Desde “No sé” hasta “Yo, el lápiz”

Por Gary Galles (Publicado el 2 de nivembre de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5782.

* Traducción de Sebastián Fernández

 

Si hubiese un ranking de cuántas palabras alguien le haya dedicado a la causa de la libertad, Leonard Read seguramente estaría entre los top-ten. El co-fundador ( junto con Henry Hazlitt, quien seguramente también estaría en la lista) de la  Foundation for Economic Education, el primer think-tank libertario moderno en USA, le dedicó 29 libros, cientos de artículos, innumerables presentaciones y una energía sin límites a los efectos de argumentar sobre lo moral, ético y económico de la propiedad privada.

Estos 29 libros están disponibles online (sin cargo alguno, reflejando el compromiso de Read de que nada debería estar en el camino del poder de la libertad para cambiar las mentes, y simultáneamente cambiar el mundo) en el Ludwig Von Mises Institute. Habiendo provechosamente leído algunas de sus obras en el transcurso de los años, decidí leerlas a todas ellas en búsqueda de mayor profundidad y sabiduría inspiradora.

Durante la lectura, me he encontrado con perlitas de sabiduría reales.

Por ejemplo, a menudo soy desafiado a defender los principios libertarios (como lo son  casi todos en el Mises Institute) por aquellos quienes demandan un exhaustivo detalle de todo lo que sucedería, y cómo, si algún aspecto de nuestra regimentada vida diaria por el gobierno fuera devuelta al sector privado. Esta contienda me hizo ser muy apreciativo del capítulo “No sé” en “El libre mercado y sus Enemigos (1965), que trata sobre cómo invocar exitosamente al libre mercado y sus desempeños milagrosos de cara a tales demandas.

Argumentando por el libre Mercado – [una] trampa para tontos – consiste en explicar qué sucedería si el mercado fuese liberado del intervencionismo estatal, es decir, si las actividades fuesen des-socializadas.

Los escépticos del libre Mercado están siempre preguntando, “¿Bueno, cómo se ocuparía el libre mercado de la distribución del correo? ¿Y de la educación? O, de lo que sea. Conteste satisfactoriamente estas preguntas, ellos imploran, o el argumento por el libre mercado perderá por omisión… a menudo aspirantes libertarios tropiezan con esta trampa para ingenuos: ellos elaboraran alguna clase de respuesta.

[Desafortunadamente] una persona no puede explicar cómo el libre mercado se ocuparía de la distribución del correo así como su bisabuelo no habría podido explicar cómo la televisión pudo alguna vez surgir de las fuerzas del libre mercado.

El oyente escéptico concluirá que [su respuesta] es la respuesta del libre mercado y, si eso es lo mejor que tiene para ofrecer, el libre mercado no tiene una justificación válida. Estos intentos inútiles de responder no pueden lograr más que confirmar a los escépticos en su socialismo.

Responda honestamente: No lo sé, nunca lo sabré, nunca nadie lo sabrá.

Sobre la superficie, eso suena como un pobre aviso. ¿Deberíamos dejar indefensa sin más a la libertad contra tales desafíos estatistas? ¿No nos sumerge hacia el status quo o peor, nos deja en merma continua con lo que queda de libertad? No. Solamente era que Read creía que el intento de contestar lo inherentemente incontestable era inútil. Pero existía un mejor camino, usando lo que de hecho es inteligible.

Si los libertarios han observado y pueden informar sobre cómo se desempeña milagrosamente el libre mercado cuándo no es políticamente abortado, el escepticismo vinculado al libre mercado será menor, la fe en lo que el hombre podrá lograr cuando es libre para intentarlo se incrementará.

¿Cómo atendería el mercado liberado la distribución del correo con el servicio postal desestatizado? ¡No lo sé! Nadie pudo haber sabido hace 100 años cómo el mercado libre desarrollaría los medios para transmitir la voz humana de ciudad a ciudad. Ninguno pudo haber predicho en 1865 qué forma tomarían esas fuerzas durante los siguientes cien años.

Lo que emerge del libre-mercado abraza los milagros de la Naturaleza, más los milagros de la creatividad humana. La Naturaleza continuará produciendo estos queridos milagros, siempre y cuando que las condiciones favorables para su crecimiento no sean abortadas. La experiencia nos puede aportar no el conocimiento práctico, sino una fe sólida en la confiabilidad del orden natural. Esa confianza en el orden biológico es la mejor aproximación a lo que sería cualquier actividad sin la intromisión del estado. Todo a su alrededor, en una inimaginable profusión, son milagros del mercado libre y algo tan común que se lo da por seguro mucho antes de notarlo y apreciarlo. Esto, aprendido apropiadamente, compromete su experiencia. Pero tal experiencia no le da el conocimiento sobre cómo hacerlo; sirve únicamente como la base de una confianza garantizada e inconmovible, una fe en lo que el hombre libre puede lograr – suponiendo que las condiciones favorables para el libre intercambio no sean abortadas.

