¿Pueden producirse también burbujas en China?

Por Tim Swanson. (Publicado el 30 de julio de 2009)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/3573.

 

A pesar de todos los brillantes rascacielos y producción industrial, hasta que no se permita a las fuerzas del mercado dictar realmente los intercambios económicos en China, las megaciudades chinas de hoy y sus habitantes serán sólo fachadas y actores de una villa Potemkin del siglo XXI y el crecimiento permanecerá estancado en los próximos años. Esto se debe en parte a la continua intervención estatal a través de una inversión planificada centralizadamente.

Hace unos ocho meses, el Premier Wen Jiabao anunció un paquete de estímulo de 586.000 millones de dólares para combatir una caída en la actividad económica.

En su momento, analistas como James Pressler apuntaban que el estímulo podría ser simplemente renombrar paquetes de gasto previamente anunciados refundidos en un gran plan.[1]

Basta con decir que no es el caso. Yo estaba equivocado.

Desde noviembre, se han eliminado las cuotas de préstamo y los tipos de interés se han mantenido en el mínimo en cuatro años: no es sorprendentemente que haya aumentado el préstamo bancario.[2] De acuerdo con el Banco del Pueblo de China, para los seis primeros meses de este año, los nuevos préstamos sumaron más de 7,3 billones de yuanes (alrededor de 1,1 billones de dólares), lo que, de acuerdo con el Royal Bank of Scotland, es equivalente al crédito de dos años.

Además, Wie Jianing estima que aproximadamente el 20% de los fondos de estímulo han acabado en las bolsas locales, creando una burbuja especulativa muy similar sus primas, las previas dot-com e inmobiliaria. Otro 30% de los fondos se cree que se han insuflado en los enfermizos mercados de propiedad.[3][4]

De hecho, los índices de propiedad residencial en lugares como Pekín están de nuevo creciendo a un ritmo espectacular: un 6,5% en solo una semana.[5] Lo que pretendía potenciar las mejoras en infraestructura ha sido usado en su lugar para continuar erigiendo villas y rascacielos (con poco valor productivo) en un mercado ya sobresaturado creado por el auge previo.

Por ejemplo, a finales del año pasado había cerca de 91 millones de metros cuadrados de apartamentos vacíos en toda China. Esta cifra no incluye los 587 millones de metros cuadrados de apartamentos que han sido vendidos pero siguen vacíos durante los pasados cinco años o los millones más que están construidos pero fuera del deprimido mercado.[6] Más en concreto, desde 2006 se han construido unos 152 millones de metros cuadrados en Pekín (más que todo el espacio para oficinas en Manhattan), aunque 30 millones de metros cuadrados siguen vacíos.[7] Y en Shanghai, el porcentaje de vacantes de espacios comerciales se estima que ha llegado al 25% al final del año pasado.[8]

Sin embargo, como ejemplo de las consecuencias no pretendidas, durante este nuevo auge inmobiliario, varias investigaciones han descubierto que los promotores inmobiliarios, desesperados por librarse de propiedad estériles, han devuelto las hipotecas a bancos públicos y están “recibiendo enormes presiones de Pekín para aumentar rápidamente el préstamo para potenciar la economía”.[9]

Así que mientras que las fuerzas del mercado habrían reasignado la propiedad no usada, empujando los precios a la baja, el estímulo ha catapultado a mercados como Pekín y Shanghai a entre los 50 más caros del mundo, a pesar de que el residente medio gana una fracción de lo que ganan sus iguales industrializados.[10]

Materias primas

El economista a escrito seguramente la explicación más concisa de cómo el dinero del estímulo ha creado consecuencias no pretendidas extremadamente problemáticas para una China en desarrollo.

Por ejemplo, en su objetivo de sobrepasar o simplemente suavizar la caída de la actividad económica (principalmente exportaciones), las industrias chinas propiedad del estado han estado de juerga compradora de materias primas lo que realmente ha funcionado en su contra:

Pero las exportaciones de China son sobre todo para inventarios especulativos. Los préstamos bancarios son tan baratos y fáciles de obtener que muchos distribuidores de materias primas usaron la financiación para especular. La primera ola de compras fue para arbitrar las diferencias entre precios espot y futuros. Eso fue inteligente. Pero ahora que las curvas de precios se han allanado para la mayoría de los productos, esas importancias se basan en la especulación de que los precios aumentarán. La demanda del ejército de especuladores chinos está subiendo los precios, cumpliendo con sus expectativas a corto plazo.

