La mentira del objetivo de inflación

Por Frank Shostak. (Publicado el 16 de mayo de 2007)

Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/2575.

 

Recientemente, algunos cargos de la Reserva Federal como Mishkin, Fisher, Lacker, Moskow y Poole han declarado su apoyo a la fijación de objetivos inflacionistas. No solo creen que esto estabilizará la tasa de inflación sino asimismo ayudará a estabilizar la actividad económica en torno a niveles sostenibles. En resumen, establecer objetivos podría eliminar la amenaza de ciclos de auge y declive.

Es solo la última de una larga serie de modas políticas en la Fed. Creen que tienen un trabajo por hacer y no lo tendrían en una economía real de libre mercado, así que no debería sorprender a nadie que vayan de error en error e incluso reciclen viejos errores cuando los más nuevos resultan fracasar también.

Aún así, la idea de un objetivo de inflación merece un examen más atento. Según la teoría, un debilitamiento en la demanda general de bienes y servicios rebaja la producción total. Asimismo, como consecuencia de una bajada en la demanda total de bienes y servicios, el tipo de inflación cae por debajo del objetivo establecido por la Fed. (Los funcionarios de la Fed consideran este objetivo como consistente con la estabilidad de precios).

Para mantener el objetivo de inflación, la Fed relaja su postura monetaria, es decir, rebaja el tipo de interés e inyecta dinero en la economía. Esto a su vez estimula la demanda de bienes y servicios. Por consiguiente, los productores acatan este aumento en la demanda y aumentan la producción de bienes y servicios: se produce un aumento en la producción total. Como resultado del aumento en la demanda total de bienes y servicios, la caída en la tasa de inflación también se invierte y retorna hacia el objetivo establecido por el banco central.

Fíjense en que la política de aceptar el objetivo de inflación no solo estabilizó la tasa de inflación, sino que asimismo aumentó la tasa de crecimiento en la producción total, lo que es coherente con la estabilidad del precio, o eso creen ellos.

Cuando la economía se recalienta y la tasa de inflación aumenta por encima del objetivo, la Fed interviene y “enfría” la economía con una postura monetaria más rígida. Esto rebaja la demanda de bienes y servicios y pone a la demanda total en línea con la producción potencial de la economía- Como resultado de esto, la tasa de inflación vuelve al objetivo en línea con la política establecida por la Fed.

De nuevo la política de mantener la tasa de inflación en línea con el objetivo de inflación lleva a la estabilidad de precios y a la tasa de crecimiento en la producción real, lo que es coherente con la estabilidad de precios.

Esta forma de pensar fue resumida claramente por un gobernador de la Reserva Federal, Frederic Mishkin, en su discurso del 10 de abril de 2007:

Para ver más en detalle cómo funcionaría este proceso, consideremos una sacudida negativa en la demanda agregada (como una caída en la confianza del consumidor) que haga que las familias recorten sus gastos. La caída en la demanda lleva a su vez a una caída en la producción real en relación con su potencial, es decir, el nivel de producción que la economía puede generar al máximo nivel sustentable de empleo. Como consecuencia, la inflación futura caerá por debajo de niveles coherentes con la estabilidad de precios y el banco central desarrollaría una política expansionista para impedir que baje la inflación. La política expansionista generará así un aumento en la demanda que aumente la producción de vuelta a la producción potencial para así devolver la inflación a un nivel coherente con la estabilidad de precios. Por ejemplo, durante la última recesión, la Reserva Federal redujo su objetivo de tipos de los fondos federales a un total de 5,5 puntos porcentuales y este estímulo no solo contribuyó a la recuperación económica sino que asimismo ayudó a evitar una indeseable mayor caída de la inflación. En otros casos, hace falta un endurecimiento de la postura en la política monetaria para impedir un “recalentamiento” de la actividad económica, evitando así un ciclo de auge-declive en el nivel de empleo, así como un rebrote indeseable de la inflación.[1]

Examinemos la lógica de esta explicación. ¿Puede la Fed aumentar la producción total estimulando la demanda de bienes y servicios a través de rebajas en los tipos de interés e inyecciones de dinero?