Un libertario… entiende que no sabe cómo regentear la vida de un ser humano…. Aunque, desde su experiencia, no sabe qué sucederá, se acrecienta la confianza en que los milagros acaecerán si las energías creativas son libres de fluir. El estudiante experimentado con la libertad adquiere una fe en que los hombres, cuando son libres para intentar, producirán milagros, una fe extrapolada de la experiencia. Pero cuando se aviene a predecir la forma en que los milagros de la creatividad se manifestarán, lo hace desde el lugar del hombre, no con la clarividencia de un semi – Dios.   

En otras palabras, Read argumentaba sobre la imposibilidad de que alguien supiera acerca del resultado de la energía, profundidad, e innovaciones que serían desatadas reintroduciendo la libertad ahí donde el estatismo reina ahora. Por lo tanto, es un tonto error intentar hacerlo, como sentarse a jugar una partida de naipes con las cartas marcadas por el oponente, quien desde el comienzo colocará la carga de una imposible prueba sobre los defensores de la libertad. Sin embargo, la presencia de innumerables milagros alrededor nuestro, ninguno de los cuales pudieron ser anticipados por nadie, nos provee de contundente prueba del poder de la libertad. Hombres y mujeres libres pueden realizar no solo grandes sino también inimaginables cosas cuando son dueños de sí mismos y pueden celebrar cualquier tipo de contratos pacíficos que ellos voluntariamente elijan.

Además, ninguno de los burócratas que ahora administran las numerosas empresas del gobierno que han proliferado alrededor nuestro podría haber encontrado esas pruebas cuando el gobierno comenzó a reemplazar acuerdos voluntarios por sus dictados. Y contrariamente a los defensores de la autonomía y el comportamiento del mercado que han surgido de allí, los cuales han producido innumerables éxitos sin robar, no existen tales “historias exitosas” que demuestren mejoras en manos del gobierno. Pero esto no es sorprendente. En términos de Read, “¿Cómo puede manipularse la frustración y ser convertida en armonía y en incrementos de producción? ¿Puede alguna interferencia con la paz, el intercambio voluntario, sin considerar quién es el que interfiere, provocar otra cosa que no sea el caos?”

Esa conclusión, de hecho, nos lleva al trabajo más famoso de Leonard Read, el cual nos muestra que tan grande son los milagros del mercado que van hasta algo tan simple como un lápiz.

Él demostró que nadie en el mundo sabe como hacer un lápiz. Multiplicado por millones de otros milagros sobre los cuales nos apoyamos con tal certeza que siquiera nos preocupamos por un instante, provee contundente justificación para confiar en lo que la gente puede hacer, si el gobierno se abstuviera de frustrar lo que es posible y permitiera la libertad necesaria. Esa obra fue “Yo, el lápiz” (1958), que también apareció como “Únicamente Dios puede hacer un árbol – o un lápiz” en “Anything that`s Peaceful” (1964)

Yo, el lápiz, soy una compleja combinación de milagros…

“Si usted puede darse cuenta del milagro que simbolizo, usted puede ayudar a salvar la libertad que la humanidad está desgraciadamente perdiendo”. Si uno estuviera al tanto que estos conocimientos se dispondrán a sí mismos en forma natural y automática en modelos creativos y productivos en respuesta a las necesidades y demandas humanas- esto es, sin la coerción de una mente maestra gubernamental o de cualquier otra clase – entonces se dispondría de un elemento absolutamente esencial para la libertad: fe en el hombre libre. La libertad es imposible sin esta fe. ¿Por qué? Sin esta fe no hay nada en qué creer excepto en el hombre controlado. Es o una fe en el hombre libre y en la paz – o en la falta de ella y la violencia.

La lección que tengo para enseñar es esta: dejen todas las energías creativas desinhibidas, y entonces posibilitarán a las personas que se organicen a sí mismas en armonía con esta lección. Que todo el aparato legal de la sociedad quite todos los obstáculos como mejor se pueda, esto es, déjenla mantener su libertad. Simplemente permitan que estos conocimientos creativos fluyan libremente. Tengan fe en lo que el hombre libre alcanzará. No solamente será confirmada esta fe sino que nos ha sido y es confirmada diariamente, en evidencias tan abundantes que rara vez nos percatamos de ello. Yo, el Lápiz, aunque parezco simple, ofrezco el milagro de mi creación como testimonio que la fe en el hombre libre es una fe práctica…

Tal vez Jeffrey Tucker sintetizó mejor la lección que transcurre desde “No lo sé” hacia “Yo, el Lápiz”, tan bien como lo hiciera Leonard Read en otra obra, en la siguiente descripción:

El tenía esta gigantesca fe en la libertad. A menudo decía que no podría predecir el resultado de garantizar la libertad a los individuos y tampoco podría especular sobre la forma que la sociedad tomaría bajo condiciones libres. Pero podría decir con certeza que cualquiera sea el resultado de la libertad, sería más acorde con los derechos humanos, mayor prosperidad, más creatividad, y con mayor orden que cualquier otra cosa que el estado pudiera producir a través de la coerción

 

 

Gary M. Galles es profesor de economía en la Universidad de Pepperdine.

Published Tue, Jan 31 2012 6:44 PM by euribe