La significación y éxito de la Academia Mises

Por Daniel James Sanchez. (Publicado el 11 de enero de 2011)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/4968.

 

Hace más de un siglo, un joven leyó un libro. Su vida no volvió a ser la misma. El pasado año, una escuela en línea abrió sus puertas. En lo que sigue, explicaré cómo están relacionados estos dos acontecimientos.

El libro que leyó el joven era Principios de economía política, de Carl Menger, y el joven era el propio Ludwig von Mises. Mises escribiría más tarde que leer los Principios “hizo de mí un economista”. Ese día empezó una odisea intelectual: un proyecto único y coherente de avance intelectual que continúa hoy día. Este proyecto misesiano ha sido tanto científico como pedagógico, pues ciencia y pedagogía son dos caras de la misma preciosa moneda del progreso intelectual. A través de la ciencia el hombre descubre la verdad y a través de la pedagogía, las sucesivas generaciones la descubren de nuevo.

La mente cristalina de Mises (clara, ordenada e intrincada) reflejaba los descubrimientos de la economía política clásica y la economía mengeriana en un retrato completo de las ciencias humanas y los que suponen para las grandes alternativas políticas que tenemos ante nosotros.

Pero de nuevo la ciencia era solo una cara de la moneda. Luego vino la enseñanza. Para Mises, enseñar lo que había descubierto era particularmente urgente, porque la ideología de su época trataba desastrosamente de intentar contravenir toda ley de la acción humana. Tal y como lo veía, el mundo occidental, al perseguir la quimera del socialismo, se lanzaba de cabeza a una “crisis de intervencionismo” en la que la propia civilización podía estar en peligro mortal. Imaginemos a un epidemiólogo concienciado transportado a la Europa del siglo XIV asolada por la peste. Imaginemos la sensación de urgencia que tendría esa persona. Así tendríamos un indicio de lo que habría sido para Mises tener en sus manos la verdad económica en un tiempo de locura político-económica.

Desgraciadamente para el mundo, Mises se encontró con una gran desventaja en sus esfuerzos por enseñar. Como dice Jeffrey Tucker en su espléndido discurso “Dissident Publishing: Then and Now”, a menudo sorprende a la gente saber que Mises nunca fue profesor titular en la Universidad de Viena. Como explica Tucker, Mises lo tenía todo en contra a los ojos del establishment académico germanoparlante: era judío, no era socialista y tenía principios.

Pero, continúa Tucker, Mises no desesperó ni se rindió: simplemente encontró una alternativa. Consiguió un trabajo en la Cámara de Comercio Austriaca e impartió un seminario privado en su propia oficina. Este seminario privado, el Círculo de Mises original, como escribe Lew Rockwell en su conmovedor ensayo “Economics and Moral Courage”, “creció hasta ser una verdadera sociedad económica” antes que se produjera el auge del nacionalsocialismo.

Años más tarde, los nazis echaron a Mises completamente de Europa y se refugió en Estados Unidos. Aún así, incluso en la “tierra de los libres”, no se podía encontrar una cátedra académica para un verdadero liberal, no importa lo brillante que fuera y lo preparado que estuviera. Pero Mises encontró otra vez una alternativa. Como nos dice Rockwell, algunos de los admiradores estadounidenses de Mises “juntaron un fondo que ofrecería a Mises un puesto en la Universidad de Nueva York, donde podría enseñar y escribir. No le pagaría la universidad, donde siempre fue un profesor visitante, sino una fundación privada”.

Mientras que muchos de sus colegas investigadores sucumbieron a los vientos predominantes en la época en beneficio de sus carreras (siendo Hans Meyer, colega de Mises en Austria, el paradigma de este tipo), Mises siempre prefirió el trabajo alternativo exigente y creador al fácil y deshonesto compromiso.

Ése fue asimismo el punto de vista de principios que tomó Lew Rockwell cuando, inspirado por los ejemplos de Mises y Murray Rothbard, fundó el Instituto Mises. Como explicaba Jeffrey Tucker en el discurso antes mencionado:

De eso trata el Instituto Mises. Estamos fuera de los canales oficiales y tratamos de ser diferentes. Hemos heredado esta tradición.

El Instituto Mises hace honor a esta herencia al promover pura e inquebrantable ciencia misesiana y todas sus implicaciones a favor de la libertad alejándose de los canales de enseñanza oficiales con sus Universidades y Círculos Mises, alejándose de los canales de publicación oficiales con sus sitios web, libros y revistas y ahora alejándose de los canales de aulas oficiales con la Academia Mises. La Academia Mises no ofrece créditos que puedan aplicarse a una escuela acreditada por el estado; lo que sí ofrece es conocimiento real que puede aplicarse a un mundo afligido por el estado.