En esta forma de pensar, la demanda parece ser el factor limitativo. ¿Es cierto? De hecho, nunca hay un problema de demanda de bienes. El problema es cómo pagar los distintos bienes y servicios que los individuos desean tener. Por ejemplo, un individuo puede demandar un Mercedes 600 y sus medios, sin embargo, no permitirle tener nada más que una bicicleta. Entonces, ¿cómo puede una política monetaria laxa aumentar la capacidad de la gente de comprar bienes y servicios?

Capital y dinero: ¿cuál es la diferencia?

Tomemos por ejemplo un panadero, John, que ha producido diez barras de pan. Consume dos barras y el resto lo utiliza para intercambiarlas por otros bienes de consumo como verduras y frutas. Fijémonos en que John financia la compra de frutas y verduras por medio de ocho barras de pan que ha producido y ahorrado. Igualmente las frutas y verduras ahorradas permiten a los granjeros de estos productos financiar sus compras de pan.

Los medios de financiación, o el total de los fondos en nuestro ejemplo, están compuestos por pan, fruta y verdura, es decir, bienes de consumo ahorrados que promueven y mejoran la vida y el bienestar de la gente. (Fijémonos en que la contribución del panadero al total es de ocho barras de pan, es decir, diez barras producidas menos las dos barras que consume el panadero).

Lo que permite la expansión del total de los fondos es un aumento en la cantidad y la mejora en la calidad de diversas herramientas y máquinas. Con una mejor calidad y una mayor cantidad de herramientas y maquinaria puede producirse una mayor cantidad y variedad de bienes finales de consumo: se produce un aumento en el nivel de vida de la gente.

La porción del total de fondos que los individuos están asignando a la fabricación de herramientas y maquinaria es el factor motriz principal para la expansión de la riqueza. Si los individuos decidieran asignar todo su ahorro real hacia la producción de bienes finales de consumo, entonces no tendríamos un aumento en la existencia de herramientas y maquinaria. Por consiguiente, no sería posible aumentar el ahorro real.

Por ejemplo, en lugar de intercambiar sus ochos barras de pan por verduras y frutas, el panadero puede decidir mejorar su horno contratando los servicios de un técnico. En otras palabras, en lugar de asegurarse otros bienes de consumo, el panadero invierte su pan en la mejora del horno, con lo que espera aumentar la producción diaria de pan.

 Aquí el técnico se ve financiado por las ocho barras de pan. Sus servicios le permiten conseguir el bien final de consumo: el pan, que sostiene la vida y el bienestar del técnico.

Con un horno mejorado, John puede producir ahora veinte barras de pan. Esto, suponiendo que siga consumiendo solo dos barras, le permite ahorrar dieciocho barras, que pueden usarse para adquirir una gran variedad de otros bienes de consumo. También le permitirá a John hacer otra inversión y aumentar más su nivel de vida.

(Por cierto, cuando el panadero paga con sus barras de pan los bienes finales de consumo, de hecho financia la producción de bienes finales de consumo. Así que el pan que los granjeros de la fruta y la verdura consiguen del panadero les mantienen junto con otros bienes finales de consumo mientras continúan con su producción de frutas y verduras).

La introducción del dinero no altera la esencia de lo que se ha dicho hasta ahora: que lo que financia la demanda de bienes y servicios son los bienes y servicios de consumo final. Los individuos pagan por los distintos bienes y servicios por medio de bienes y servicios de consumo final.

Cuando un panadero intercambia sus ocho barras de pan por ocho dólares y luego intercambia los ocho dólares por fruta y verdura, no es que pague con dinero la fruta y verdura. El panadero paga la fruta y verdura con el pan que ahorró. El dinero se usa aquí solo para facilitar la transacción: para hacer posible el pago de la fruta y verdura por medio del pan.

¿Puede la expansión en la oferta monetaria dar lugar a una mayor producción de bienes de consumo final? Si hace algo la expansión monetaria y la rebaja en los tipos de interés es empeorar mucho las cosas. Por ejemplo, al desviar los bienes de consumo final para sí mismos por medio de nuevo dinero y no ofrecer nada útil a cambio, los tenedores del nuevo dinero tendrán menos pan, fruta y verdura para el panadero y otros productores, restringiendo así su capacidad de generar riqueza.

En resumen la expansión de la oferta monetaria produce un intercambio de nada por algo, y esto lleva a un empobrecimiento económico. Entonces, si una política monetaria laxa no puede generar crecimiento económico, ¿cómo puede reconciliarse el comentario del gobernador Mishkin de que la rebaja del objetivo del tipo de los fondos federales del 6,5% en enero de 2001 al 1% en junio de 2003 consiguiera aumentar el crecimiento económico?

