Por Ralph Reiland. (Publicado el 7 de octubre de
2011)
Traducido del inglés. El artículo
original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5685.
“Las familias de clase media no deberían
pagar impuestos más altos que los millonarios y milmillonarios”, proclama
repetidamente el Presidente Obama, defendiendo su propuesta de un aumento en
impuestos de 1,5 billones de dólares en los próximos 10 años. “Es bastante sencillo.
Es difícil argumentar en contra”.
De hecho, la afirmación de Obama es
cualquier cosa menos sencilla.
Buscando invertir sus malos datos
en las encuestas, especialmente entre sus cada vez más desilusionadas bases,
Obama trata de dar la impresión de que los millonarios y milmillonarios están
pagando menos impuestos que sus secretarias.
Sin embargo, los datos de Hacienda
para 2008, el último año del que hay cifras disponibles, muestran que quienes
ganaron más de 1 millón de dólares de renta bruta ajustada pagaron un tipo medio
del 23%.en el impuesto federal de la renta
Para quienes ganaron entre 100.000$
y 200.000$ en 2008, el tipo medio pagado en el impuesto federal de la renta fue
en torno a la mitad, el 12,7%. Para la
gente con rentas brutas ajustadas de 30.000$ a 50.000$ (la secretaria de un
millonario, por ejemplo), , el tipo medio pagado en el impuesto federal de la
renta fue del 7,2%, menos de un tercio del pagado por lo que ganaron 1 millón
de dólares o más.
Obama se está haciendo eco de un
artículo reciente del New York Times
en el que el milmillonario Warren Buffett escribía que el tipo del impuesto
federal de la renta que pagaba era más bajo que el pagado por los empleados en
su oficina.
“La secretaria de Warren Buffett no
debería pagar un tipo impositivo mayor que Warren Buffett”, respondía Obama. “No
tiene justificación. Está mal que en los Estados Unidos de América, un profesor
o una enfermera o un trabajador de la construcción que ganen 50.000$ deban
pagar tipos impositivos mayores que alguien que gana 50 millones de dólares”.
También el análisis de Buffett es
cualquier cosa menos sencillo. Para quienes están en los tramos de renta más
alta, una parte desproporcionada de su renta viene de dividendos, ganancias de
capital y otras inversiones, renta que tiene impuestos del 15%. Los datos de
Hacienda muestran que los contribuyentes con más de 1 millón de dólares en
renta anual solo obtienen un 33% de su renta mediante salarios.
Un retrato honrado reconocería que
los dividendos y las ganancias de capital sufren doble imposición, primero como
beneficios corporativos al tipo de impuesto de sociedades más alto del mundo
industrializado, el 35%, y luego otra vez como renta individual cuando se
distribuyen dividendos o se venden existencias.
La tasa impositiva total sobre
ganancias del capital está “más cerca del 45% que del 15%” indicaba un
editorial del Wall Street Journal del
20 de septiembre.
De hecho, el impacto fiscal sobre
las ganancias de capital es más alto de lo que dice el Journal, porque éstas no están indexadas a la inflación,
produciendo impuestos que gravan ganancias ilusorias. Al vendedor de acciones se
le grava no solo sobre ganancias reales en poder adquisitivo, sino también
sobre ganancias fantasma, atribuibles a la inflación.
Sobre la carga fiscal general,
Obama está argumentando que los ricos deberían empezar a pagar su “justa parte”.
No menciona que los últimos datos de Hacienda, para 2008, muestran que el 1%
superior de los que ganan renta en EEUU pagan el 38% de todos los impuestos
federales de la renta, el 10% superior paga un 70% y la mitad superior de ellos
paga el 97% del total de los impuestos federales de la renta.
Tampoco reconoce esta Casa Blanca
que el recorte del tipo máximo del impuesto de la renta del Presidente Kennedy
produjo un aumento inmediato en los ingresos federales o como el recorte del
tipo máximo del impuesto de la renta del Presidente Reagan se vio seguido por
una caída en la tasa de desempleo en la década de 1980 del 9,7% al 5,3%.
La receta del Presidente Obama para
el cecimiento de los ingresos y el empleo se dirige exactamente en la dirección
contraria.
Ralph Reiland es profesor asociado de economía en la
Universidad Robert Morris en Pittsburgh.