Por Philipp Bagus. (Publicado el 11 de febrero de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra
aquí: http://mises.org/daily/4091.
El euro ha venido cayendo frente al dólar de EEUU durante
semanas. Han aparecido en los mercados financieros dudas acerca de las finanzas
públicas de los países de la Eurozona
Portugal, Irlanda, Grecia y España, los llamados PIGS.
Grecia está sufriendo la crisis más severa, con su bono a diez años con un
interés que se acerca al 7%. El gobierno griego estima su déficit
presupuestario en un 12,7% del PIB en 2009. La deuda pública bruta suma el 113%
de su PIB. Si el tipo de interés que tiene que pagar Grecia por su deuda sigue
subiendo, el país tendrá que dejar de pagar sus obligaciones.
En un intento por recuperar la confianza en el futuro del
país, el gobierno griego ha anunciado una congelación de los salarios públicos,
una reducción del número de funcionarios y un aumento de los impuestos sobre la
gasolina, el tabaco, el alcohol y las grandes propiedades inmobiliarias. Esto
debería ayudar a reducir el déficit al 8% en 2010. Sin embargo, los mercados no
confían en esta solución.
Mientras que el aumento de los impuestos causaría nuevos
problemas para los griegos, otros problemas siguen sin abordarse: el enorme
sector público no se ha reducido sustancialmente. Los niveles salariales siguen
siendo pocos competitivos como consecuencia de los poderosos sindicatos.
Además, no está claro que el gobierno pueda sostener esos
pequeños recortes en el gasto, pues habrá una huelga general en febrero. En
diciembre de 2008, Grecia sufrió disturbios contra reformas políticas
comparativamente menores. Como la mayoría de la población parece estar en
contra de recortes en el gasto, el gobierno puede no ser capaz de evitar la
bancarrota del país.
Durante años, el gobierno griego se ha mostrado un
comportamiento en el gasto bastante pródigo. Esto se exacerbó cuando Grecia
empezó a pagar intereses más bajos en los bonos del gobierno al haber entrado
en la Unión Económica y Monetaria Europea.
Los tipos de interés de Grecia estaban subvencionados debido
a una garantía implícita de los miembros fuertes de la Eurozona, de quienes se
esperaba que apoyaran a los miembros más débiles en situaciones con problemas.
Durante los primeros años del euro, los tipos de interés de los bonos griegos
se vieron así reducidos: se acercaban a los de los bonos alemanes. Grecia
gastaba desaforadamente pero pagaba intereses como si fuera un país mucho más
conservador. Entre tanto, la economía y los votantes griegos se adaptaron al
gasto gubernamental subvencionado por los bajos tipos de interés.
Cuando estalló la crisis financiera global, aumentaron los
déficits tanto en los países fuertes como en los débiles de la Eurozona. Los
países más fuertes tenían sus propios problemas y la gente empezó a dudar si
apoyarían a los más débiles en caso de emergencia. Además, la diferencia entre
el tipo de interés que Grecia tenía que pagar en sus bonos y el que tenía que
pagar Alemania aumentó.
Hoy la cuestión es si Grecia sería rescatada por el resto de
los países. Los funcionarios de los países más débiles tienden a destacar la
solidaridad de la unión, mientras que los países más fuertes dejan claro que no
habría rescate.
Aún así, el debate es erróneo: Grecia ya está siendo
rescatada por el resto de la unión. El Banco Central Europeo (BCE) acepta los
bonos del gobierno griego como colateral de sus operaciones de préstamo.
Los bancos europeos pueden comprar bonos del gobierno griego (pagando ahora una
prima en comparación con los bonos alemanes de más del 3%) y usan esos bonos
para obtener un préstamo del BCE al 1% de interés, un negocio muy rentable.
Los bancos aceptan los bonos griegos porque saben que el BCE
los aceptará como colateral para nuevos préstamos. Como el interés a pagar al
BCE es menor de recibido de Grecia, hay demanda de esos bonos griegos. Sin la
aceptación de bonos griegos por el BCE como colateral para sus préstamos,
Grecia tendría que pagar tipos de interés mucho más altos que ahora. Por tanto,
Grecia ya está siendo rescatada.
Los otros países de la Eurozona pagan la factura.
Efectivamente el BCE crea nuevos euros aceptando los bonos del gobierno griego
como colateral. Las deudas griegas se monetizan y el gobierno griego gasta el
dinero que recibe por los bonos para asegurarse el apoyo de su población.