(Recordemos que el crecimiento económico al que se refiere Mishkin es en términos de PIB, que es solo una medición monetaria. Esto significa que cuanto más dinero se inyecte, mayor va a ser el PIB y por tanto mayor el llamado crecimiento económico).

La tasa anual de crecimiento del PIB real pasó del 0,2% en el cuarto trimestre de 2001 al 4,5% en el segundo trimestre de 2004.

 

Incluso si aceptáramos que un aumento en el PIB pueda ser indicativo de un crecimiento económico real, ¿qué tiene que ver con la política de la Fed? Como hemos visto, lo que permite un crecimiento económico real es un creciente total de ahorro real. La riqueza no puede crearse por medio de una política monetaria laxa. Si se pudiera, se habría eliminado la pobreza mundial hace mucho tiempo. (Si uno quiere un buen ejemplo de por qué una política monetaria laxa crea pobreza, que eche una ojeada a la economía de Zimbabue).

Lo que puede producir una política monetaria laxa durante una recesión o ralentización económica es un estímulo artificial, que apoya varias actividades consumidoras de riqueza. Estas actividades diluyen a su vez el total de la financiación, debilitando así las perspectivas de un crecimiento económico real.

Mientras el total de la financiación se expande, la expansión monetaria puede generar una ilusión de que el banco central puede hacer crecer la economía. Pero una vez que el total de la financiación se estanca o empieza a disminuir, esa ilusión se hace pedazos.

Un ejemplo clásico a este respecto es el de Estados Unidos durante la década de 1930 y Japón durante la de 1990 hasta principios de la del 2000. (Basándonos en las anteriores políticas monetarias laxas, creemos que el total de la financiación generado localmente en EEUU probablemente se esté estancando o incluso disminuyendo. De ahí que sin el apoyo de economías como China y el resto del mundo, Estados Unidos habría estado en una difícil situación económica desde hace tiempo).

Recordemos que en su discurso el gobernador Mishkin también sugería que si la economía se recalienta y esto a su vez hace que la tasa de inflación aumente por encima del objetivo, entonces la Fed debe endurecer su postura.

En una economía de libre mercado, en la que nadie imprime dinero y los individuos producen antes de dedicarse al consumo, no puede producirse ningún recalentamiento. El recalentamiento requiere que algunos individuos intercambien nada por dinero y luego intercambien dinero por bienes y servicios. Por lo general esto ocurre cuando se expande la oferta monetaria. Una vez que aparece una demanda que no está soportada por producción, se produce un recalentamiento en forma de un aumento general de los precios.

En relación con la expansión monetaria, aparecen diversas actividades a lomos de dicha expansión monetaria. Ahora bien, si la Fed endurece su postura para prevenir el recalentamiento, va a echar abajo estas actividades. Advirtamos que lo que hay en la base del declive es la política laxa previa de la propia Fed implantada para impedir que la tasa de aumento en el nivel de precios caiga por debajo del objetivo.

Resumen y conclusión

Así que recapitulando, la política monetaria laxa que aumente la tasa de inflación hacia el objetivo establecido por la Fed da lugar a distintas formas artificiales de vida: aparece un auge económico. Con el paso del tiempo, esto genera el llamado recalentamiento.

Una vez que la Fed endurece su postura para “enfriar” la economía para poner la tasa de inflación en línea con el objetivo se empieza a socavar distintas formas artificiales de vida: se pone en marcha un declive económico.

Así que podemos concluir que, contrariamente a Mishkin y otros cargos de la Fed, establecer y seguir un objetivo de inflación no solo desestabilizaría la economía y haría mucho peores las cosas.

 

 

Frank Shostak en investigador adjunto en el Instituto Mises y colaborador habitual en Mises.org. Su empresa de consultoría, Applied Austrian School Economics, ofrece evaluaciones e informes en profundidad sobre mercados financieros y economías globales.



[1] Monetary policy and the Dual Mandate. Comentarios del Gobernador Frederic S. Mishkin en el Bridgewater College, Bridgewater, Virginia, 10 de abril de 2007.

Published Fri, Dec 30 2011 3:17 PM by euribe