.
Sentían el orgullo de ser competentes para cuidar de sí mismos; apreciaban
su independencia de los demás, de no tener que pedir ayuda. Pensaban
que si ellos mismos no eran capaces de hacerlo por sí solos, entonces no tenían
derecho a pedir ayuda.
Sin embargo, de alguna manera, cayeron en las promesas de los políticos, de
proveer para "el débil ". Una categoría de personas inexistentes
en aquel entonces: ¿Quién podía decir que era incapaz de cuidar de sí
mismo? Eran personas trabajadoras y de buen corazón y probablemente
pensaron que una pequeña contribución para proveer a aquellos más necesitados,
sería una obra al estilo del buen samaritano.
Teóricamente, es tal vez comprensible e inclusive deseable. Ellos
y sus padres ya estaban participando voluntariamente en redes locales
privadas, arreglando apoyo financiero para las personas necesitadas de atención
médica o aquellas que habían perdido sus trabajos. En los malos tiempos,
como durante las recesiones o el rápido cambio social esto representaba una
carga, sin embargo, era voluntaria y dentro de sus intereses. Una versión
a gran escala de la misma clase de ayuda mutua probablemente sonaba como
una buena idea, a pesar de que esta iba a ser financiada coercitivamente a través de los impuestos.
El problema es que el estado del bienestar fue creado, y este
cambiaría drásticamente la vida de las personas afectando su moralidad en
una manera fundamental. El estado de bienestar podría haber sido un
proyecto exitoso si la gente hubiese seguido teniendo el orgullo y la moral de proveerse a sí
mismos, y sólo buscar ayuda si esta era realmente necesaria. Es
decir, la adición de un estado de bienestar podría funcionar en un mundo
en ceteris paribus o igualdad de circunstancias, que es lo que el estado de
bienestar realmente asume. Pero el mundo está en constante cambio, y
el estado de bienestar por lo tanto, requiere de personas más fuertes
y moralmente superiores a aquellas personas que viven en sociedades que
carecen de un estado de bienestar.
Este conocimiento, sin embargo, no fue entonces adquirido - y todavía no lo ha
sido. En su lugar, se tomó al estado de las cosas, tales como el orgullo personal en
el trabajo y la familia, como algo natural; entonces desde esa
perspectiva, debe haber sido visto como un buen trato. Todo lo que
tenían que hacer, se les dijo, era dejar la política (y un poco de poder)
a los políticos. Este argumento, lamento informar, parece seguir siendo
válido para la población de Suecia; los suecos en general aceptan con
satisfacción las propuestas para entregar más poder a los políticos e incluso tienden a pedir mayores impuestos.
La moral decente es cosa del pasado. Fue destruida por completo en poco
más de dos generaciones - a través de beneficios de bienestar público y el
concepto de los derechos al bienestar.
Los niños del Estado de Bienestar
Los hijos de la generación de mis abuelos, mis padres entre
ellos, abrazaron y aprendieron rápidamente una nueva moral basada en los
derechos al bienestar ofrecidos por el sistema de seguridad
social. Mientras que las generaciones mayores no aceptaban ser
dependientes de los demás (incluyendo las prestaciones del estado de
bienestar), no se opusieron al envío de la generación más joven a las
escuelas públicas a recibir educación. Estoy seguro de que nunca pensaron
en términos de tener un "derecho" a que sus hijos sean
educados. Por el contrario, aceptaron y agradecieron la oportunidad para que sus hijos tengan
una posibilidad que ellos mismos nunca habían tenido - a través de la
educación "gratuita".
Por lo tanto la generación de mis padres asistió a escuelas públicas donde se
les enseñó matemáticas e idiomas, así como también, la superioridad del bienestar
y la moralidad del Estado. Aprendieron el funcionamiento de la maquinaria
del Estado de bienestar y ganaron una totalmente nueva malinterpretación de los
derechos: todos los los ciudadanos gozan de un derecho - sólo con ser
ciudadanos - a la educación, a la atención médica, al trabajo y a la seguridad
social.
Ser un individuo, se les enseñó, significa tener el derecho a recibir
apoyo para sus necesidades individuales. Se les dijo que todo el mundo
tiene derecho a todos los recursos para alcanzar la propia felicidad y la
de la sociedad. Y todo el mundo debería
disfrutar del derecho a poner a sus hijos en centros de cuidado diario,
mientras trabajan, lo que permitiría a cada familia ganar dos
salarios (pero no el tiempo suficiente para criar a sus hijos). Las oportunidades para la "buena vida", al menos económicamente, debían
parecer enormes para las generaciones anteriores.
