Camino de servidumbre de Hayek: Ayer y hoy del despotismo

Por Thomas J. DiLorenzo. (Publicado el 25 de junio de 2010)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4524.

                 

“Toda economía tiene sus contradicciones (…) Lo que importa son los resultados y no cabe duda de que el sistema soviético de planificación ha sido una máquina poderosa de crecimiento económico”. – Paul Samuelson, Economía, edición de 1985.

“Contrariamente a lo que muchos escépticos habían creído antes, la economía soviética es la prueba de que (…) una economía socialista dirigida puede funcionar e incluso prosperar”. – Paul Samuelson, Economía, edición de 1989.

Camino de servidumbre era ‘una insinuación inapropiada acerca del futuro’” – Paul Samuelson, 2009.

Cuando Friedrich A. Hayek publicó su clásico, Camino de servidumbre, en 1944 fue ruidosamente contestado por los defensores académicos del estado en Inglaterra, donde residía en ese momento, y Estados Unidos. En el prólogo a la edición de 1976m Hayek apuntaba que un famoso filósofo llegó a denunciar el libro a pesar de admitir que no lo había leído. Pero los ciudadanos medios sí lo leyeron. El libro fue un gigantesco éxito en Estados Unidos, vendiendo rápidamente más de medio millón de ejemplares. También se vendieron y leyeron ampliamente millones de copias de una versión resumida del libro del Reader’s Digest.

Los historiadores de corte en la academia no estaban preocupados por las anticuadas advertencias de Hayek acerca de los peligros que suponía un poder político centralizado para la libertad y la prosperidad, pues pretendían ser los beneficiarios de dicho poder como asesores bien pagados del estado. Millones de ciudadanos comunes no resultaban ser tan entusiastas, especialmente estadounidenses que, durante la guerra, habían experimentado la tributación opresiva y confiscatoria, la esclavitud del reclutamiento militar, el racionamiento de productos impuesto por el gobierno, la omnipresente escasez de productos básicos y la torpe lentitud burocrática.

Los motivos de Hayek para escribir Camino de servidumbre fueron la sorprendente rapidez a la que muchos europeos (especialmente en Alemania) habían sencillamente olvidado todo lo que habían aprendido a lo largo de siglos acerca de las virtudes de una sociedad libre, la necesidad de limitar el poder del gobierno, los peligros de un poder centralizado y las obras de capitalismo como una red mundial de intercambios mutuamente ventajosos. Sólo se necesitaron unas pocas décadas de eslóganes socialistas para convencer a los alemanes para abandonar sus raíces liberales clásicas y adoptar un Gran Gobierno del peor tipo.

Hayek estaba profundamente preocupado por que las mismas ideas despóticas se estuvieran haciendo cada vez más populares en Inglaterra, Estados Unidos y otros países. Como demuestran las citas anteriores de Paul Samuelson, del MIT, buena parte de la “élite” educativa de Estados Unidos se había enamorado del comunismo soviético y la planificación centralizada. Samuelson llegó tan lejos como hasta afirmar en su libro de texto, que fue con mucho el más vendido en su momento, que “es un error grosero pensar que la mayor parte de la gente en el este de Europa [durante el comunismo] es pobre”.

Los paralelos con el mundo de hoy son, como mínimo, inquietantes. Tal vez por esto, hace pocas semanas, Camino de servidumbre llegó al nº 1 de ventas en Amazon.com, después de que Glenn Beck comentara el libro en su programa en el canal de noticias de la Fox. Puede no haber ningún Hitler en el horizonte, pero el grado en que los gobiernos en todo el mundo han ignorado sencillamente las lecciones del pasado en respuesta a la crisis económica que ellos crearon con sus propias políticas monetarias y otras intervenciones es alucinante. En particular, el gobierno de EEUU, respondió a la parte del declive del ciclo de auge y declive de la Fed de Greenspan con las políticas más económicamente destructivas (pero políticamente centralizadoras): rescates de billones de dólares a corporaciones en quiebra que crearán problemas de riesgo moral como nunca hayamos visto, un aumento brutal de la oferta de dinero que ridiculiza la inflación monetaria de la Fed de Greenspan, la nacionalización al estilo soviético de compañías de automóviles, bancos y buena parte del sector sanitario, regulación gubernamental de los sueldos a los ejecutivos, nombramiento de docenas de “zares” dictatoriales con poder ilimitado para regular y controlar miríadas de industrias, déficits anuales de billones de dólares, una expansión de los poderes de la Fed (!) y un presidente que cree tener el poder de despedir ejecutivos, nacionalizar industrias y enviar bombarderos no tripulados a cualquier país del mundo a su capricho.

