¿Se arreglaría la Eurozona con una devaluación de la moneda?

Por Frank Shostak. (Publicado el 9 de febrero de 2012)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5904.

 

El profesor de la NYU, Nouriel Roubini, dijo en Davos, Suiza, el 25 de enero de 2012 que las políticas de rigidez estaban haciendo que empeorara la recesión en la Eurozona. Según Roubini, lo que necesita Europa es menos austeridad y más crecimiento. En particular, al profesor de la NYU le preocupa la profunda recesión en los países periféricos de la Eurozona: España, Portugal, Grecia (todos bajo un estricto régimen de austeridad)- Por ejemplo, en España la tasa anual de crecimiento de los desembolsos públicos estaba en un -12,4% en noviembre frente a un -15,7% en el mes anterior. En Portugal la tasa anual de crecimiento estaba en un -3,6% en diciembre, frente a un -2,5% en noviembre. En Grecia la tasa anual de crecimiento cayó al 2,9% en diciembre desde un 6,2% el mes anterior.

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También se observa una mayor rigidez en las dos mayores economías de europeas que son Alemania y Francia. Los desembolsos del gobierno interanuales en Alemania estaban en un -1,6% en noviembre, frente a un 1,7% en octubre. En Francia, la tasa anual de crecimiento estaba en -12,4% en noviembre frente a un -12,3% en el mes anterior.

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Según Roubini y otros expertos, una postura más rígida socava la ya deprimida actividad económica de la Eurozona. La tasa anual de crecimiento del PIB real bajó al 1,3% en el tercer trimestre desde el 1,6% en el segundo y el 2,3% en el tercer trimestre de 2010. También la tendencia de crecimiento de la producción industrial muestra una suavización. Interanualmente, la tasa de crecimiento cayó a un -0,3% en noviembre desde el 1% en el mes anterior y el 8,1% en noviembre de 2010.

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Roubini dice que la austeridad no hará que los países logren salir de sus aprietos. Lo que se requiere ahora urgentemente para mejorar la situación económica de la Eurozona es devaluar el euro un 30%, argumenta Roubini. Fijémonos en que el precio del euro en dólares cayó de 1,48 en abril del pasado año a 1,29 en diciembre: una caída del 12,8%. Y a pesar de esta depreciación del euro, la tasa anual de crecimiento de la producción industrial a caído del 5,4% en abril a -0,3% en noviembre. ¿Por qué entonces debería una depreciación del 30% como la sugerida por Roubini reavivar la economía?

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De acuerdo con el pensamiento popular, la clave del crecimiento económico es la demanda de bienes y servicios. Se afirma que los aumentos y disminuciones en la demanda de bienes y servicios están detrás de las subidas y bajadas en la producción económica de bienes. Por tanto, para mantener en marcha la economía, las políticas económicas deben prestar mucha atención a la demanda general.

Ahora bien, parte de la demanda de los productos domésticos proviene del exterior. La acomodación de esta demanda se hace bajo el epígrafe de exportaciones. Igualmente, los residentes locales ejercitan demanda de bienes y servicios producidos en el exterior, bajo el epígrafe de importaciones. Observemos que mientras que un aumento en las exportaciones implica un aumento en la demanda de productos domésticos, un aumento en las importaciones debilita la demanda. Por tanto, las exportaciones, de acuerdo con este modo de pensar, son un factor que contribuye al crecimiento económico, mientras que las importaciones son un factor que resta al crecimiento de la economía.

De esta forma de pensar se deduce que, como la demanda exterior de los bienes y servicios de un país es un ingrediente importante en establecer el ritmo del crecimiento económico, tiene mucho sentido hacer que los bienes y servicios producidos localmente resulten atractivos para los extranjeros. Una de las formas de potenciar la demanda extranjera de bienes producidos domésticamente es haciendo más atractivos los precios de estos bienes.

Por ejemplo, sea el precio de una bolsa idéntica de patatas en Estados Unidos de 10$ y en Europa de 10€. Asimismo, sea el tipo de cambio entre el dólar de EEUU y el euro de 1:1- Al tipo de cambio de 1€ por 1$, un estadounidense puede obtener por sus 10$ una bolsa de patatas europeas.

Una de las formas de potenciar su competitividad es para los europeos depreciar el euro frente al dólar de EEUU. Supongamos que, en respuesta al anuncio del BCE de flexibilizar su postura monetaria, el tipo de cambio baja a 50¢ por euro. Esto significa que ahora 10€ valen 5$, lo que a su vez implica que la bolsa de patatas europeas en Estados Unidos se ofrezca por 5$, en igualdad de condiciones. Por consiguiente, un estadounidense puede ahora comprar con 10$ dos bolsas de patatas europeas en lugar de una antes de la depreciación del euro. En otras palabras, se ha duplicado el poder adquisitivo de los estadounidenses con respecto a las patatas europeas.

Si aplicamos el ejemplo de las patatas a todos los bienes y servicios, llegamos a la conclusión de que, como resultado de la depreciación de la divisa, y en igualdad de condiciones, la demanda de los bienes producidos domésticamente probablemente aumente. Esto a su vez dará lugar a una mejor balanza de pagos y un crecimiento económico más fuerte en términos de PIB.