Esta nueva moralidad se impregnó en la población y se convirtió en el estado
"natural" de las cosas, al menos en sus mentes. Esta
generación, nacida durante las dos o tres décadas que siguieron a la
Segunda Guerra Mundial, cambió considerablemente de la generación de sus
padres, moral y filosóficamente. Se acostumbraron al gran crecimiento
económico de la post guerra (gracias a que Suecia nunca entró en la
guerra) y a los cada vez mayores derechos al bienestar de un Estado en
constante crecimiento. (Para mantener el crecimiento del estado de
bienestar y satisfacer la demanda popular de los
beneficios, el gobierno sueco devaluó la moneda varias veces durante los
años 1970 y 1980.)
Los efectos sobre la sociedad de esta generación creciente y debutante en
el mercado de trabajo fueron principalmente dos: el aumento de la presión
pública hacia más políticas progresistas. Y una incapacidad en mayor
escala, de criar niños independientes y morales, capaces de ser dueños de
sí mismos en la vida.
En ese momento, el cambio moral y filosófico de la sociedad se
hizo aparente. Mientras que en el siglo 20, los socialdemócratas,
un poder hegemónico en la política sueca a lo largo de ese siglo (y más allá), había pedido reducciones de impuestos para liberar a los
trabajadores de la innecesaria carga, ahora habían rápidamente cambiado
hacia un partido que llamaba a más reformas sociales para el financiamiento del
estado de bienestar con más impuestos. Las masas de
votantes, los niños del estado de bienestar dependientes de su sistema de
lógica, apoyó el aumento de los impuestos, que rápidamente subió a un 50% y
más. Y exigieron beneficios sociales a costa de los contribuyentes
para cubrir y superar estos impuestos más altos.
El cambio político fue masivo, una vez que los niños del estado de bienestar
crecieron y comenzaron a tomar parte en la política. Las, más bien
comunistas, revueltas estudiantiles de 1968 fueron probablemente el pico
de esta radical generación, exigiendo más para sí mismos a través de la redistribución del
Estado; no reclamaban responsabilidad alguna para sus vidas, ni la idea de
tener que lanzarse por sí mismos. "Estoy en necesidad",
argumentaron, y a partir de ese reclamo, infirieron directamente un derecho a satisfacer esa
necesidad, - ya sea comida, refugio, o un coche nuevo.
Mientras que mis padres misteriosamente parecen haber heredado gran parte de la
forma "antigua" de moralidad, la mayoría de la gente de su edad, y
especialmente los más jóvenes, son paradigmáticamente diferentes de la
generación de sus padres. Son los niños del estado de bienestar y son plenamente conscientes de las
prestaciones sociales a las que tienen "derecho". No señalan
las fuentes y orígenes de estos beneficios, sino que son escépticos con
respecto a los políticos, quienes podrían quitárselos. "El
Cambio" se convirtió rápidamente en un mala palabra, ya que implicaba
necesariamente un cambio del sistema al cual las personas son parasitariamente
dependientes.
Con esta nueva generación, la verdad antes sostenida de que la producción
precede al consumo, fue reemplazada por la creencia de tener un inviolable y
natural "derecho humano" a los servicios sociales suministrados por
el Estado. A través de los poderosos sindicatos de
trabajadores, los asalariados suecos recibieron aumentos cada año, independientemente de la productividad real, y con el tiempo los aumentos
anuales de los salarios se hicieron normales. Las personas que no
recibían un aumento comenzaban a considerarse "castigados" por su
malvado empleador, y hubo mayores demandas por ayuda legal contra los
empleadores. Uno tiene "derecho" a un mejor salario el
próximo año, al igual que el salario actual debe ser mejor que el del año
pasado; y así sucesivamente.
Este cambio de percepción fue, como hemos visto, precedido por un cambio en los
valores. El cambio social también modificó las condiciones de la
filosofía, y nuevas teorías extrañas y destructivas surgieron. Los
hijos de esta generación, nacidos en las décadas de 1970, 80 y 90 normalmente tenían una
educación "libre" (sobre la base de los ideales de 1968),
queriendo decir esencialmente, una infancia "libre de reglas" y
"libre de responsabilidades." Para esta generación no hay
ninguna causalidad en la vida social, lo que sea que hagas no es tu
responsabilidad - incluso tener hijos. Estos son los actuales adultos
jóvenes de la sociedad sueca.
