Por Eugen-Maria Schulak y Herbert Unterköfler. (Publicado el 26 de enero
de 2012)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5857.
[The
Austrian School of Economics (2011)]
Los antepasados de Joseph
Schumpeter, fabricantes de telas moravos de Triesch (hoy Třešť, República
Checa) eran de origen alemán, católicos y muy populares debido a su caridad con
los demás.
Joseph Alois nació en 1883. Después de la temprana muerte de su padre, su madre
de mudó a Graz, donde el 1893 se casó con el Teniente Mariscal Sigismund von
Kéler, 32 años mayor que ella y se trasladó a Viena. Las excelentes relaciones
de Kéler permitieron a “Joschi” entrar en el Theresianum, un instituto reservado principalmente a la
aristocracia. Esto desempeñó un importante papel en moldear su carácter. Un
amigo de toda la vida y compañero de estudios describiría más tarde a
Schumpeter de esta manera: “nunca parecía tomarse en serio nada en la vida. Se
había educado en el Theresianum,
donde se enseñaba a los alumnos a atanerse al tema (…) Uno debería conocer las
normas de todos los partidos e ideologías, pero no pertenecer a ningún partido
o creer en ninguna opinión”. (Swedberg 1991, p. 12).
Después de graduarse con honores,
Schumpeter empezó a estudiar derecho. Sin embargo, cambió su interés hacia la
economía, bajo la influencia de los discípulos de Menger: Friedrich von Wieser,
Eugen von Böhm-Bawerk y Eugen von Philippovich. Un colega recuerda que, en los
seminarios, “atraía la atención general con su distanciamiento frío y científico”
y tenía “unos modales juguetones cuando participaba en las discusiones”
(ibíd.., p. 15). Fue a la London School of Economics y asimismo a las
universidades de Oxford y Cambridge tras graduarse. Complementó su educación
“austriaca” con una inglesa, que en aquellos tiempos seguía siendo rara (cf.
Seifert 1993, pp. 6–7). Con 24 años, este “elegante joven”, para quien estaban
abiertas las puertas de la sociedad inglesa, se casó con la aparentemente
deslumbrante belleza Gladys R. Seaver, hija de un alto dignatario de la Iglesia
Anglicana. Pero el matrimonio resultó un error. Pero la pareja llevó vidas
separadas después de solo unos pocos meses (Swedberg 1991, p. 15).
El trabajo de Schumpeter con un
abogado italiano le llevó a Egipto en 1907. Escribió su primer monográfico en
las tardes después del trabajo: Das Wesen
und der Hauptinhalt der theoretischen Nationalökonomie (1908) [La naturaleza y esencia de la economía
teórica]. Por este retrato ecuánime del Methodenstreit
y un franco alegato a favor del individualismo metodológico recibió su Habilitation ese mismo año. En 1909 fue
profesor interino en Czernowitz, en la actual Ucrania. En 1911, con 28 años,
fue nombrado profesor en la cátedra de “economía política” en la Universidad de
Graz (el profesor más joven de todo el Imperio). Publicó su Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung
(1912) [Teoría del desarrollo económico]
hacia el final del mismo año (su fecha de publicación consta erróneamente como
1912). Esta obra obtuvo rápidamente reconocimiento internacional y
posteriormente se convirtió en un clásico. Antes del estallido de la Primera
Guerra Mundial y a sugerencia de Max Weber (1844-1919), describió en Epochen der Dogmen- und Methodengeschichte
(1914) [Doctrina y método económico: Un
esquema histórico] los fenómenos económicos, con ayuda de las ciencias
sociales relacionadas. Schumpeter aceptó ser profesor invitado en la
Universidad de Columbia en Nueva York y realizó diecisiete conferencias en
otras universidades estadounidenses durante el mismo periodo (cf. Seifert 1993,
p. 9). Al volver de Estados Unidos, fue elegido inmediatamente decano de la
facultad de derecho de Graz.