Washington DC ya no reconoce ningún límite en absoluto a sus poderes de “planificar socialmente” todos los aspectos de la vida estadounidense. Este impulso totalitario no se limita a la política nacional. El alcalde de Nueva York cree tener el poder de regular todos los hábitos alimenticios de los neoyorquinos, incluyendo incluso cuánta sal consumen en su comidas y el tipo de refrescos que deben tomar.

El subtítulo de la edición de 1976 de Camino de servidumbre, publicado por la University of Chicago Press, es “Una advertencia clásica contra los peligros para la libertad propios de la planificación social”. La explosión exponencial de poderes gubernamentales en respuesta a la crisis actual generada por el gobierno hace a Camino de servidumbre tan relevante hoy como siempre (como entiende instintivamente la audiencia de Glenn Beck). Por eso el Instituto Mises ofrece una clase especial de cinco semanas en línea, Camino de servidumbre de Hayek: Ayer y hoy del despotismo, bajo mi dirección dentro de la Academia Mises, empezando el lunes, 5 de julio. El curso será un examen y explicación en profundidad del análisis de Hayek, su relevancia en el mundo actual y cómo pueden utilizarse esas ideas para poner a Estados Unidos (y otras partes del mundo) de vuelta al camino de libertad.

Hayek mostraba todos los trucos y tretas de los socialistas de su tiempo, uno de los cuales era la frase constantemente repetida de que el socialismo y la “planificación” gubernamental eran “inevitables” y por tanto era inútil oponerse. Tampoco cayó en la treta de envolver el socialismo totalitario bajo el manto del dios de la democracia. La planificación gubernamental es inherentemente incompatible a largo plazo tanto con la democracia como con el estado de derecho, explicaba, y llevaba a algún grado de dictadura económica. Cualquier hombre de negocios que haya tenido que lidiar con las docenas de reguladores públicos federales, estatales y locales sabe que la “dictadura económica” es una característica clave del actual sistema político estadounidense.

“Los peores” siempre llegan a la cumbre política bajo un régimen de planificación gubernamental, explicaba Hayek, pues son quienes tienen menos reparos en tratar brutalmente a sus conciudadanos y privarles de sus libertades. Todo esto sólo puede mantenerse con lo que Hayek llamaba “el final de la verdad” o los efectos de la propaganda masiva que demoniza a la sociedad civil, el individualismo y el sistema de intercambio pacífico voluntario y la propiedad privada (el capitalismo), a tiempo que glorifica todos los aspectos del estado.

El propósito de este curso, Camino de servidumbre de Hayek: Ayer y hoy del despotismo, es educar a los estudiantes acerca de estos peligros contemporáneos y darles munición intelectual que necesitarán para oponerse a ellos y defender la libertad en su lugar. Los socialistas totalitarios del inicio del siglo XX entendieron que no podían tener éxito si no desacreditaban antes las ideas de la libertad. La única forma de detener a sus sucesores intelectuales (“los totalitarios entre nosotros”, como les llamaría Hayek) es combatir sus ideas totalitarias. Hayek fue un héroe de la sociedad al aplazar su carrera como renombrado teórico económico (durante el resto de su vida, según resultó) para exponer uno de los argumentarios mejor expresados nunca realizado para una sociedad libre. Debemos repasar y fortalecer estos argumentos si vamos a elegir el capitalismo y la libertad por encima del socialismo y la servidumbre.

 

 

Thomas DiLorenzo es profesor de economía en la Universidad de Loyola en Maryland y miembro de la facultar superior del Instituto Mises. Es autor de El verdadero Lincoln, Lincoln Unmasked, How Capitalism Saved America y, más recientemente, Hamilton's Curse.

Published Tue, Jun 29 2010 7:53 PM by euribe