Los precios empiezan a aumentar en Grecia y el dinero huye a
otros países, aumentando los precios en toda la Eurozona. En el exterior, la
gente ve que sus gastos en la compra aumentan más rápido que sus ingresos. Esto
significa una redistribución que favorece a Grecia. El gobierno griego está
siendo rescatado mediante una transferencia constante de poder adquisitivo del
resto de Europa.
El futuro del euro es oscuro porque hay grandes incentivos
para un comportamiento fiscal imprudente, no sólo en Grecia, sino también en
otros países. Algunos están en situación similar a Grecia. En España, el
desempleo oficialmente se acerca al 20% y el déficit público es del 11,4% del
PIB. Portugal anunció un plan de privatización de activos nacionales y su
déficit está en el 9,3% del PIB. La burbuja inmobiliaria de Irlanda explotó con
un déficit del 11,5% del PIB.
Los incentivos para un comportamiento irresponsable de estos
y otros países están claros. ¿Por qué pagar tus gastos aumentando los
impopulares impuestos? ¿Por qué no emitir bonos que se comprarán creando nuevo
dinero, aunque al final aumenten los precios en toda la Eurozona? ¿Por qué no
externalizar los costes de los gastos gubernamentales que son tan vitales para
asegurarse el poder político?
En nuestro sistema monetario, los derechos de propiedad en
el dinero no están adecuadamente definidos o defendidos, dando lugar a la
expansión inflacionista del crédito. Nuestro sistema bancario fiduciario de
reserva fraccionaria produce una tragedia
de los comunes, que lleva a una sobreexplotación de los recursos.
Un ejemplo típico de una tragedia de los comunes es la pesca
excesiva en el océano. Como los bancos de peces no son propiedad de nadie los
costes de pescar se externalizan en todos los demás pescadores. Si no pesco
tantos peces tan rápido como pueda, mi competidor los pescará.
De forma similar, los derechos de propiedad en los depósitos
bancarios no están claramente definidos. Los bancos tienen el incentivo para
expandir el crédito y externalizar los costes en la sociedad.
Para los estados miembros de la Eurozona, los costes de un
comportamiento fiscal imprudente pueden también, hasta cierto punto, ser
externalizados. Cualquier gobierno cuyos bonos se acepten como colateral por el
BCE pueden utilizar esta imprenta para financiar sus gastos.
Los costes de esta estrategia se externalizan parcialmente a otros países
cuando el dinero recién creado eleva los precios en toda la unión monetaria.
Cada gobierno tiene un incentivo para acumular déficits
mayores que los del resto de la Eurozona, porque sus costes pueden
externalizarse. En consecuencia, en el Eurosistema hay una
tendencia interna hacia continuas pérdidas en el poder adquisitivo. Esta
sobreexplotación puede acabar ocasionando el colapso del euro.
Cualquier tragedia de los comunes puede resolverse
privatizando el recurso concreto. Pero en lugar de privatizar, los gobiernos
generalmente prefieren regular.
Así se impuso una regulación para la Unión Monetaria Europea.
Se llama el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y obliga a que el déficit
presupuestario anual de cada país esté por debajo del 3% y su deuda pública
bruta no sea mayor que el 60% de su PIB. Se definieron sanciones para hacer
cumplir estas reglas.
Aún así esas sanciones nunca se han hecho efectivas y el
pacto generalmente se ignora. Para 2010, se espera que todos los estados
miembros menos uno tengan un déficit presupuestario mayor del 3%; el nivel de
deuda general europeo es del 88%. Alemania, el principal país en obligar a estos
requerimientos estuvo entre los primeros en rechazar cumplirlos.
¿Cuál es el futuro del euro? Como hemos visto, los
incentivos inherentes a la Eurozona animan a la destrucción de la divisa porque
los costes de los déficits están externalizados. Por tanto hay tres
posibilidades principales.
- Finalmente
se hace cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Por desgracia, la
fuerte resistencia política hace que de posibilidad algo muy improbable.
- Los
estados miembros más conservadores rechazan continuar rescatando a los más
pródigos. Los estados económicamente más fuertes fuerzan a los más débiles
a entrar en bancarrota y abandonar la unión monetaria.
- Los
países continúan aumentando sus déficits, intentando externalizar los
costes. Ceden ante los incentivos y participan en una carrera del gasto
que lleva a una hiperinflación y el euro se acerca cada vez más al
colapso.
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Philipp Bagus es profesor asociado en la Universidad Rey
Juan Carlos en Madrid y profesor visitante en la Universidad de Praga..