El fracaso de la inversión de Chinalco en Río Tinto le ha sido costosa a China. Después de ver como su precio por acción se triplicaba, Río Tinto vio que podía obtener dinero más barato emitiendo nuevas acciones para pagar deuda. La pérdida potencial financiera de Chinalco no importa. En su lugar aparecerían costes más altos por una mayor monopolización del mercado de la mena de hierro porque Río Tinto, después de rozar el acuerdo con Chinalco, entró en una joint venture sobre mena de hierro con BHP Billiton. A pesar de que estos dos gigantes mineros mantendrían canales de mercadotécnica separados , la producción conjunta les permitiría acordar niveles de producción, impactando significativamente en los precios futuros de la mena.

Aunque el resto de su investigación merece la pena leerse con detalle, en resumen sugiere que el actual auge de las materias primas es completamente insostenible y contraproducente. ¿Cuán grande es este auge de las materias primas?

El NY Times apuntaba recientemente que entre otras importaciones a China, la de mena de hierro aumentó en un 33% desde el año anterior, el petróleo en crudo aumentó un 14%, el óxido de aluminio un 16% y el cobre refinado un 148%. Estos saltos se han correspondido con aumentos similares de precios en las materias primas. Y como Xie, el Times y otros han apuntado, como todas las burbujas artificiales, acabará llegando un reventón desagradable.[11]

Durante el año pasado, tanto Yasheng Huang como Mark DeWeaver han apuntado que estos malos efectos secundarios que pronto se verán pueden atribuirse directamente a una economía que sigue estando duramente gestionada por planificadores públicos.[12][13]

Aunque se han privatizado enormes sectores de empresas de propiedad estatal, muchos más son propiedad y operados por funcionarios públicos. Por ejemplo, durante la próxima década, los políticos chinos pretenden disminuir la fabricación local de automóviles por medio de consolidaciones forzosas.[14]

Los hornos arden

A medida que se desarrolla una economía y se hace más productiva, Deweaver apunta que la formación en capital fijo normalmente disminuye como porcentaje del PIB. En China ha ocurrido lo contrario (aumentando del 33% al 42% entre 1981 y 2007) creando lo que muchos comentaristas califican como “sobrecapacidad”.

Independientemente del debate para identificar cuál debería ser el nivel “adecuado”, China fabrica un montón de acero. China tiene unas 700 compañías de acero que producen al menos 100 millones de toneladas más que el total de Estados Unidos. De hecho, mientras que los fabricantes de acero de otros países como Alemania y Japón han recortado un 20%-30% debido al estancamiento global, los fabricantes chinos han movido el dial al proverbial “once”, aumentando la producción en un 1,2% en los primeros seis meses y rompiendo el registro previo, que también tenía China. ¡A todo horno adelante![15]

Esto no se debe a una tecnología más eficiente, unos empresarios creativos o a economías de escala, de hecho es justamente lo contrario.

Durante la década de 1950, como parte del Gran Salto Delante de Mao para superar la producción de los países capitalistas, muchas provincias y condados subvencionaron y animaron a la creación de funciones de hierro. De acuerdo con Maharshi Patel, entre 1958 y 1961, Mao supervisó una política que animaba a “cada comuna y barrio” a construir fundiciones. Al igual que los políticos romanos prometían un pollo en cada cazuela y los políticos estadounidenses modernos prometen casas en el extrarradio con vallas blancas, las carreras políticas en China se entrelazaron con la construcción de fundiciones e industrias auxiliares. Como apuntaba Patel:

Igual que la industria del automóvil en Norteamérica, el acero en China llegó a considerarse una industria esencial. Emplea directamente a 3,58 millones de personas. Millones más viven en trabajos relacionados. En 2007, contribuyó en un 4% al producto interior bruto de China y en un 9% a los beneficios industriales.