Los Nietos del Estado de Bienestar
Yo mismo soy parte de esta segunda generación de gente criada con y por el
estado del bienestar. Una diferencia significativa entre mi generación
y la anterior es que la mayoría de nosotros no fuimos criados por nuestros
padres. Fuimos criados por las autoridades en las guarderías del Estado
durante el tiempo de la infancia, y luego empujados a las escuelas
públicas, las escuelas secundarias públicas, y las universidades públicas,
y más tarde al empleo en el sector público y más educación a través de los
poderosos sindicatos y sus educativas asociaciones. El estado está
siempre presente y es para muchos el único medio de supervivencia - y sus
prestaciones sociales el único camino posible para ganar independencia.
La diferencia con las generaciones anteriores es evidente. Mis
abuelos vivían en un mundo, filosófica y moralmente, diferentes, y
mis padres siguen llevando algunos restos del "viejo" sentido de
justicia de sus padres y su percepción del bien y del mal. Mientras
que la generación de mis padres está "parcialmente viciada" (que
es lo suficientemente malo), mi generación está totalmente jodida. No
habiendo crecido con los valores de nuestros abuelos, sino con aquellos
propagandizados por el estado niñera, los nietos del Estado de bienestar
no tienen conocimiento alguno sobre economía.
Una percepción común de la justicia entre los "nietos" es
que los individuos tienen un reclamo eterno a la sociedad para ser
provistos con lo que uno considere necesario (o agradable). En un
reciente debate emitido en la televisiòn estatal, los hijos y nietos
del Estado de Bienestar se reunieron para discutir sobre el desempleo y
los problemas comunes que enfrentan los jóvenes que crecen y entran en el
mercado laboral. La demanda de los "Nietos", fue, literalmente, que los "viejos" (nacidos a
finales de los años 1940, 1950 y 1960) debían hacerse a un lado (es decir,
dejar de trabajar), porque su trabajo "roba" puestos de trabajo
para los jóvenes!
La "lógica del bienestar" para reivindicar tan absurdas demandas
viene de esta manera. La premisa es que todo individuo tiene derecho a una
buena vida. Se puede concluir que una buena vida se hace a través de
no tener que preocuparse por la riqueza material, y así tener beneficios sociales y ganar
"independencia" financiera se hace esencial. La Independencia
financiera, a su vez, requiere de un alto estatus, de altos salarios y de
un trabajo no muy exigente; un buen trabajo es, pues, un derecho humano
inferido. Las personas que actualmente poseen los puestos de trabajo,
están literalmente ocupando las posiciones y por lo tanto en el camino -
todos y cada uno de ellos violan mi derecho a ese trabajo. Esto hace
que cualquiera que posea un buen trabajo, se convierta en un violador de
derechos-y por lo tanto un criminal.
Todos sabemos qué pensar de los delincuentes: deben estar
encerrados. Tal sentencia es también, lo que un número aún muy
limitado pero en rápido crecimiento, de jóvenes de Suecia demandan - para
los propietarios de las empresas que no desean contratarlos, o para las personas
mayores que ocupan puestos que ellos desean. Hay una "necesidad"
de más leyes progresistas.
Pero esto no es una idea apoyada sólo por los jóvenes ignorantes. El 14 de
mayo, el sindicato nacional de trabajadores del comercio "exigió al
Estado" la redistribución de los puestos de trabajo mediante el
ofrecimiento a las personas de 60 años, de pensiones del Estado si
renunciaban y que sus empleadores contrataran así a personas jóvenes en su
lugar. En los cálculos del sindicato, tal truco "crearía"
55.000 puestos de trabajo.
Lo que esto demuestra es que la única forma perceptible de encontrar puestos de
trabajo para los jóvenes parece ser "aliviando" a las personas
mayores de los suyos; aún cuando la demanda de bienes y servicios esté en
aumento, los puestos de trabajo son escasos y el desempleo se incrementa
gracias a la pesada regulación estatal de los mercados. El estado de
bienestar crea problemas y conflictos en muchos niveles, obligando a la
gente a competir por opciones cada vez más reducidas de riqueza. La
solución: más regulación y aún menos prosperidad. Es lo que ocurre cuando la necesidad y el quiero, sustituyen al mérito y la
experiencia, tanto en la moralidad pública como en la personal.