Advirtamos que, para aumentar la demanda exterior, los europeos están ahora en la práctica ofreciendo dos bolsas de patatas por una de patatas estadounidenses. Esto significa también que el precio de la bolsa estadounidense de patatas en Europa es ahora del doble que antes de la depreciación del euro. Es muy probable que esto rebaje la demanda europea de patatas estadounidenses. En resumen, lo que tenemos aquí, en lo que se refiere a Europa, es más exportaciones y menos importaciones, lo que. De acuerdo con el pensamiento ortodoxo, es una buena noticia para el crecimiento económico.

Por qué un aumento en las exportaciones debido a una depreciación en las divisas daña el proceso de generación de riqueza

Cuando un banco central anuncia una flexibilización en su postura monetaria, esto lleva a una rápida respuesta por parte de los participantes en el mercado de cambios mediante la venta de la moneda doméstico en favor de otras divisas, llevando así a la depreciación de la moneda doméstico. En respuesta a esto, algunos productores encuentran ahora más atractivo aumentar sus exportaciones. Para financiar el aumento en la producción, los productores se dirigen a los bancos comerciales, que, debido a un aumento en la inyección monetaria del banco central, están dispuestos a expandir su crédito a tipos de interés más bajos.

Por medio del nuevo crédito, los productores pueden ahora asegurarse los recursos necesarios para expandir su producción de bienes para acomodarse a la demanda exterior. En otras palabras, por medio del crédito recién creado, los productores detraen recursos reales de otras actividades. Mientras los precios domésticos permanezcan intactos, los exportadores registran un aumento en los beneficios. (Por una cantidad dada de dinero extranjero ganado, ahora obtienen más en términos de dinero doméstico).

La supuesta mejora en la competitividad que resulta de la depreciación de la divisa en realidad aumenta el empobrecimiento económico. La “mejora en la competitividad” significa que los ciudadanos de un país obtienen ahora menos importaciones reales por una cantidad dada de exportaciones reales. Aunque el país se haga rico en términos de divisa extranjera, se hace pobre en términos de riqueza real (es decir, en términos de los bienes y servicios requeridos para mantener las vidas y el bienestar de la gente).

Con el paso del tiempo, los efectos de esta política monetaria laxa se filtran a través de un amplio espectro de precios de bienes y servicios y acaban socavando los beneficios de los exportadores. Un aumento en los precios pone fin al ilusorio intento de crear prosperidad económica de la nada. Según Ludwig von Mises:

Las muy comentadas ventajas que otorga la devaluación en el comercio exterior y el turismo se deben completamente al hecho de que el ajuste de los precios domésticos y los niveles salariales al estado de cosas creado por la devaluación requiere cierto tiempo. Mientras no se complete el proceso de ajuste, se anima la exportación y se desanima la importación. Sin embargo esto simplemente significa que en este intervalo los ciudadanos del país devaluador están obteniendo menos por lo que están vendiendo en el extranjero y pagar más por lo que están comprando en el extranjero, por lo que deben restringir su consumo. Este efecto puede parecer positivo en la opinión de aquellos para quienes el balance comercial es la medida del bienestar de una nación. El lenguaje llano, ha de describirse así: El ciudadano británico debe exportar más bienes británicos para comprar esa cantidad de té que recibía antes de la devaluación por una cantidad menor de bienes británicos exportados.

Comparemos la política de depreciación de la divisa con una política conservadora en la que la moneda no se expande. Bajo estas condiciones, con la existencia de riqueza real se expande, el poder adquisitivo del dinero seguirá el mismo camino. Esto, en igualdad de condiciones, lleva a una apreciación de la divisa. Con la expansión de la producción de bienes y servicios y la consecuente caída de precios y bajada en los costes de producción, los productores locales pueden mejorar su rentabilidad y competitividad en los mercados extranjeros mientras la divisa se aprecia en la realidad. Advirtamos que mientras que dentro del marco de las políticas monetarias laxas, las ganancias temporales de los exportadores son a costa de otras actividades en la economía, dentro del marco de una postura monetaria rígida las ganancias no se consiguen a costa de otras actividades en la economía, sino que son solo el resultado de la expansión general de la riqueza real.

Debe tenerse en cuenta que, al contrario de lo que dice el pensamiento popular, tanto las políticas rígidas fiscales como las monetarias ofrecen apoyo a los generadores de riqueza al tiempo que socavan las actividades que no la generan. Roubini y otros expertos, al reclamar políticas más laxas, están de hecho pidiendo fortalecer actividades destructivas de riqueza y recomendando por tanto una recesión económica prolongada.

Resumen y conclusión

Según algunos expertos, lo que hace falta para “arreglar” la Eurozona no son políticas fiscales más rígidas, sino una fuerte devaluación de euro. Comentaristas como Nouriel Roubini defienden una depreciación de hasta un 30%. Entre abril y diciembre del año pasado, el euro se debilitó frente al dólar de EEUU en casi un 13% y aún así la actividad económica ha continuado cayendo. ¿Por qué debería entonces una depreciación del 30% reavivar su economía? Creemos que la recomendación de una depreciación de la divisa para arreglar la Eurozona se basa en un marco erróneo de pensamiento. Si hace algo, una política así solo puede hacer mucho peores las cosas en lo que respecta a las condiciones económicas de la Eurozona.

 

 

Frank Shostak es investigador adjunto en el Instituto Mises y colaborador habitual en Mises.org. Su empresa de consultoría, Applied Austrian School Economics, ofrece evaluaciones e informes en profundidad sobre mercados mercados financieros y economías globales.

Published Fri, Feb 10 2012 5:24 PM by euribe