Y al darse cuenta de que hay que hacer algo, como para de la inacabable cruzada por tener el tamaño correcto, los planificadores chinos finalmente anunciaron en mayo que empezarían a tratar de cerrar ciertas refinerías y “guiar activamente” a otras para su fusión.

Regreso al futuro

Aunque Yasheng Huang y otros argumentan que las reformas descentralizadoras de la China continental de la década de 1980 se anularon en la de 1990, en la pasada década los políticos chinos han emulado muchos de los mismos programas centrados en al exportación de otras economías “tigre” como Singapur, Corea del Sur e incluso Japón.[16] Sus políticas preferenciales neomercantilistas y basadas en la exportación incluían tres fueras primarias: una devaluación artificial de las divisas locales, grandes entradas de inversión extranjera y lo que es más importante: consumidores occidentales con apetitos insaciables.

Desgraciadamente para la mayoría de las economías del Oriente asiático, este modelo era insostenible y, parafraseando a Mohd El-Erian de PIMCO, esta bajura actual en la nueva normalidad.[17]

Aproximadamente el 40% del PIB de China está destinado a exportaciones, lo que no era un problema durante los años del auge. Sin embargo, solo en mayo las exportaciones cayeron más de un 25% respecto del año precedente. Esta caída no es una excepción estadística, pues cada mes precedente durante casi un año tuvo también caídas en dobles dígitos, incluyendo una caída del 21% el mes anterior. Y la inversión extranjera directa también ha caído como una piedra, cerca del 18% solo en los primeros seis meses de este año comparados con los anteriores.[18]

Reconociendo que los niveles de consumo en los países occidentales no rebotarán a máximos previos, los políticos de China han empezado  ejecutar planes de contingencia dirigidos a potenciar la demanda interna.[19] Sin embargo, no es probable que reemplace a los derrochadores Jones en un futuro cercano.

Los fondos de guerra

¿Es verdad que hay una luz brillando al fondo? Después de todo, el gobierno se sienta encima de grandes cantidades de activos extranjeros.

No.

Gordon Chang apuntaba recientemente que para desgracia de los políticos de Pekín, las grandes reservas extranjeras que tiene China no pueden usarse en ningún grado importante para rechazar los malignos efectos del orden financiero actual. Agencias chinas como SAFE están a completa merced de Estados Unidos, porque no existe ningún plan de salida para los títulos públicos.

A pesar del reciente chaparrón de titulares sensacionales, si los chinos descargaran sus reservas extranjeras, destruirían su propia divisa, que está ligada al dólar de EEUU. En el caso de que continuaran engullendo materias primas, simplemente también “inflarías esos precios de activos.[20] Además, como su divisa permanece ligada al dólar, cualquier apreciación del yuan afectará a los exportadores que ya están tambaleándose por la gran caída en el exterior.

Así que con el fin de vender cualquier porción sustancial de los títulos, los chinos tendrán que esperar hasta que empiece a tener lugar el crecimiento real en Estados Unidos.

Incertidumbre e imprevisibilidad

Durante los últimos 30 años, China ha cambiado radicalmente. A pesar de todas las intervenciones y malas asignaciones, el crecimiento real, ajustado a la inflación podría seguir produciéndose.[21] Áreas como Yunnan y Guanxi seguramente se beneficiarán debido a acuerdos de libre comercio con los miembros del ANSA. Comunidades rurales antes aisladas se beneficiarán de enlaces de infraestructuras modernos así que por fin pueden desarrollarse y participar en la revolución industrial china.

La abaja deuda personal y los altos ahorros también pueden ser un factor positivo incluso si los depositantes reciben muy poco a cambio.[22] Además, si los políticos permiten a los terratenientes vender realmente tierra o usarla como garantía, alñlí habría asimismo enormes dividendos.[23]

Sin embargo son los detalles invisibles, las consecuencias invisibles, los costes de oportunidad invisibles los que actualmente dictan y aquejan al crecimiento del país más populoso del mundo. Y a pesar de las tres décadas de reformas, los efectos de la planificación socialista, incluso en su variedad “ligera”, seguirán generando ciclos económicos, con correcciones y purgas prolongadas.