Exigiendo responsabilidad social
Esta degenerada moral y falta de comprensión del verdadero y natural orden
de las cosas es también evidente en las áreas que requieren responsabilidad
personal y respeto hacia los demás hombres y mujeres. Los ancianos
son ahora tratados como un lastre en lugar de como seres humanos y familiares. Las
generaciones más jóvenes sienten que tienen un "derecho" a no asumir
la responsabilidad de sus padres y abuelos, y por lo tanto demandan al
Estado para que los alivie de esta carga.
En consecuencia, la mayoría de los ancianos en Suecia viven ya sea deprimidos y
solos en sus casas, esperando que la muerte venga por ellos,
o institucionalizados en centros colectivos de mayores bajo vigilancia 24
horas del día, los siete días de la semana, con el fin de aliviar la carga
de las jóvenes generaciones. Algunos de ellos llegan a ver a sus
nietos y familiares sólo por una o dos horas en Navidad, cuando las
familias hacen un esfuerzo para visitar a sus "problemas".
Pero los ancianos no son los únicos que se encuentran en la periferia de
la sociedad del bienestar, mientras que el Estado cuida de su la población
activa. Lo mismo vale para los más jóvenes que también son
entregados al Estado para el cuidado público, en vez de ser criados
y educados por sus padres.
Mi madre, una maestra de secundaria, ha tenido que enfrentar a los padres de
sus alumnos, quienes exigen hacer "algo" sobre su situación
familiar estresante. Exigen a "la sociedad" de asumir la
responsabilidad de la crianza de sus hijos, ya que ellos ya han pasado
"muchos años" cuidando de ellos. ("Cuidando"
significa generalmente dejarlos en la guardería pública a las 7 am y
recogerlos de nuevo a las 6 pm.)
Hacen ruidoso su "derecho" a ser aliviados de esa carga. Los
problemas causados en sus casas por los niños desobedientes y fuera de
control, deben ser resueltos en el aula por el personal de la escuela y en
las guarderías por el personal del jardín de infantes. Los niños
deben ser vistos pero no oídos, y no deben inmiscuirse en absoluto, en el
derecho de sus padres a una carrera, a unas largas vacaciones en el
extranjero, y a asistir a eventos sociales.
A fin de tener a la generación adulta trabajando y creando riqueza
que pueda ser sometida a imposición (las actuales tasas de impuestos para
personas de bajos ingresos representa aproximadamente el 65% de los
ingresos), el estado de bienestar sueco pone continuamente en marcha
programas progresivos para protegerlos de incidentes y problemas. La
libertad benefactora, es una libre de problemas, libre de responsabilidades, y
rica en beneficios para la existencia, creados por el Estado del
bienestar.
Lo que estamos viendo ahora en Suecia es la consecuencia perfectamente lógica
del estado del bienestar: cuando se entregan beneficios y por lo cuando se
quita la responsabilidad individual para la vida de cada uno, se crea un
nuevo tipo de individuo - el inmaduro, irresponsable y
dependiente. En efecto, lo que el estado del bienestar ha creado es
una población psíquica y moral de niños. De la misma manera en que
hay padres que nunca permiten que sus niños se enfrenten a los
problemas, asuman responsabilidades, y logren soluciones por sí
mismos, haciendo de sus hijos, unos necesitados, malcriados, y absolutamente
exigentes.
La analogía de los niños desperdiciados está resultando cierta en la vida
cotidiana de personas que trabajan en el sector público, haciendo frente a
las demandas de las poblaciones. He aprendido que no es raro que los
jóvenes padres reprendan a los maestros porque la tarea es una
"innecesaria" presión sobre los jóvenes. Los niños tienen derecho al conocimiento, pero al parecer no deben ser expuestos
a la educación, ya que esta requiere estudio y esfuerzo. El papel de
los docentes es obviamente, de suministrar a los niños con el conocimiento
que puedan consumir sin tener que reflexionar sobre ello o pensar en ello
(o incluso estudiar). Tener que hacer algo por sí solos es
"opresivo". Un "deber", aunque sea el efecto de
la leyes de la naturaleza, es totalmente injusto y una violación a los
derechos de uno a una vida sin problemas. La naturaleza misma, junto
con sus leyes, se convierte entonces en una "Carga".