Verán, todos compartimos una cosa desafortunada con Mises. También vivimos en un tiempo de locura político-económica. Pero, como Mises, nunca sucumbiremos al desastre, sino que trabajaremos aún más firmemente contra é. Pues, como escribió Mises en el último capítulo de El socialismo:

La sociedad vive y actúa solo en individuos; no es más que una cierta actitud de su parte. Todos llevan una parte de la sociedad sobre sus hombros; a nadie le alivian otros de su parte de responsabilidad. Y nadie puede encontrar una salida segura para sí mismo si la sociedad se dirige hacia la destrucción. Por tanto cada uno, por su propio interés, debe implicarse vigorosamente en la batalla intelectual. Nadie puede permanecer al margen despreocupadamente; están en juego los intereses de todos. Lo quiera o no, todo hombre está implicado en la gran lucha histórica, la batalla decisiva en la que nos ha introducido nuestra época.

Ustedes podrían preguntarse cómo puede “todo hombre” tomar parte en una “gran lucha histórica” que se libra con armamento intelectual. ¿No es un combate así solamente para expertos, solamente para gente con doctorados? Aunque era plenamente consciente de que los genios creativos como él mismo eran contadísimos, Mises no era nada de eso. Como escribió en La acción humana:

A economía no debe (…) dejarse a círculos esotéricos. Es la filosofía de la vida y la acción humanas y afecta a todo y a todos. Es la médula de la civilización y de la existencia humana del hombre.

No hay modo de que alguien pueda eludir su responsabilidad personal. Quien se niegue a examinar con su mejor disposición todos los problemas implicados, somete voluntariamente su derecho innato a una élite autonombrada de superhombres. En asuntos tan vitales, la confianza ciega en los “expertos” y la aceptación acrítica de lugares comunes y prejuicios es equivalente al abandono de la autodeterminación y a someterse a la dominación de otra gente. Tal y como son hoy las condiciones, nada puede ser más importante que la economía para todo hombre inteligente. Está en juego su propio destino y el de su progenie.

Pocos son capaces de contribuir con alguna idea consecuente al cuerpo del pensamiento económico. Pero todo hombre racional habría de familiarizarse con las enseñanzas de la economía. Esta es, en nuestra época, la principal tarea cívica.

Nos guste o no, es un hecho que la economía no puede seguir siendo una rama esotérica del conocimiento accesible solo a pequeños grupos de investigadores y especialistas. La economía se ocupa de los problemas fundamentales de la sociedad: afecta y pertenece a todos. Es el estudio principal y adecuado de cada ciudadano.

En los dos pasajes citados antes, Mises agrupo todo un manifiesto en 19 frases: una llamada general a las armas intelectuales que uno pudría calificar como “el requerimiento misesiano”.

El Instituto Mises, más que cualquier otra organización, ha atendido el requerimiento misesiano siguiendo lo que ha sido calificado desdeñosamente como una postura “populista”, pero que sería más apropiado calificar como educación pública en el mejor sentido del término.

La Academia Mises era una siguiente etapa natural en la misión pedagógica del Instituto Mises. Ya teníamos la literatura (y otros medios) en línea, disponible gratuitamente para disponer de un plan de estudios de primera clase, gracias a los incansables esfuerzos de Tucker y su equipo de edición y desarrollo. Ya teníamos los profesores expertos, gracias al trabajo formativo ofrecido hace años por Murray Rothbard y sus alumnos. Ya teníamos la creciente multitud de estudiantes potenciales, gracias en buena parte a los esfuerzos de Ron Paul. Y ya teníamos a mano el catalizador comunicativo de Internet, por fin con la tecnología necesaria para hacer efectivo un curso en línea completo. La Academia Mises juntó estos cuatro reactivos y el resultado ha sido poderoso y brillante.

Todo empezó en la primavera de 2010 con un solo curso, Understanding the Business Cycle, de Robert Murphy. A asistencia al curso fue enorme: más de 200 estudiantes. Y la respuesta tras el curso fue enorme y entusiastamente positiva. Luego, en verano, con un programa de tres cursos pasamos de la realidad económica a la historia económica.

Con los cursos de verano ya en marcha, se produjo la explosión del conocimiento público del clásico de F.A. Hayek, Camino de servidumbre. La Academia Mises con los reflejos y la agilidad que solo encontraremos en una universidad en línea dirigida al consumidor, aprovecho inmediatamente la circunstancia. Encargamos a Thomas DiLorenzo que realizara un curso que se ocupara del libro y la Academia Mises tuvo otro enorme éxito. En otoño, la Academia amplió sus horizontes aún más con cursos sobre historia política, historia legal e incluso teoría legal.