 

 

Tim Swanson es licenciado en la Universidad de Texas A&M y actualmente vive en China.

Nos gustaría agradecer sus comentarios a KY Leong y Mark DeWeaver.



[1] Northern Trust, “Daily Commentary”. 10 de noviembre de 2008.

[3] Las campanas de alarma empezaron en febrero, cuando analistas en Shanghai sugirieron que grandes porciones de estos nuevos préstamos bancarios estaban empezando a desviarse a acciones. El principal índice de la Bolsa de Shanghai (el SSE compuesto) llegó a su punto más bajo a principios de noviembre y desde entonces a aumentado más de un 75% desde enero. El 20% y el 30% estimados lo son de acuerdo con Wei Jianing, economista de Centro de Investigación y Desarrollo de China. Ver “China loan spree goes to stocks, property” de Associated Press.

[4] Otra área extraña a la que está afectando el estímulo es al consumo de cigarrillos. Ver “Chinese ordered to smoke more to boost economy” del Telegraph.

[5] “Real estate sales up, prices soar” de China Daily.

[6] China property prices 'likely to halve'” del Financial Times.

[7] Beijing Commercial Real Estate” de Paul Kedrosky.

[9] “China property prices 'likely to halve'” del Financial Times.

[10] Debería advertirse que el actual mala inversión inmobiliaria probablemente esté más concentrado en el sector comercial que el residencial, pues el crédito personal sigue estando un rígidamente controlado y el comprador familiar chino típico sacrifica un gran porcentaje del ingreso, históricamente un 20%-30% más que en un espacio comercial. “Domino or dynamo” de The Economist.

[11] Incluso Zhou Xiaochun, gobernador del banco central de China (el Banco del Pueblo de China) ve grandes problemas en el futuro. Ver “Central banker warns of risk in stimulus push” del China Daily. Esas declaraciones han iniciado un debate acerca de lo que ha ocurrido exactamente en los últimos 8 meses.

[12] Asegúrense de leer “The Next Asian Miracle” de Yasheng Huang, “Can China Transform Its Mode of Growth?” de Mark DeWeaver y “China's banks are an accident waiting to happen to every one of us” del Telegraph.

[13] Otro problema futuro es que, debido a las consecuencias no pretendidas de las políticas planificadoras de las familias, en veinte años habrá más ancianos dependientes que niños. A pesar de las relativa juventud actual de China (la edad media es de 30 años), para 2050, la edad media será de 45. Y empeorando esta situación están las leyes de jubilación forzosa, establecidas a 50 años para las mujeres y 55 para los hombres. Ver “A special report on ageing populations: China's predicament” de The Economist.

[15]China's runaway steel train” del Globe and Mail. El texto completo puede leerse aquí. Ver asimismo “China First-Half Steel Production Rises to a Record” de Bloomberg; “Something's Rotten in Chinese Steel Industry” del NY Times.

[17] Respecto del punto de vista de perspectiva de estanflación de El-Erian, ver “Secular Outlook: A New Normal”.

[18] Para más acerca de por qué es poco probable una rápida recuperación de China, ver “Recovery in China? Not so Fast" de Forbes. Ver también “Foreign direct investment in China down 6.8 pct in June for 9th month, but fall narrows” de Associated Press.

[19] Por ejemplo, de acuerdo con el Wall Street Journal, “ Los consumidores que desechen vehículos bajo el plan pueden recibir una subvención de entre 3.000 y 6.000 yuanes, alrededor de 450$ a 900$ cuando compren un nuevo vehículo”. Bloomberg apunta que “el gobierno está ahora entregando 5.000 millones de yuanes (731 millones de dólares) en subvenciones para estimular las ventas de automóviles en áreas rurales”. No es sorprendente que esto haya causado un enorme aumento en las ventas de coches.

[21] Al contrario, la India está, al menos en varias métricas, llevando una dirección más equilibrada y sostenible. Ver “India's Rising Tide” del Wall Street Journal.

[22] Aunque relativamente menor, otro problema que dificulta el crecimiento económico es la adicción al juego. Ver “Beijing losing the gambling battle" de Asia Times.

Published Wed, Dec 1 2010 8:43 PM by euribe
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