Economía de la dependencia
Tal vez esta mentalidad explica la creciente popularidad de teorías
anti-realidad como el escepticismo y el postmodernismo, donde nada
puede darse por sentado. La lógica, se dice, es sólo una construcción social,
que no tiene relación alguna con la realidad o el mundo (si es que
existe). Estas teorías son magníficas en la medida en que nunca pueden ser
demostradas o refutadas. Cualquier cosa que usted diga, no es
necesario que tome la responsabilidad de su declaración - nadie puede
verificar su tesis, ni se lo puede criticar, o incluso utilizar. Es
la suya y sólo existe para usted - y es verdad sólo para usted.
La inutilidad de tal teoría debería ser obvia. También debería
ser obvio que los defensores de estas teorías 'tomen ciertas cosas, tales
como la existencia, como dadas - no viven sus vidas basadas sólo en la
duda y el "conocimiento" de que no hay nada se pueda saber, que
nada es lo que parece. Pero eso, al parecer, debe ser la belleza de
esta teoría.
En cierto modo, la premisa austriaca de que "los valores son
subjetivos", ha sido tomada demasiado literalmente. En estas
"modernas" teorías, la subjetividad es el principio subyacente
de la realidad, no la manera en que la realidad es evaluada
o percibida. Esta "comprensión" se desprende directamente
de la relativa moralidad y relativa lógica de los hijos y nietos del
estado de bienestar. No hay necesidad de que alguien produzca a fin de
que otro pueda consumir - y no representa necesariamente una carga para
alguien más, de proveer los beneficios que necesito para vivir la
"buena" vida. Después de todo, vivir una buena vida es un
derecho humano; el derecho siendo el único punto fijado en un universo en
constante cambio y fundado subjetivamente.
> Desde la perspectiva de un espectador (como me considero) esta
locura tiene mucho sentido - enseñar a la gente que no tiene que
preocuparse acerca de la consecuencias de sus acciones, crea sujetos
dependientes de buena gana. El Estado de bienestar ha creado a los
monstruos egoístas de los que se pretende salvarnos - a través de la
entrega de privilegios y beneficios para todo el mundo a expensas
de "Nadie".
Los ingenieros sociales del estado del bienestar, obviamente, nunca
consideraron un posible cambio en la moral y la percepción - ellos
simplemente querían un sistema que garantice la seguridad para todos; un
sistema donde el capaz pueda y deba trabajar para mantenerse a sí mismos,
pero en el que el incapaz pudiera también vivir una vida
digna. ¿Quién habría pensado que las reformas progresistas para asegurar
los derechos de los trabajadores y la prosperidad para todos a inicios del
siglo 20, sería filosófica y moralmente contraproducente?
Debería ser obvio que nada vino a ser como era de esperar - la
sociedad simplemente no era tan predecible como se predijo.
No puede funcionar
Esta nueva moralidad es
obviamente contraria a la de la generación de mis abuelos. Se trata de una
moral afirmando que la independencia sólo se puede lograr a través de la
entrega de la responsabilidad a otros, y que la libertad sólo puede lograrse
esclavizando a los demás (y a sí mismo). El resultado de esta
degenerada moral a nivel social es el del desastre económico, social,
psicológico y filosófico.
Pero esto también es una tragedia personal para miles de suecos. Las
personas parecen incapaces de disfrutar de la vida sin la responsabilidad
de sus acciones y elecciones, y es imposible sentir el orgullo y la
independencia sin tener los medios para controlar su propia vida. El estado del bienestar ha
creado personas dependientes incapaces de crear valor en la vida; en su
lugar se encuentran a sí mismos incapaces de tener sentimientos típicos
humanos como el orgullo, el honor, y la empatía. Estos sentimientos,
junto con los medios para darle sentido a la vida, han sido asumidas por
el Estado del bienestar.
Tal vez esto explica por qué una parte tan importante de la población
joven consume ahora medicamentos antidepresivos, sin los cuales no son
capaces de funcionar normalmente en situaciones sociales. Y
probablemente explica por qué el número de suicidios entre personas muy
jóvenes que nunca conocieron realmente a sus padres esté aumentando de
forma dramática (el número total de suicidios permaneciendo
constante). Sin embargo las personas son incapaces de ver el problema
o encontrar una solución. Como niños malcriados, piden "ayuda" a
través del Estado.
Esto, mi abuela nunca pudo
entender. Que descanse en paz.
Per Bylund es doctorando en
economía en la Universidad de Missouri y miembro senior del Ludwig von Mises Institutet i Sverige. Visite
su sitio web.