En cada nueva temporada académica, el número de inscripciones ha aumentado. De hecho, el nuevo curso de Robert Murphy, Anatomy of the Fed, ya ha batido nuestro récord de inscripciones, ¡llegando a los 250 estudiantes! Este curso empezó ayer y sigue estando abierta la inscripción.

Cientos y cientos de estudiantes ya han sido guiados a través de asuntos fascinantes y enormemente importantes por parte de importantes investigadores misesianos y continúan amando la Academia.

¿Por qué no amarla? No es la educación en línea de años pasados, que generalmente consistía en poco más que una lista de lecturas en línea. Las clases de la Academia Mises tienen sesiones de video en directo en las que puedes realizar preguntas directamente y obtener respuestas en tiempo real de economistas como Robert Murphy, Thomas DiLorenzo y Peter Klein; historiadores como Tom Woods, David Gordon, Doug French y Hunt Tooley e incluso de nuestro investigador legal residente, Stephan Kinsella. Son brillantes investigadores que han realizado, y continúan haciéndolo, tremendos avances en la investigación de liberalismo en la tradición austriaca.

Incontables lectores ya no verán nunca a Lincoln de la misma manera a causa de DiLorenzo, ni verán de la misma forma la propiedad intelectual a causa de Kinsella, ni verán de la misma forma la quiebra de los mercados de 2008 a causa de Woods. Ahora pueden servirse un vaso de vino y tomar una cerveza, encender su portátil y estudiar con estos magníficos pensadores desde la comodidad de su propio hogar.

Lo que es realmente único en la experiencia de la Academia Mises es el periodo de preguntas y respuestas que sigue a las clases. No solo estas sesiones han resultados ser útiles oportunidades para que los estudiantes aclaren lo que no entienden acerca de la materia semanal, sino que a los estudiantes les ha encantado sencillamente charlar con los profesores de la Academia Mises. Las conversaciones han ido desde la esperanza en la causa de la libertad a las noticias políticas y económicas del día, a anécdotas acerca de Ron Paul y Murray Rothbard.

Añadan a esto una completa biblioteca enlazada, lecciones archivadas, foros de cursos y asignaciones graduadas opcionales como preguntas y redacciones y tendrán una exquisita experiencia educativa. Solo pregunten al estudiante Marc Abela, que recibió cursos de Stephan Kinsella, Doug French y Robert Murphy:

Muchas gracias por todo el excelente trabajo; muy pocas clases han cambiado realmente mi vida radicalmente, en realidad solo 3 y todas fueron clases que recibí en la Academia Mises, empezando por Rethinking Intellectual Property (PP350) (las otras dos fueron EH476 (Bubbles) y PP900 (Private Defense)).

Mis intenciones para recibir las clases son: 1. solo por el placer de recibirlas, 2. aprendizaje y autoeducación y 3. entender qué está pasando con algún grado de claridad de forma que pueda acabar siendo parte de la solución donde vivo, o al menos dejar de ser parte del problema.

La clase sobre propiedad intelectual fue un golpe completo: por fin (por fin) un razonamiento sensato. Las (tres) clases que recibí cambiaron radicalmente la forma en que veo el mundo. Sigo digiriéndolas, por cierto. Muy pocos acontecimientos en mi vida han hecho que me hiciera desear volver a tener 15 años. Gracias.

Mucho respeto y admiración por todo el gran trabajo realizado por todos los miembros de todo el equipo.

Con nuestras ofertas de invierno, hemos ampliado aún más nuestro repertorio, con un programa de seis cursos, con un amplio rango de materias que cubren economía básica, lógica, Lincoln, ley libertaria, la Fed e Internet. Es más, hemos aprovechado las economías digitales de escala para rebajar nuestros precios en un 40%.

Como escribió Mises, “cada uno, por su propio interés, debe implicarse vigorosamente en la batalla intelectual”. Por eso esperamos que usted haga de la Academia Mises su armería intelectual.

 

 

Daniel James Sanchez (antes conocido por el pseudónimo J. Grayson Lilburne) es el administrador de la Academia Mises y moderador principal de los Foros de la Comunidad Mises. Escribe en el blog de Economía de Mises.org y mantiene su propio blog, Summa Anthropica. Hágase amigo suy

Published Wed, Jan 12 2011 7:48 PM by euribe