Schumpeter se consideraba ante todo
un científico. Destacaba una y otra vez que quería evitar hacer ningún juicio
político y en las medidas económicas quería ofrecer su ayuda, si lo hacía, solo
en lo que se refería a decisiones teóricas. Sin embargo, asumió puestos y
funciones políticas. Como temió una invasión económica de Alemania durante la
Primera Guerra Mundial, trató de impedir, con bastante memorandos, una unión
aduanera planeada con el Reich alemán (cf. Swedberg 1991, pp. 48–54). Se unió a
la Sozialisierungskommission
(“Comisión de socialización”) alemana inmediatamente después de la guerra, a
requerimiento de amigos con inclinaciones marxistas. Para asombro de todos,
Schumpeter defendió la nacionalización completa e inmediata de la industria del
carbón, por lo que el autor, críticos cultural y periodista vienés, Karl Kraus
(1874-1936) le calificó como un “profesor de intercambio [frente a un alumno de
intercambio] en [términos de] convicciones” y añadía, con ironía mordaz, que
Schumpeter tenía “más opiniones distintas de las que eran necesarias para su
evolución” (ibíd., p. 60).
En 1919 Schumpeter fue incluso
nombrado ministro de finanzas durante el régimen socialista. Pero después de
siete meses tuvo que dimitir: su presupuesto fue rechazado en su totalidad y
fue acusado de haber frustrado un programa de nacionalizaciones y así impedir
la política del gobierno (cf. März 1986b, p. 189). En lo que se refería a la
independencia económica de la joven república, Schumpeter hablaba con optimismo
a cada oportunidad. Por el contrario, Otto Bauer, secretario de estado de
asuntos exteriores, buscaba el objetivo de la unificación con Alemania y
argumentaba su defensa basándose en las necesidades económicas. En las
negociaciones de paz de Saint-Germain, el canciller Karl Renner destacaba
asimismo la inviabilidad económica de la Austria radicalmente menguada (cf.
McCraw 2007, pp. 100–101; Schäfer 2008, p. 254). Schumpeter se permitía un
caballo de pura sangre (pagado con su sueldo de político mientras que los
vieneses pasaban hambre) y aparecía en público acompañado de prostitutas, por
lo que su reputación política se vio pronto destruida en la práctica. Muchos
meses más tarde fue nombrado presidente del Biedermann-Bank
vienés. El banco quebró en tres años. Cayó en desgracia con una montaña de
deudas. Schumpeter había llegado al punto más bajo de su vida: “Sin capital,
con una reputación miserable como hombre de negocios y sin renombre político” (Schäfer
2008, p. 101).
En 1925, Bonn hizo a Schumpeter una
oferta que aceptó de inmediato. Su puesto de profesor titular en economía
política fue una sensación desde el principio. “Por primera vez [en décadas] se
enseñaba teoría en una universidad alemana” (ibíd., p. 103). Bonn se convirtió
en el lugar de encuentro de economistas de todo el mundo. Además, sus lecciones
en las áreas de finanzas, teoría monetaria, historia de la teoría económica y
sociología se consideraban brillantes y poco convencionales, como recuerda un
antiguo alumno: “Estaba relajado al empezar sus clases, siempre sin
anotaciones. (…) Tenía una forma de hablar vienesa clara y agradable que era
ligeramente juguetona, pero sin embargo era muy mesurada y enfática; no
escatimaba gestos al hablar: desde todas partes del atril (normalmente apoyado
ligeramente en él) con una mano en el bolsillo de su chaqueta; tenía manos
tranquilas y firmes, su escritura era generosa, sus caracteres interesantes”
(ibíd., p. 105). Schumpeter consideró luego que los ensayos que escribió
durante este tiempo, por ejemplo Die
sozialen Klassen im ethnisch homogenen Milieu (1927) [Las clases sociales en un entorno étnicamente homogéneo], fueron
sus obras más importantes.
Schumpeter también sufrió duros
golpes del destino en Bonn. En 1926 murió su madre, Johanna. Su hijo recién
nacido murió un mes más tarde, al igual que Annie, su segunda esposa y madre
del niño, que sufrió fiebres puerperales. Hija del portero de la casa de sus
padres, Annie se enamoró profundamente de su “Schumi” con solo 17 años. Se
mudaron a una gran villa en Bonn tras su boda en 1925 y celebraron muchas
fiestas fastuosas. Schumpeter se vio devastado por la pérdida. Todos los que le
conocían advirtieron un cambio radical en su personalidad. Durante años no
permitió que se tocaran las ropas de Annie, iba diariamente al cementerio y
desarrolló un absoluto culto religioso en torno a su muerte.
En 1932 Schumpeter renunció a
enseñar en Alemania y fue a la Universidad de Harvard en Cambridge,
Massachusetts. Igual que en Bonn, fue capaz de reunir a su alrededor un ilustre
círculo de alumnos entusiastas y jóvenes investigadores, por ejemplo, los
futuros premios Nobel, Paul A. Samuelson (1915-2009), Wassily Leontief
(1905-1999) y James Tobin (1918-2002); los austriacas Gottfried Haberler y
Fritz Machlup y también socialistas como Oskar Lange (1904-1965), Paul Sweezy
(1910-2004) y Richard M. Goodwin (1913-1996) (cf. Seifert 1993, p. 11). Hizo
una contribución esencial a la “edad dorada de la economía”. Sus obras sobre
teoría empresarial, así como sobre el capitalismo le hicieron el economista más
renombrado en Estados Unidos. En 1947 se convirtió en el primer extranjero
elegido presidente de la renombrada American Economic Association; una año más
tarde incluso obtuvo la presidencia de la International Economic Association,
que en aquel momento tenía más de 5.300 miembros en todo el mundo (cf. McCraw
2007, pp. 409–410, 421). De entre todos los ambiciosos planes que había hecho
después de su llegada a Estados Unidos, Schumpeter puede finalmente capaz de
completar tres grandes obras: Business
Cycles (1939) [Ciclos económicos],
Capitalism, Socialism, and Democracy
(1942) [Capitalismo, spocialismo y
democracia] y History of Economic Analysis (1954) [Historia del análisis económico]. Esta última quedo inacabada y fue
publicada póstumamente por la economista Elisabeth Boody, su tercera esposa.
Se dice que Schumpeter dijo una vez
que tenía tres objetivos en la vida: ser el mejor economista del mundo, el
mejor jinete de Austria y el mejor amante de Viena (cf. Swedberg 1991, p. 76).
En la década de 1930 ya le debió quedar cada vez más claro que estos objetivos
estaban probablemente fuera de su alcance, al menos en lo que respecta a la
economía. Con su Tratado sobre el dinero
(1930), el británico John Maynard Keynes llevó al ambicioso y egoísta
Schumpeter, su exacto contemporáneo, a una profunda crisis creativa. Schumpeter
acababa de escribir una obra sobre teoría monetaria y la tenía lista para la
imprenta (cf. Swedberg 1991, p. 111). Schumpeter apenas podía soportar la
excitación de sus alumnos a la espera de las últimas obras de Keynes. Aunque
Schumpeter fue siempre capaz de fascinar a colegas, alumnos y audiencias con su
formación políglota, su hábil forma de explicarse y su tremenda flexibilidad
intelectual, nunca consiguió tener durante mucho tiempo un grupo de discípulos.
Autocrítico, se acusaba de falta de “liderazgo” y “convicciones” y anotaba en
su diario: “No tengo ninguna vestimenta que no pueda quitarme. Tengo el
relativismo en la sangre. Es una de las razones por las que no puedo ganar, no
a largo plazo” (cf. Schäfer 2008, pp. 107, 195).
En términos políticos, Schumpeter
reveló su cara más desagradable durante la Segunda Guerra Mundial. Una y otra
vez cargó contra los eslavos y judíos y simpatizó con Adolf Hitler. Sin
embargo, al mismo tiempo dio su ayuda a muchos de los refugiados que llegaban a
Estados Unidos. Después de 1945 habló de una “victoria judía” y cuestionó el
tribunal de guerra de Nuremberg (cf. Piper 1996, p. 101). Schumpeter, inquieto
e impulsivo, siempre en busca de estabilidad y a menudo acuciado por la
desesperación, la depresión y las premoniciones de muerte, escribió varias
veces en su diario que no quería para él nada más que una buena muerte (cf.
Schäfer 2008, pp. 186, 195, 218). Cuando murió súbitamente el presidente
estadounidense Franklin Roosevelt (1882-1945) por una hemorragia cerebral,
Schumpeter, que había sido infeliz toda su vida, destacaba en un obituario:
“Hombre afortunado: murió en la plenitud de su poder” (cf. McCraw 2007, p.
488). El propio Schumpeter murió durmiendo de una hemorragia cerebral en Windy
Hill, su casa de veraneo, en Taconic, Connecticut, en 1950.
Eugen Maria Schulak es filósofo y
consultor de negocio en Viena, Austria- Es coautor de The
Austrian School of Economics: A History of Its Ideas, Ambassadors, and
Institutions. Vea su
sitio web.
Herbert Unterköfler es consultor de
contratación en Viena, Austria- Es coautor de The
Austrian School of Economics: A History of Its Ideas, Ambassadors, and
Institutions.
Este artículo se ha extraído del
capítulo 12 de The
Austrian School of Economics: A History of Its Ideas, Ambassadors, and
Institutions (2011).